Una película de madrugada en la que el protagonista se cuestiona sobre la voz en off femenina que relata su historia. Le señala, de antemano, que se va a morir. Al consultar con un especialista, lo toman por loco, pero aclara que esa voz no es indicio de esquizofrenia. La voz no le habla. No le interpela. Se limita a cumplir una función de narrador indirecto de la cual él es objeto. Lo consulta luego con un teórico (Dustin Hoffman). Este le pregunta una serie de cosas respecto a aquella impersonal voz femenina. Concluye que solo puede simbolizar la ruta de un destino que acabe en tragedia o en comedia, como en Pascal, señalando que o sucede algo inevitable (la muerte) o todo continúa tal cual a pesar de su condición efímera. Esa voz que cuenta a veces nuestra historia, ese pedazo de rollo que nos pasamos pa callao, sin que nadie nos pesque, a solas y a espaldas del resto, puede llegar a ser nuestro propio cine secreto, nuestro apócrifo material confesonario o, en su defecto, psiquiátrico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario