martes, 3 de abril de 2018

Hay instantes en que uno se impulsa a querer lo que hace, pero solo instantes, dentro de una cadena general de tedio y de rutina. Quizá solo el efecto de la endorfina después de la ducha y el almuerzo. Instantes como estos, en que el depa permanece vacío, la pieza se inunda de frío, de humedad, echo un montón de pruebas y trabajos sobre la mesa del living, y lo único que se escucha es el sonido del agua hirviéndose en el hervidor eléctrico.

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