miércoles, 16 de agosto de 2017

En uno de sus tantos recuerdos en Nueva York, Poli Délano contaba que, en medio de combos y matones, conoció a una chica que lo volvió loco. Era nada menos que la sobrina de Lauren Bacall. Agregaba que gracias a ese primer amor por poco conoce a Humphrey Bogart. Un duro elegante. De no haber sido por los imprevistos de la vida, -repetía- habría entrado a Hollywood por la puerta ancha. Conoció, en cambio, a Bukowski, un duro sucio. Se dice que después de concederle una entrevista en Los Ángeles y emborracharse, experimentó la senda del perdedor, ese camino ya descrito a su manera por Claudio Giaconi en La difícil juventud. La desilusión le había permitido codearse con los más duros, y adoptar su mirada descarnada. Nada de intelectualismos; él solo quería contar historias.

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