domingo, 8 de agosto de 2021

Cuando subía el cerro cargado de bolsas, una señora en la otra vereda me vio y me preguntó: -¿son regalos?-. Yo le respondí, fuerte y claro: -No, es ropa de cama-. La señora luego dijo: -ah, yo pensé que eran regalos para los niños-, a lo cual comenté: -Aún no es navidad-, buscándole la salida chistosa. La señora rio un poco y siguió su camino. Yo continúe el mío, cerro arriba, cual pascuero apócrifo a su habitación cerrada.

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