jueves, 24 de marzo de 2016

La firma

Veo al tipear la planificación del semestre (trámite tramitoso) para mañana, que en mi mano izquierda, a un costado del dedo meñique, tengo un "hola" escrito con lápiz pasta negro. Lo veo y recuerdo súbitamente que en la mañana una alumna me rayó ahí mientras yo apoyaba la mano en el puesto tratando de explicarle a su grupo la actividad de la clase. Había estado tan ocupado que no tuve tiempo de lavarme las manos y borrarlo. Ese hola textual como símbolo de algo más: la invencible distracción, la fe ciega en el trabajo o la soledad. Hago memoria de lo que hice en el día y ese hola fue lo único que perduró. Lo único que pude concluir del día. Permanece ahí, escrito como una firma, tatuado en la piel, recordándome a cada tanto que debo revisar la tarea de su autora, y al mismo tiempo, que no puedo despreciar su saludo imaginario.

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