martes, 24 de febrero de 2015


El nublado de Valparaíso, evocando la oscuridad y el romanticismo que ha perdido, la del estilo británico de los bancos, la de la vida portuaria, la de las logias e incluso la del mito decimonónico. El otro Valparaíso flaite y neo hippie, sería una aberración concertacionista, el pastiche de una identidad festiva, latina, que no junta ni pega. Sería el Valparaíso a la usanza, el de la transición que no llegó. Valparaíso no es Río. No es barroco. No es carnavalesco. Mucho antes fue una ciudad de inmigrantes, llena de misterios. El Valparaíso de la Cueva del Chivato, el Valparaíso del cuento de Lovecraft... Según un amigo, ese es el estilo, ese es el "gris" que podría recuperar.

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