sábado, 30 de junio de 2018

"Profe, mire pos, se están comiendo ahí ¿y no les va a decir nada?", se cuestionaba la chica revoltosa, refiriéndose a una pareja de cabros que estaban a la entrada de la sala de computación, abrazados, muy cerca de la pared. El chico de espalda solo miró hacia atrás, de reojo y siguió con lo suyo. La chica contra la pared, en cambio, asustada, se separó al toque y, justificándose, dijo: "No es lo que parece".

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