sábado, 4 de octubre de 2025

Un director evangélico de un colegio en el que trabajé, se enteró de mi participación en el Congreso de Metal y Horror y dijo que tuviera "cuidado". No contento con eso, mencionó, por interno, algo sobre cantos y serpientes. Si la discusión religiosa se va a reducir a una cuestión moralina de gustos musicales y no a un debate de orden teológico espiritual, entonces no hay punto de conversación. Sencillamente, puse "me divierte". El mal del fanatismo ciego. El mismo mal que, en otro punto, impulsó a un ex compañero a cuestionar mis lecturas más liberales, acusando "vuelta de chaqueta". Como diría Jung, cada quien proyecta su sombra en el otro, y se niega a trabajar en sí mismo aquello que teme. Pura y dura ignorancia, como yo lo veo. Incapacidad de pensar más allá de su marco de creencias. Falta de esfuerzo intelectual por desafiar las propias ideas preconcebidas.

1 comentario:

Martín López dijo...

Tal que así, pereza y cobardía que decía el maestro Kant.