domingo, 28 de noviembre de 2021

El mito del voto en blanco

La necesidad del voto en blanco o nulo como disenso legítimo y no como voto perdido:

“Conocidas estas alternativas que nos ofrecen las democracias modernas, ya es hora de que nuestros políticos profesionales afinen el olfato e introduzcan cambios a la Ley Electoral, para devolverles la confianza a los ciudadanos que cumplen con su deber y derecho de votar. Validemos el “voto en blanco” como una opción o incluyamos la opción “ninguna de las anteriores” con efecto vinculante, como registro de que los políticos profesionales no están haciendo bien las cosas”.

En calidad de “idiota público”, sin embargo, serás enviado al infierno moral de la Divina Comedia, por los militantes e instigadores de lado y lado. Serás considerado de inmediato un "enemigo" por omisión, ya sea del pueblo, ya sea de la patria. Te instarán a quemarte por uno u otro abanderado, aunque eso signifique traicionar tu consciencia. Así, para los de Boric, si no votas, estás siendo “cómplice del neo fascismo”; y para los de Kast, si no votas, estás avalando indirectamente el auge del comunismo y el castrochavismo en Chile. Adoptar la postura del idiota a modo de protesta contra un sistema poco representativo implica, entonces, asumir el riesgo, asumir que tu renuencia a los candidatos políticos será mal vista como desidia, apatía, egoísmo o derechamente como traición, pero es el precio a pagar por una visión diferente, por una crítica profunda a los proyectos de país que son instalados en el ojo mediático, y también por una consecuencia de nuestro inconformismo y nuestra autonomía.

sábado, 27 de noviembre de 2021

Facho pobre, Daniel Matamala (extracto)

"Para Herbert Marcuse, el socialismo “presupone un tipo de hombre con diferente sensibilidad y conciencia: hombres que hablarían un idioma diferente, tendrían diferentes gestos, seguirían diferentes impulsos; hombres que han desarrollado una barrera instintiva contra la crueldad, la brutalidad y la fealdad”.

En Chile, la revista Ramona, del PC, destacaba que “el hombre nuevo del socialismo será aquel que haya desterrado la competencia de su trabajo por la armonía, cooperación y solidaridad, y conseguido una superior elevación moral y una mayor elevación y diversificación espiritual, un mayor desarrollo y perfección física”.

A ese futuro esplendor se oponía el prosaico presente de unas masas alienadas por la religión (“el opio del pueblo”), el entreguismo y los “yanaconas”, traidores que trabajaban contra los intereses de su propio pueblo.

Esta superioridad moral no es exclusiva del marxismo. Aparece también bajo distintos disfraces en el progresismo contemporáneo. La cultura “woke” diferencia a quienes ya “despertaron” para ser conscientes de temas como el racismo, el feminismo, la discriminación o el cambio a climático, frente quienes aún “duermen”.

50 años de Tarkus, de Emerson Lake and Palmer

El álbum definitivo de Emerson Lake and Palmer cumple 50 años, "Tarkus", la obra maestra del super trío nivel dinosaurio, con Greg Lake, de King Crimson; Keith Emerson, de The Nice; y Carl Palmer, de Atomic Rooster. En Tarkus, vemos una "obra bisagra", entre el rock clásico y el progresivo, la amalgama perfecta entre el virtuosismo de la música clásica y la potencia del creciente rock de los setenta. Un disco conceptual de proporciones épicas, en una época donde las grandes producciones conceptuales como Close to the edge, Dark side of the moon o Tommy reinaban sobre el mercado y el imaginario musical. Era el reino de lo analógico en que el Long Play se prestaba para la creación de piezas sublimes llevando el rock a su siguiente nivel, a su evolución progresiva, de la mano de la perfección técnica y una estética que comulga con el arte, la literatura y la plástica. Qué tiempos aquellos en que los discos conceptuales se dejaban leer como novelas musicalizadas. Eran tiempos en que la psicodelia y la inquietud cultural llevaban a sus creadores a profundizar en las ideas y los conceptos, plasmándose en estructuras que buscan superar la barrera del tiempo. La pista que da nombre al disco, Tarkus es una suite de más de veinte minutos que relata la lucha entre un héroe mezcla de tanque con armadillo, como representante de la paz y la sabiduría, contra varios enemigos de carácter infernal. El archivillano aquí es la manticora, criatura de la mitología persa que es un león con cabeza humana, la cual aparece en acción en la quinta parte de la suite, y contra todo pronóstico, vence al héroe que, a pesar de la derrota, deja tras de sí una estela de esperanza, una majestuosa prueba de estoicismo. Tarkus pierde, pero su batalla se redime, porque las fuerzas de la vida se nivelan, porque belleza y la imaginación siempre volverán para conquistar el poder, en un escenario cada vez más apocalíptico. Sin duda, a cincuenta años de este disco, su mensaje sobrevive en todas las mentes melómanas, con la inteligencia, creatividad y ambición de su música.


viernes, 26 de noviembre de 2021

Jadue se refirió a los votantes de Parisi como “individualistas y con poca consciencia de clase”, apuntando al perfil del trabajador de la zona minera. Tras estos dichos, Parisi se defendió, diciéndole que, si tenía problemas con Boric porque la derecha le ayudó a ganar las primarias, mejor que peleara con él, pero que no se metiera con la gente del PDG ni con los trabajadores del norte. No faltó mucho para que Jadue le respondiera, aunque, para sorpresa de todos, lo hizo con el afán de pedir disculpas y reconocer su error luego de faltarle el respeto a los votantes de Parisi. Al trascender la noticia, el propio Boric dio un paso al costado para desmarcarse de los dichos de Jadue, y aprovechó la instancia para llamar a la “unidad nacional”. Tal parece que la estrategia del candidato, en esta coyuntura, no puede ser la división ni la confrontación con las otras fuerzas políticas, y en eso Boric tuvo que ser asertivo. No es muy inteligente generar rencillas, porque eso le puede favorecer a Kast, sobre todo, y considerando que muchos votantes de Parisi pueden perfectamente marcar por él, si se hace mal la pega. En este punto, aquellos votantes pueden hacer la diferencia y torcer los resultados. De todos modos, no hay que ser muy ducho para captar que no se trata de un apoyo genuino al proyecto del PDG. No nos contemos la suerte entre gitanos. Este llamado a la “unidad” es solo otra estrategia electoral, como muchas de las tantas volteretas que se dieron y se seguirán dando en el escenario político, con el fin de “moderar” el discurso lo más posible y convocar alianzas artificiales en lo que dure la noble carrera por la democracia. Políticamente, en estos momentos, todo vale, incluso la mentira, sobre todo, la mentira, porque el cinismo y el doble estándar puede que no sea solo patrimonio de nuestros representantes, sino que parte de nuestro ethos más profundo. Sombras de Maquiavelo, más vivas que nunca. Estás conmigo o no lo estás. Me sirves, o eres de los otros. La política misma, su animalidad más bestia, se debate, siempre, entre estas dos fórmulas.
Primer relato: Comunismo vs Capitalismo

Segundo relato: Socialdemocracia progresista vs Neoliberalismo conservador

Tercer relato: Globalismo de izquierda vs Soberanismo de derecha

Cuarto relato: Globalismo corporativo (tanto de izquierda como de derecha)

Escoja usted su relato preferido.
A la larga, querida, ganará quien imponga su relato y haga de su narrativa la verdad.

jueves, 25 de noviembre de 2021

"No voto": El infierno de los "idiotas" o el nicho de los disidentes

Mucho se ha hablado sobre los no votantes, los “idiotas” de la vida pública que marcaron más de la mitad del padrón electoral durante la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Algo similar ocurrió durante la votación de los Constituyentes. Al parecer, una gran masa amorfa de personas todavía desiste de participar del sufragio, por numerosos motivos no del todo claros. Resulta un fenómeno que no se debe subestimar, puesto que esta gran masa puede ser un potencial voto para uno de los dos candidatos a disputarse en segunda vuelta, una masa crítica que se mantenga indiferente o, incluso, un grupo no menor de personas que opten decididamente por la abstención, de acuerdo a una postura política definida o una perspectiva hasta filosófica.

El caso de los votantes del PDG, el Partido de la Gente, con Franco Parisi como su candidato, es bastante particular. Luego del tercer lugar obtenido, Parisi llamó a decidir el próximo voto vía digital. Es evidente que muchos de ellos se decidirán por Kast; otros tantos, por Boric, pero gran parte de ellos han manifestado su rechazo a ambas opciones, inclinándose sí o sí por la abstención, el voto nulo o el voto en blanco. He aquí que el planteamiento del PDG se lleva hasta sus últimas consecuencias, al seguir la línea del “outsider”, porque de lo que se trata es de cuestionar las estructuras de poder que tanto izquierda como derecha han propiciado y mantenido durante todo este tiempo. La propuesta del PDG, al menos teóricamente, debería apuntar a desmarcarse de ese dualismo y, por tanto, desmarcarse de este duelo a muerte entre ambos polos del espectro.

