domingo, 2 de abril de 2017

Hell or high water

En Hell or high water veo algo muy similar a lo que vi en No country for old men. Una relectura del western moderno. Una visión crítica y ácida sobre el sistema norteamericano. La pobreza concebida como enfermedad, que se transmite de generación en generación, que empuja al hombre a obrar contra todo pronóstico, incluso transgrediendo la ley para defender la ley de los suyos. Los protagonistas se ven conminados a robar para pagar la hipoteca del rancho familiar. Se hace presente de inmediato Bertol Brecht con su oportuna frase: "¿Qué es robar un banco comparado con fundarlo?". Considerando que el banco para la película sea la sucursal del mal que aqueja a nuestros anti héroes. En ese dilema que enfrenta a los protagonistas, subvertir el orden con tal de velar por lo propio, percibo también el dilema de Heisenberg con Pinkman en Breaking Bad. Seguir el único camino para salvar lo que se ama, pero volverse malo en el trayecto, aun consciente de que en el proceso se corre el riesgo de perderlo todo. Por otra parte, en el retrato descarnado de la sociedad, leo además algo de Las uvas de la ira, aquel clásico retrato sobre el infierno de la migración campo-ciudad, sobre el infierno de las expectativas en una país que provoca brechas cada vez más infranqueables, profundas. Quizá nada haya cambiado realmente desde La gran depresión al Siglo XXI. El sistema sigue imperturbable, administrando la miseria, y lo único que alcanza a definir a los hombres, cuando ya no tienen nada que perder, es su elección a la hora de decidir matar o morir, vivir o caer en el intento. La película de Mackenzie, entonces, nos interpela, con sus acciones temerarias, con sus razones e intenciones tan áridas como el páramo que separa a los personajes de la civilización. Nos plantea directamente un desafío: hasta donde estaríamos dispuestos a llegar con tal de no perder nuestro mundo. Dispara con total puntería contra nuestro acomodaticio sentido de control y seguridad. Nos vuelve la cara a la verdad. A la total asimetría del poder. A la intemperie personal y colectiva. Brinda por todos los expulsados del paraíso del bienestar. Brinda por todos nosotros, contra viento y marea.

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