Ser absolutamente independiente de la política implica ser absolutamente "idiota", pero ojo, idiota en su sentido clásico (aquel que no participa de las cosas públicas, de las cosas concernientes a lo público, por ende, lo político). Yo, por ejemplo, soy un idiota. A lo mucho, voto. El resto, simpatizo, opino, pero no me interesa ser parte, formar parte.
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