miércoles, 24 de abril de 2019

En Tvn declaran que, "tal como en un capítulo de Cincuenta sombras de Grey" Johanna Hernández habría firmado un Contrato de sumisión con Francisco Silva, en el que se le indicaba qué hacer, adónde ir, qué decir, qué leer, incluso qué comer. Francisco negó tajantemente la existencia de tal contrato de sumisión. Todo esto, en el marco del juicio por el asesinato del profesor Nibaldo. Las declaraciones que hacen ambos son, a todas luces, contradictorias. El matinal insiste en el carácter de puzzle de la investigación, como si no bastara con el simbolismo de las piezas dispersas (lo mismo decían, por ejemplo, sobre el caso Hans Pozo). La pregunta que aún permanece en primera plana es ¿quién dice la verdad? La pregunta que me hago yo, en cambio, es ¿importa la verdad realmente? ¿importa la verdad para los presentes, o prevalecerá siempre el poder de la interpretación de los hechos, auspiciada por los abogados del diablo? ¿La verdad será siempre, acaso, ese campo de batalla en que prevalece una versión de la cruda realidad, o aquella zona cero, ese sector limítrofe en donde los involucrados se niegan mutuamente, sin fin, enarbolando proyecciones ilusorias a su conveniencia? La justicia, en este caso ¿acabará siendo únicamente aquel "principio tranquilizador" sobre el cual descansará el supuesto equilibrio, ya no digamos de la verdad, sino que de las interpretaciones parciales sobre el hecho de sangre? ¿quién dice la verdad? ¿importa quién dice la verdad?

No hay comentarios.: