lunes, 11 de octubre de 2021

Dos películas de El Túnel

Existen un par de adaptaciones cinematográficas de la novela El Túnel de Sábato, (una de mis favoritas, dicho sea de paso). La primera es de León Klimovsky, realizada en 1952, a pocos años de publicada la novela y con un guion coescrito por el propio Sábato. Esta adaptación tuvo la particularidad de incluir escenas jamás escritas ni sugeridas por la obra original, dotando a la película de un carácter de libre lectura. Las escenas que más llamaron mi atención fueron, sin duda, los pasajes oníricos en que Castel sueña con María en el túnel evocado por la novela. Este solo detalle podría compararse a las incursiones surrealistas de Buñuel. Además, algo novedoso de esta cinta es la inclusión de la perspectiva de los psiquiatras que atienden a Castel en la cárcel, cuestión que en la novela nunca estuvo. Estos psiquiatras analizan psicológicamente a su paciente Castel considerando su crimen y su historia fatídica con María, y de acuerdo a ese análisis la trama de la película se desarrolla en formato racconto. Dentro de este enfoque, otra cosa original consiste en la existencia del diario de María, por medio del cual los psiquiatras y, a su vez, los espectadores, descubren el fuero íntimo de la mujer, profundizando en sus sentimientos y en su relación con Castel. Este aspecto es propio de la película, y jamás se vio en la novela, puesto que la gracia de esta era indagar en la perspectiva existencialista del protagonista a través de su amor devenido obsesión y luego patología. Solo conocimos a María y su forma de ser, de sentir y de pensar por el relato obsesivo de su amante Castel, lo cual dotaba a la novela de ese tono solipsista y hasta cierto punto asfixiante que caracterizaba su atmósfera. La película, al incluir el diario de María, aportó otro elemento de significación que, de alguna manera, cambió el sentido de la novela pero, en cambio, la enriqueció con la otra mirada, la de la mujer deseada, quien, por medio de su diario, pudo ganar protagonismo y volverse, a su vez, sujeto con voz propia a lo largo de la historia. Así, de esta manera, se llega a torcer parte vital de la trama a cambio de una reinterpretación de la obra, al entrar en acción la escritura de María. ¿Quién hubiera sabido, solo leyendo la novela original, que María en realidad se había juntado con Allende para despacharlo y quedarse con Castel? Eso cambia, sin duda, todas las cosas y le imprime al clímax una cuota de sarcasmo del destino. En la novela original, al no existir otra voz que la de Castel, solo podemos leer la historia desde su visión, quedándonos solo con su versión de los hechos y, por supuesto, desconociendo las verdaderas intenciones amorosas de María.


La segunda realización es la de Antonio Drove, de 1987. Se trata de una producción española hablada en inglés. Esta adaptación es, en términos generales, mucho más fiel que la de 1952, al apegarse mucho más a la trama de la historia original, sin tratar de incluir elementos ajenos a esta ni tampoco cambios en su desarrollo, salvo algunas escenas que varían con respecto a la novela, aunque sin una modificación del conjunto. De partida, el reencuentro de Castel con María ocurre cerca de la estación de un metro. La sensación de soledad del protagonista se hace mucho más palpable que en la primera película, aunque se extraña, eso sí, una visualización de su carácter distante con respecto a los críticos y a la sociedad en general. En todo caso, esas reflexiones hacían potente a la novela, al punto de configurar su imaginario existencialista tan marcado. La película le hace justicia a la novela conforme el protagonista ahonda en su obsesión por María y ella se muestra esquiva a ratos; luego, apasionada pero ambigua en sus afectos. Las escenas de intimidad entre Castel y María son decisivas para construir el tormento de su relación fugaz. Al mediar el placer carnal, el cariño, luego, las emociones e incluso la violencia, se consigue palpar la intensidad en dicha relación, al punto de su paroxismo. En este punto, ambos actores hicieron un trabajo notable. En lo particular, esta adaptación de Antonio Drove fue la que más me gustó, sin desmerecer la primera, simplemente por ser más coherente con el espíritu de la novela. Pienso que necesariamente el foco debe estar puesto en la psicología del amor obsesivo devenido patología que Castel grafica en su confesión y en su relato de su relación con María. Aunque se trata de un recurso rico en resignificación, creo que la inclusión del diario de María le quitaría ese carácter claustrofóbico a la obra, esa certeza con respecto a la incomunicación y a la falta de entendimiento que permea cada palabra y cada ademán de Castel a lo largo del relato. La voz de María dota de esperanza al espectador, una esperanza rota, eso sí, dado el acto final, pero una esperanza, al fin y al cabo. En la novela, sin embargo, el propio Castel es quien proyecta su única posibilidad de comprenderse a sí mismo y al mundo en María, sin siquiera saber si realmente es correspondido o no, sumiéndolo en un mar de dudas que luego lo volverán loco y acabarán con su única posibilidad de redención. El solo hecho de mostrar a Castel escribiendo bajo una tenue luz en la cárcel, tanto al principio como al final de la película, resultó ser muy similar a como realmente me lo había imaginado al momento de terminar la novela. Es por esto que casi todos los elementos aquí descritos concuerdan, no solo con la obra original, sino que, incluso, sintonizan con la propia lectura personal, con el visionado ficticio de la novela.



¿Habrá alguien que se anime a realizar una tercera adaptación de El Túnel? No se puede saber. Sería una grata sorpresa. En mi mente he incluso filmado algunas escenas de esta hipotética y nueva adaptación. Estaba pensando que podría ser otra versión fiel a la original, con la óptica de un director más actual, o bien, una versión libre adaptada a un contexto contemporáneo, desafío mucho más estimulante. ¿Quién sabe? A lo mejor, en un futuro, yo podría ser el primero en realizar una adaptación de El Túnel al siglo XXI. De todas maneras, El Túnel es una obra vigente, en la medida que el sentimiento amoroso sigue siendo motivo de conflictos humanos y el existencialismo continúa estando presente, hoy más que nunca, en la soledad y en la reflexión de uno mismo en relación con los otros y el loco mundo alrededor.

Día de Hispanoamérica


Escudo del águila bicéfala, símbolo del pacto entre españoles y Tlaxcaltecas.
"Posse afirma el “absurdo de nuestra América”. Cabe señalar que el absurdo debiese ser, en ese sentido, el punto de partida más que el punto de llegada de la historia latinoamericana. Concebir la condición “pandemónica” de Latinoamérica debiese apuntar, en este sentido, a la integración de lo caótico y lo “abierto” como formas de estructurarla proteicamente. No se trata ya de la edénica América perdida, fruto del espejismo de la conciencia de los “ángeles caídos” de España; sino que de la América que se sumerge en su propia vorágine, en su propia indefinición histórica, material y ontológica, y que al mismo tiempo pugna por trascender su histórico ostracismo en relación con el mundo para fundirse en él...". Extracto de mi tesis "América es un pandemonio: ruina de un mito y ocaso de un héroe en Los perros del paraíso de Abel Posse.

sábado, 9 de octubre de 2021

Tiempo hace que no me tocaba una alumna escritora. Ella me mandó un correo largo en el que me confesó que escribe, y lo hace, según ella, debido al bullying por el que pasó en la otra escuela. Dijo que prefería mantener esta afición en privado, porque, a su juicio, no todos saben apreciar el arte de las palabras, y cita: “las palabras tienen un gran poder, tanto para abrigar un corazón ajeno como para enfriarlo”. Se atrevió a revelarme este su secreto de escritura, luego de haberle contado que yo también escribía. Tras esta confesión, me mandó algunos textos suyos, una prosa y un poema, que son fragmentos de un solo escrito. Dijo que solo deseaba compartirlos para poder darles una lectura a conciencia. La chica insistió en que su estado emocional no ha sido muy bueno últimamente, y que por eso había tenido que ausentarse de clases. Así, concluyó señalando que ese tiempo libre bajo el encierro lo había pasado precisamente revisando su humilde trabajo. Ante sus sentidos dichos, solo puedo decir que la joven estudiante está descubriendo lo que todo escritor en ciernes palpa o presiente, al menos, de manera incipiente, en algún momento de su vida: ese impulso, ese llamado, esa suerte de tabú discursivo u oficio culposo. Eso resulta intransferible, irreductible al individuo, y jamás se puede enseñar. Siempre es algo que sorprende gratamente. Hay un boca a boca en la mente de los escritores que los sintoniza con un espíritu en común, un ánimo recóndito de sublimación, venganza o sencillamente una pasión sin horizonte reconocible.

A continuación, comparto un par de textos de la alumna escritora:

Te escribí una lista titulada "Lo que no me animo a decirte."

Entre sus ítems puse cosas inconsecuentemente honestas, expresiones de afecto que se me atoraban en la garganta.

Algunas te las dije en el tiempo desde que empecé a notarlas y el momento en que todo terminó, muchas otras van a quedar siempre anidadas en la base de mis cuerdas vocales, y arriba de ellas, impidiéndoles el paso, va a alojarse eternamente la angustia de ya no poder decírtelas.

No sé bien qué mierda estaba pensando cuando escribí la lista.

Quizá era tan intensa la emoción tras esas palabras, que sentía que si no las sacaba de alguna forma, se iban a materializar adentro mío y acumularse hasta implosionar.

Quizá la escribí esperando que la encontrarás de alguna forma, por esas vueltas de la vida, y poder decírtelas sin tener que decirlas, como la gente en las películas que esconde anillos de compromiso en comida, por la sorpresa pero también porque es una manera de recibir respuestas a aquello que se teme preguntar.

Quizás, también, las escribí para releerlas el día que ya fuera tarde para hablarlas, y clavármelas como puñales, abriendo heridas que no sanen, o que dejen cicatrices grotescamente horribles, para que me recuerden siempre que las palabras más dolorosas son las que se callan, y no volver a cometer el mismo error de no decir lo que siento, que no me vuelva a pasar nunca esta experiencia de mierda de que se marchiten frases tan dulces hasta hacerse amargas y venenosas.

Quizás no pensé en nada de todo esto antes de hacer la puta lista, y lo pienso ahora que no es más que una ola de oportunidades perdidas.

Quizás me digo que "quizás es así" por no animarme a afirmar que lo es, así como no me animé a decirte esas cosas, por la misma cobardía añeja que se pudre adentro mío, deteriorándome poco a poco, segundo a segundo, ítem a ítem

***

Quiero sacarme la piel, y ponerme otra sin cicatrices

O talvez quedarme así, expuesta y vulnerable...

Siendo nada más que una silueta De hueso y carne

Sin huella de las personas que alguna vez me hicieron mal

Y dejaron a su paso un dolor visceral que a veces,

En mis peores días, me cierra la garganta y me sofoca

Quiero dejar de arrastrar los "qué hubiera pasado y si..."

Los ecos de pena y los cadáveres de ilusiones rotas

Quiero quemar las cartas que no escribí, pero solo las tristes

Sin importar que de ser así, solo quedarían unas pocas

Quiero sentir sin pensar o quizás solo dejar de pensar que estoy loca

No encontrar paz solo si me pasó de copas.

Soñar de nuevo sin manchar fantasías con peros,

Que la palabra tristeza No se me quede corta

Para explicar que es lo que me abruma y desborda.

Dormir sin pesadillas, o soñar que no soy yo sino otra

Quiero excitarme como si fuera un primer borrador,

Y no pensar que sería más fácil solo borrar la historia,

Reescribirla de cero o empezar solo un nuevo proyecto

Quiero tener lo que no tengo o no haber tenido nunca

Lo que ya perdí y que intente en vano de recuperar

Quiero no tener que sea la última cada una de las gotas

Y que, en vez de desbordarse el vaso, este se rompa

Quiero arrancarme la piel, sin cambiarla por una nueva

Deshacerme junto con ella de todas las cosas que duelan

Que no quede nada

Ni huesos, ni carne, ni secuelas

Ni preguntas sin respuesta, ni cartas, ni ilusiones

Desaparecer todo hasta que no quede siquiera

Una lápida impersonal en la que dejar marchita rosas

Quiero (quisiera) dejar de querer tantas cosas.

jueves, 7 de octubre de 2021

Mi favorito para Nobel de Literatura era Michel Houellebecq. Anatemista del mundo actual, analista desencantado, ficcionador sarcástico y cáustico. Aquí algunas joyitas suyas: "La intuición de que el universo se basa en la separación, el sufrimiento y el mal; la decisión de describir este estado de cosas y, quizás, de superarlo. Los medios —literarios o no— son secundarios. El acto inicial es el rechazo radical del mundo tal como es; también la adhesión a las nociones de bien y mal. La voluntad de profundizar en estas nociones, de delimitar su dominio, incluso en mi interior. Después viene la literatura".
1 Cuando despertaste, Chile seguía ahí, más dormido que nunca, y nuestro amor, más distópico que el futuro

2 Quién hubiera imaginado que después del estallido, lo nuestro, en lugar de edificarse, se haría trizas.

miércoles, 6 de octubre de 2021

La biblioteca sin censura

"El director general de Blockworks, James Delaney, explica que Minecraft permite a sus jugadores diseñar y construir sus propios mundos: “Dentro del juego se pueden elaborar libros, escribir en ellos y compartirlos con otros jugadores”, y el lugar cuenta con más de 200 tomos. Para levantar este complejo se necesitaron cinco meses: tres para planificarlo y dos para edificarlo. En la obra participaron 24 constructores de 16 nacionalidades distintas, y se utilizaron 12 millones y medio de bloques. Porque no solo se cuida el contenido de la biblioteca, sino también su diseño. En el suelo del vestíbulo hay un mapamundi que refleja el nivel de libertad de prensa de cada país. Y a la entrada de la isla hay una mano que empuña una pluma como símbolo de la independencia informativa.

Delaney apunta: “El edificio se ha construido con un estilo arquitectónico neoclásico, que normalmente se utiliza para representar cultura y conocimiento. Pero nosotros también utilizamos este estilo para construir un archivo que represente la libertad de conocimiento y el poder que la verdad tiene sobre regímenes autoritarios”.

lunes, 4 de octubre de 2021

Caen las Big Tech ¿se abrió la caja de Pandora?

Han caído “los tres mosqueteros” de las redes sociales dominantes: Facebook, Whatsapp e Instagram. Inmediatamente, internet se volvió un caos. Muchos atribuyeron la caída a un hackeo de Anonymous, teoría factible, aunque no del todo. Las cosas, en este ámbito, no son tan fáciles. Lo que pocos han advertido es que el domingo por la noche, Frances Haugen, ex gerente de producto de Facebook, se presentó en el programa “60 minutos” y denunció que la empresa sabía el hecho de que se utilizaba la plataforma para difundir el odio, la violencia y la desinformación. Ella dijo, explícitamente: "Lo que vi en Facebook una y otra vez fue que había conflictos de intereses entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para Facebook, y Facebook una y otra vez optó por optimizar la plataforma para su beneficio personal". Haugen dijo, además, que “ha visto un montón de otras redes sociales, y Facebook fue sustancialmente peor que otra cosa que haya visto antes”. También mencionó que “en algún momento del 2021 se dio cuenta de que iba a tener que hacer esto de manera sistemática, que iba a tener que sacar suficientes documentos para que nadie pudiera cuestionar que esto es real”.

Curioso, por decir lo menos, que al día siguiente de estas declaraciones, hoy, lunes 4 de octubre, el gigante azul se haya ido a pique, de una forma tan estrepitosa, coincidiendo esto con la filtración de los llamados Pandora papers a nivel mundial.

¿Se habrá abierto la caja de Pandora de la Big Data y las Big Tech?

Es posible.

Por lo pronto, el caos suscitado evidencia nuestra susceptibilidad y nuestra profunda exposición ante esta hidra digital.

Conviene aprovechar este lapsus en el sistema para la desconexión y para la reflexión.

Carta de Pedro Marambio Vásquez

Señor Presidente, le escribe desde Iquique un NN. Escuché en la televisión nacional de Santiago, su discurso sobre los acontecimientos acaecidos en Iquique el 25 de septiembre. Usted muy serio culpa a otros sobre las atrocidades cometidas contra los inmigrantes en mi amado Iquique.

Usted que en Cúcuta irresponsablemente invitó a colombianos y venezolanos a venir a este paraíso perdido llamado Chile, los exhortó a viajar a este país que según usted, es la gloria americana en medio de tanto país sucumbiendo a las políticas económicas nefastas.

Yo soy Iquiqueño, señor y me ofende cómo hablan de nosotros, políticos y periodistas capitalinos en los medios de prensa nacionales y se hace eco la prensa internacional. Ellos comentan la particular situación desde lejos, les pagan por comentar la noticia del día, y luego retornan a sus cómodas casas ubicadas en comunas privilegiadas.

A mí me asusta y me descoloca cómo denigran al nortino, y hablan con tanta liviandad de xenofobia. Al iquiqueño que es calmo y solidario lo suben a la cruz del desprecio y luego de apagadas las cámaras y fusilados el o los inocentes, los privilegiados vuelven a sus parcelas de agrado sin asco por lo que dijeron o callaron. Aquí no hay bandos de buenos y malos, aquí no hay víctimas ni victimarios. Somos todos parte de una confabulación que no podemos entender a ciencia cierta, porque la masa fue educada en la ignorancia y actúa desde la emoción exaltada del patriotismo.

Nosotros los iquiqueños, los nortinos, somos un pueblo levantado con la sangre de lugareños y extranjeros. A Iquique llegaron españoles y yugoslavos, chinos, ingleses, italianos. Nunca nos molestó esta armonía desordenada de tantas culturas luchando por sobrevivir en una tierra que ha sido marcada por tragedias pero que es generosa incluso con los visitantes. Así se incubó el espíritu solidario del nortino. Somos tierra diversa y pluricultural. Nunca hemos despreciado al afuerino.

Bien, no vamos a desconocer que la gente tiene rabia. Es comprensible. La ciudad está fea, sucia, los lugares de esparcimientos copados de carpas, en cada esquina hay un hombre o una mujer cargando a sus hijos, pidiendo limosnas. Que es inhumano, claro que sí. Sé de mucha gente, muchos iquiqueños Presidente que ha tendido la mano solidaria a los refugiados, porque han hecho suyo el dolor de otro ser humano.

Que entre los refugiados llegaron -con la gente de bien- delincuentes o narcotraficantes, es una verdad que duele, pero eso se debe a que no ha habido control en las fronteras. Es como si ustedes hubiesen querido desordenar a propósito la casa. Entonces pagan justos por pecadores. Y si hablamos de delincuencia y estafadores, tenemos una variada gama de representantes de nuestro país y también nuestra página gloriosa de patos malos iquiqueños.

Me niego a aceptar este designio de racista, usted no nos ha defendido, usted se hizo parte de esta grave acusación en contra de nosotros. Y estamos recorriendo el orbe con la pantalla prejuiciosa de la xenofobia.

Yo quiero que usted tenga presente que la marcha convocada no era contra hermanos americanos, era en contra suya Excelencia, en contra de su gobierno sordo, mudo y ciego. En contra de las autoridades que ven -sin asombrarse- cómo le quitan la tranquilidad al poblador invisible. Cómo se levantan campamentos en medio de la ciudad. Y eso no es ser xenófobo, Presidente. Su gobierno tenía la obligación de hacerse cargo de esta tragedia humana pero no a costa de Iquique.

Los recién llegados están hambrientos, asustados, solos, tratando de hacerse un lugar en esta patria que usted la piensa perfecta, el país de Oz, el sueño americano vertido al revés. Este país que desprecia a sus propios habitantes pobres no es el mundo ideal.

Estamos todos heridos, confundidos, asustados, culpándonos mutuamente, mientras ustedes en cadena nacional se ponen el maquillaje de la solidaridad y condenan los hechos. Pero qué más violento que ser el Presidente y no tomar medidas. Esto me huele a podrido, mister President.

Detrás de este entuerto que tiene en reyerta a hermanos pobres de distintas latitudes está la mano poderosa de un titiritero que mueve los hilos invisibles de la política. Y no somos los iquiqueños los culpables, ni los inmigrantes.

Una marcha de cinco mil personas habla por sí sola, esto no es Kastsual, que bajen lugareños de Colchane a protestar algo debe decirle. ¿No lo incomoda nada? o de verdad cree que esta pelea es entre nosotros los invisibles.

Yo lo invito Presidente a que venga a recorrer la ciudad, que vaya a los mercados, que visite las ferias, las poblaciones y vea con sus ojos lacios la infinidad de vecinos que vienen de otras latitudes a avecindarse en el puerto. Vienen de otros parajes. El camino del Inca sigue vigente por donde cruzan todos los paisanos de los Andes, a vender sus mercancías, a buscar el lugar donde quieren prosperar y traen consigo sus bailes y ropajes, sus comidas, su acento particular que hace de Iquique un concierto de entidades multirraciales.

Tengo vergüenza Presidente pero no de mi gente ni los inmigrantes, sino de usted y sus asesores, de los políticos en general, que han esperado pacientemente, perversamente que esto toque fondo para recién pensar en una solución mediocre. En verdad si Iquique se hunde a usted (me refiero a todos los políticos embobados con el poder), ni a la ONU parece importarle, porque ni sus casas ni sus calles pitucas y vacías de perros callejeros serán tocadas, mientras que en todo el orbe hablarán de los iquiqueños xenófobos y usted de seguro se colgará de la mentira para expiar culpas.

La marcha de los seis mil habla por sí sola. La hilera interminable de vecinos que salieron a la calle para que usted y sus asesores se hagan cargo de la desgracia, los hizo salir al ruedo. Les asusta el gentío, el pueblo vociferante, la pancarta en contra de sus políticas nefastas que tienen hambreada y cansada a la población.

Usted y la clase política que tienen una desconexión supina con la gente, ardieron en esa hoguera que prendieron en Iquique, alumbrando el día gris de una ciudad explotada, descuidada, envenenada y sobrepoblada en pos de la ambición inconmensurable de usted y de los otros que se le parecen.

Pedro Marambio Vásquez

Escritor

Hijo Ilustre de Iquique

Consejero de Cultura.

domingo, 3 de octubre de 2021

¿Verdad o mentira? They live y las “cajas de pandora” de la política global y nacional.

Cuando se analiza la contingencia política y se piensa en la seguidilla de verdades ocultas reveladas, una tras otra, durante los últimos tiempos, resulta más vigente que nunca la película They Live de John Carpenter. Así, pareciera que nos estén quitando constantemente las gafas para no visualizar el curso de los acontecimientos en su auténtico trasfondo o, bien, en su mirada alternativa, lejana al discurso oficial. Primero, fue la serie de protestas que comenzaron el 18 de octubre del 2019, bautizadas en su conjunto como un “estallido social”. Tras la efervescencia, aparecieron versiones que afirmaron el carácter insurreccional de las manifestaciones. Después, fue la explosión del bicharraco a nivel global que hasta el día de hoy nos asola bajo un régimen sanitario digno de 1984. Ciertas investigaciones han conseguido desmentir el relato sobre el origen del virus surgido en una sopa china del mercado de Wuhan y, en cambio, han propuesto la posibilidad de que el virus realmente se haya filtrado en un accidente de laboratorio. Sin embargo, aquellas investigaciones han sido consideradas “teorías de la conspiración” y sistemáticamente perseguidas y canceladas por la OMS y, además, por la Big Data de Facebook y Google, en una suerte de Ministerio de la Verdad orwelliano. Por otro lado, Anonymous reapareció el año pasado, amenazó con exponer otros crímenes de parte del gobierno estadounidense, a raíz de lo ocurrido con George Floyd y viralizó documentos relacionados con el “Libro negro de Epstein”, donde se expone la posible conexión de varias personalidades de la política, la iglesia y el mundo del espectáculo anglosajón con secretas redes de pedofilia.

Bajo todo este pandemonio pandémico, cabe preguntarse ¿Dónde queda la verdad verdadera? Tal parece que esa es la gran pregunta que continúa viralizada sin respuesta definitiva, creando anticuerpos entre los feligreses de la sanidad y un nuevo sistema inmunológico para los escépticos de todo tipo. Esta misma pugna se ve entrelazada de manera simbiótica con nuestra convulsa política. La misma tensión entre relatos oficiales y relatos alternativos. O bien, derechamente, entre farsas, posverdades, bulos y camelos. Tenemos, por ejemplo, los casos del presidenciable Ancalao y el constituyente Rojas Vade. Uno se habría valido de un notario muerto para inscribir su candidatura a la presidencia, y el otro, habría fingido tener cáncer para montar todo un sketch político que le significó un puesto en la Convención. Aparte de estos casos, conviene revisar la demanda de pensión alimenticia a Franco Parisi, desmentida categóricamente por su abogada pero enfatizada con la misma energía por la contraparte y los medios de comunicación; y, como última primicia, la entrevista publicada por The Clinic al padre de Sebastián Sichel, de quien se dice tuvo una relación conflictiva con su familia, mediando abandono, drogas e incluso violencia. Sichel salió al paso para defenderse de esta publicación que él considera artera, confirmando la culpabilidad del padre y aduciendo que “no todo vale en política”. Irónica afirmación, claro está, sobre todo cuando todos, sean del color que sean, han hecho lo que han querido para lograr una mínima cuota de poder.

Como última acotación a esta saga de desmentidos y revelaciones, salió hace poco a la luz pública una filtración masiva de documentos que exponen la “riqueza secreta” de importantes líderes y multimillonarios del mundo. A esta filtración se le llamó Pandora papers. Entre los jefes de Estado que figuran en esta lista desclasificada se encuentra nada más y nada menos que Piñera. La investigación descubrió un negocio familiar que involucró la compraventa de la Minera Dominga. Según se dice, la familia Piñera Moral era la mayor accionista de esta empresa minera, hasta que el empresario Carlos Alberto Délano, amigo de Piñera, compró a todos los otros socios, en una operación que tuvo lugar en las Islas Vírgenes británicas. Como era de esperarse, el Gobierno salió al paso y descartó la participación de Piñera en el proceso de venta de Dominga, señalando que la situación ya había sido investigada por la justicia y que fue declarado inocente de todas las acusaciones. El simbolismo respecto a los archivos Pandora se irradia a todos los aspectos de la vida pública, de modo que la lógica del develamiento trasciende el asunto puntual de los negociados para pasar a formar parte integral de la propia manera de concebir la política en nuestras latitudes. Parménides lo había dicho: «la guerra es el arte de destruir a los hombres, la política es el arte de engañarlos». Tal parece que el engaño seguirá siendo la tónica, no solo de los líderes, sino que de todos los ciudadanos cómplices que consienten esta gran pantomima, negándose a ver con sus gafas o participando activamente de la ceguera.

Despertar de Chile, Ministerio de la Verdad, Red oscura, Estado profundo, teoría del iceberg, papeles de Pandora. Cada uno de estos conceptos demarca el derrotero de la política global durante estos últimos dos años. Mensajes encriptados, denuncias calumniosas, secretos de Estado, claves desbloqueadas, relatos incómodos. Es tal el secretismo vuelto praxis, es tal lo falsario y lo mistérico, que el que más esconde, más controla, y el que más tergiversa, más figura. A su vez, el poder se debate entre el hermetismo y la revelación. Cabe volver a preguntarse ¿Dónde queda la verdad verdadera? Un manto de desconfianza se cierne sobre los estupefactos ante esta mascarada colectiva, que se muestra totalmente impúdica ante nuestros ojos. ¿Qué otras cosas nos ocultan? ¿Qué otras cajas serán abiertas? ¿Hasta dónde llegará la madriguera del conejo? No te mostrarán la verdad, al menos que te animes a usar tus propias gafas para discernir las dobles intenciones, los subtextos y, sobre todo, las agendas. Pero la presión sobre los hechos y sobre las voluntades será tal que todo, tarde o temprano, saldrá a flote, aun cuando resulte adverso. Siempre hay un costo por saber o decir la verdad, porque, como decía Epícteto: “la verdad triunfa por sí misma y la mentira necesita siempre complicidad”.