miércoles, 11 de agosto de 2021

En la estación de metro había un cartelito con la leyenda “Bibliometro”. Ahí se mostraba un catálogo de lecturas disponibles en línea, escaneables con un código QR. Analicé el código de Hamlet. Me pareció curioso abrir el Hamlet digital mientras esperaba el próximo metro tren, de modo que al pasar por el túnel diera con algún pasaje solemne y fatalista, perfecto para cerrar otra jornada laboral igual que la anterior. Al intentar bajar el archivo del libro, sin embargo, se desconectó, producto de la débil señal bajo tierra. Entonces, subí al metro tren sin poder leer el Hamlet. Llegando a la estación, se reestableció la señal y se logró descargar el archivo. Lo abrí, pero esta vez la página de Bibliometro me llevó a un enlace vacío, completamente negro, emulando un abismo de la red. Algo en la configuración de la descarga o en el almacenamiento de la página no había permitido que leyera el Hamlet digital. Tal vez, como en una parte de la obra, donde hablaban los cómicos, sólo en el hombre la voluntad es libre; mas no la ejecución, y así el suceso nuestros designios todos desvanece.

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