lunes, 29 de noviembre de 2021

Tanto optimismo electoral inspira ternura. Hasta uno vuelve a confiar en la buena fe de las personas, y no en su doble estándar. También enternece tanta preocupación por los programas. En política siempre han importado más los planes que los programas. 

Hay toda una mitología que están levantando alrededor del caudillo amarillo con deseos de poder, que solo ofrece motivos para la abstención o el no voto. Al parecer, entre sus hinchas, se ha perdido el sano escepticismo y sentido realista en gente que yo hasta creía con espíritu crítico. Se puede pecar de aguafiestas, pero, a ratos, la borrachera es demasiada, y la situación amerita, porque la caña siempre es terrible.

No hay comentarios.: