miércoles, 2 de noviembre de 2016

Últimos días con los del segundo ciclo. ¿Qué harán una vez que salgan del instituto? La típica pregunta de despedida. La respuesta de un cabro me sorprende: "Lo verdaderamente importante". A otra chica una compañera le pregunta qué es lo que quiere después de salir de clases: "No regresar nunca". Lejos de moralizar la importancia de ellas, los felicité. Felicité su cruda honestidad. Porque, fuera de broma, han entendido que la escuela y su seguidilla de reglas y convenciones no son sino una efímera etapa, algunas veces indeseable, otras veces memorable. Qué bueno que no quieran volver. Yo también en su momento no quise, pero aquí me tienen, haciendo el papel de cabecilla. Qué bueno que piensen así, les hice saber. Afuera del aula está la realidad. La escuela que no admite graduados. Solo un necio puede volverle la cara.

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