martes, 12 de julio de 2022

¿Apruebo o Rechazo? ¿Doctor Jekyll o Señor Hyde?

Hay una bizarra imagen de América rebelde, un medio alternativo con una postura anticapitalista y antiimperialista, que compara el Apruebo o Rechazo con el personaje de Robert Louis Stevenson: El Dr Jekyll y Mr Hyde. ¿Por qué, dirán ustedes? Porque, para América rebelde, elegir entre Apruebo o Rechazo es elegir entre Jekyll o Hyde, o sea, en definitiva, uno y lo mismo. Para ellos, pensar que son dos personas independientes y diferentes es una ilusión. En definitiva, tanto el Apruebo como el Rechazo serían dos caras de la misma bestia, lo que redunda en considerar a la Nueva Constitución como un Caballo de Troya, otro continuismo del modelo, solo que con una faz más progresista. Ahora ¿qué hay de cierto en esta analogía? Depende. Si tomamos la postura anarco comunista de América rebelde, ellos claramente están más a la izquierda del PC y toda la camadilla del actual gobierno, por lo que apuntan directamente al quid del asunto: la estructura política del Estado, cooptado por la corporatocracia y la plutocracia aún vigente.

A partir de ese diagnóstico, perfectamente se pueden derivar tres posibilidades distintas: el Apruebo sin ilusión, el Rechazo o la abstención. La primera es la más intuitiva, porque viene de sectores que, si bien cuestionan la actual administración, prefieren la propuesta de la Constituyente a la vigente Constitución del 2005, la cual replica el modelo neoliberal que tanto odian. Sin embargo, dicha preferencia la hacen sin ninguna expectativa y con miras a movilizar una verdadera Asamblea Constituyente que sí tenga por objetivo "refundar Chile".

La segunda opción resulta un poco menos numerosa, pero viene empujada por un descontento generalizado hacia toda la clase política, y aquí se remarca especialmente la palabra “toda”, comprendiendo en este grupo también a los propios constituyentes, y su reputación cada vez más dañada, debido, en gran parte, a sus propios maximalismos ideológicos y su carencia de autocrítica a lo largo del proceso.

La última y tercera opción quizá sea la menos esperable, considerando que, para el plebiscito de salida, el voto será obligatorio, aunque, tomando en cuenta la histórica abstención del padrón electoral, sobre todo, la ocurrida en el plebiscito de entrada, puede que esa “mayoría silenciosa” vuelva a dar un golpe de cátedra con su fantasmal ausencia, pero, claro está, una ausencia sin forma, sin definición suficiente.

¿Qué cabe hacer, entonces, ante ese escenario? Si solo enfrentamos a un Dr Jekyll y Mr Hyde ¿Cuál de las dos caras es la oscura y cuál es la menos fea o la menos mala? ¿Por cuál de las dos caras decidirse? Fácil. Todo dependerá de la óptica y el cedazo simbólico de quien observe directamente el rostro dividido del personaje que hoy se pretende disputar el marco jurídico de la nación. Claramente, un reflejo de quien lo observa, ante la expectativa de sus propias máscaras y monstruos escondidos.

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