sábado, 20 de abril de 2024

Algo que me sorprendió de Zona de interés de Jonathan Glazer, fue su audaz propuesta visual. Todo el horror estaba sugerido en las imágenes, el ambiente y el sonido. Los planos graficaban un panorama de contrastes, sin necesidad de acotaciones. Los diálogos eran los precisos entre los personajes que integraban la familia del comandante Hoss y su rutinaria labor en los campos de concentración. Citan "la banalidad del mal" de Hannah Arendt, para referirse al planteamiento cinematográfico de Glazer en la película, aunque Zona de interés desenvuelve su trama sin llegar a ser una historia esquemática. Evita el efectismo y, en cambio, apuesta por la sugestión y la compenetración del espectador en el escenario psicológico, desplegado, por ejemplo, en algunas escenas alusivas a los sueños en blanco y negro o bien al desfase en el tiempo histórico de la película con el tiempo reciente. Un ejercicio crítico de pura cinematografía, sin caer en el sermón relamido ni en la mera acción carente de fundamento.

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