sábado, 21 de agosto de 2021

Hay un alumno que siempre ingresa a la clase de Diferenciado y se sienta delante mío. No pertenece a ese ramo, pero de todas formas entra. Durante todas las clases, permanece en un completo y hermético silencio, serio, abstraído. No había querido decirle algo, porque no molestaba para nada, pero hoy me decidí a preguntarle por la razón de su presencia. "¿Usted no es de esta clase?". El alumno respondió con un escueto no. "¿Y entonces, estimado?", le volví a preguntar, procurando que no se sintiese excluido, aunque extrañado por la situación. "Lo que pasa es que prefiero guardarme acá en la sala, porque no me gusta salir", dijo el cabro, sin otro motivo que una simple incomodidad por permanecer afuera. "Supongo que no le molesta que esté modo fantasma", volvió a decir el cabro. "No, para nada. Hacen falta invitados fantasmas", le dije de vuelta. El cabro sonrió un poco. Su sonrisa apenas se esbozó, escondida entre las pálidas facciones cubiertas por la capucha. Tan pronto tocaron el timbre, salió sin decir nada.

No hay comentarios.: