domingo, 10 de marzo de 2024

Me van a disculpar, pero, continuando con el tópico del momento: Tras su muerte, fue convocado un homenaje a Akira Toriyama en la Plaza Baquedano. Durante el transcurso de la tarde, se podía apreciar a una multitud de fanáticos de Dragon Ball alzando los brazos con las manos bien abiertas. En el lugar que pertenecía al General Baquedano, un sujeto levantó un cuadro gigante de Gokú haciendo una Genkidama. Debajo del pilar, otro hombre, vestido de Vegeta, flameaba de manera enérgica la bandera chilena. No se veían banderas negras. Dato no menor. Entre los asistentes, uno propuso, de forma inaudita, que la Plaza fuera renombrada "Plaza Toriyama". El vacío que dejó el centro neurálgico de las movilizaciones ahora se había repletado de un ki abrumador, una performance en sintonía con el tenor de los tiempos, unos tiempos saturados de caos e historia, desencantados por su propia fuerza centrífuga, necesitados de liderazgos fuertes. ¿Será que un personaje de ficción hiper popular y transversal se volvió, finalmente, un símbolo de la unión? ¿Será que ese personaje ficcional consiguió lo que no consiguió ni la izquierda ni la derecha unidas: una improvisada pero tentativa unidad nacional?

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