jueves, 24 de noviembre de 2016

Leí algo sobre el Chico Molina, a raíz de un comentario sobre una cita de Steinbeck. Dicen que una vez llegó a un bar llamado la Unión Chica, anunciando a sus contertulios el término de su gran obra literaria llamada "El Lobo Estepario". Luego les leyó la obra página por página dejando a todos estupefactos por semejante genialidad. Más tarde, se pudo comprobar (al parecer Luis Oyarzún lo hizo) que la obra leída por Molina en esa ocasión era en realidad la novela homónima de Herman Hesse, que Molina se había dado el trabajo de traducir antes de que el libro se editase en Chile. Se dice que esa vez, lejos de avergonzarse, Molina se enorgulleció, puesto que para él daba lo mismo si se adjudicaba la novela con su nombre, porque sentía que le pertenecía a él y a sus amigos. En definitiva, a cualquiera que la leyese con sentido y entusiasmo. No escribió El lobo estepario, pero actuó como tal. No fue un editor de Hesse, pero fue uno de los primeros que lo leyó. Solo alguien como Molina, rara avis de las letras chilenas, pudo dar fe de eso.

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