Dicen que todo se trata de mantener a la gente polarizada entre izquierda y derecha, y esa sería la razón de ser, el ethos de la elite política. La polarización, en este sentido, beneficiaría a “los mismos” y cuando llega una persona nueva, ajena al duopolio, ellos ocuparían todos sus poderes fácticos para destruirla. Sería por esta razón básicamente que el Partido de la Gente, liderado por Parisi, se habría formado: para hacer la diferencia con respecto a la oligarquía conformada por los señores de un lado y del otro. Habrá que ver, eso sí, cuántos de los votantes de Parisi se mantendrán firmes y no se venderán a cambio de unas cuantas prebendas.

Al respecto, el performista Francisco Papas Fritas mencionó algo muy interesante sobre el fenómeno Parisi. Señaló que el escenario político que estamos viviendo, tan radicalizado, se debe, en parte, a la falta de autocrítica de ciertos sectores de la izquierda chilena que abogan por la anulación del adversario, llegando a ridiculizar al votante PDG que, sin embargo, logró llegar a las clases medias bajas carentes de simpatía por los partidos tradicionales. Este punto, sin duda, explica por qué el Partido de la Gente obtuvo tan alta aprobación en urnas, pese a todos los contratiempos del candidato Parisi. Hay aquí una fuerza que no se debe desconocer, un impulso, si se quiere, centrista, que logró direccionar y capitalizar aquel descontento social arrastrado desde el 18/10, más allá de las banderas levantadas por los partidos de izquierda más dura, los cuales cuentan con la ventaja de una trayectoria mucho más extendida en el tiempo y un poder político que perdura marcado a fuego en la psiquis colectiva.

Por otra parte, está el caso de algunos votantes de UPA, con Artés como su abanderado. Su renuencia al voto va por una dirección totalmente distinta al PDG. Si bien en lo relativo al “idiotismo” público del no voto, tienen un punto de encuentro, las motivaciones ideológicas son, incluso, opuestas.

Dentro del conglomerado UPA están aquellos que piensan que la vía institucional nunca fue el camino, y que disputarlo sería un craso error estratégico. Para ellos, eso sería avalar la oligarquía representada por la clase política y los grupos económicos. En esta bolsa de gatos cabría Boric y Kast, aunque acá UPA se define como “la verdadera izquierda”, aquella que no es cómplice del neoliberalismo, por lo tanto, no comulgaría ni con el “amarillismo del magallánico” ni con el “fascismo del oriundo de Paine”.

Al plantearse de esa forma frente al sufragio, el partido liderado por Artés apunta a dar la batalla en las calles y en los territorios, reuniendo dentro de su ideario a un nutrido grupo de “antifas”, anarcocomunistas o anarcosindicalistas, todos y cada uno de ellos articulados en torno a la idea de una auténtica Refundación de Chile que vaya más allá de la “Cocina institucional” del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución. De este modo, algunos votantes UPA llaman a no seguir el juego de la política neoliberal y, en cambio, promueven la participación de la gente en instancias comunitarias, con tal de tomar sus propias decisiones, en lugar de delegarlas al “burgués de turno”.

Marcel Claude, muy crítico con este nuevo proceso, había dicho que esto mismo, un tiempo atrás, habría sido aplaudido por el propio candidato que hoy representaría a la izquierda: Gabriel Boric. Él, hace años atrás, durante las elecciones presidenciales del 2017, afirmó que Chile “debe sacarse de encima el chantaje del mal menor”, por lo que llamó a no votar ni por Piñera ni por Guillier. En este sentido, resulta paradójico que la misma fórmula política se repita, y lo tenga ahora a él en el lugar de Guillier. Hoy, gran parte del colectivo de Artés es ese Boric del 2017 que llamaba a no votar por el mal menor.

La gran diferencia que tiene UPA con PDG, entonces, se puede resumir en que muchos del partido UPA no votarán, porque eso implicaría avalar una batalla que no es la de la izquierda, digamos, real, y significaría validar el sistema neoliberal sostenido por la derecha oligárquica. En cambio, en PDG muchos tampoco votarán, sencillamente porque descreen tanto de la izquierda como de la derecha, al ser partícipes de un conflicto de intereses de cara a la galería, y de un clientelismo y un nepotismo tras bambalinas de la sociedad. En suma, entre ambos partidos hay visiones muy distintas de entender el mundo, sin embargo, todos confluyen en lo mismo: en su propia condición de “idiotas públicos” al abstenerse de votar en la que quizá sea una de las mayores encrucijadas de la política chilena de los últimos años.

Se avecinan tiempos de polarización radical. Dos fuerzas políticas colisionan. Votar por una implica derrotar a la otra por completo. Aquel que decide no votar, por convicción o por falta de esta, será tildado de amarillo, en el mejor de los casos, o de fascista o comunista, en el peor, según sea el color político del acusador. Algunos, en su ánimo militante y proselitista, ya han empezado a citar la Divina Comedia de Dante para condenar al infierno a aquellos que mantienen su “neutralidad en tiempos de crisis moral”. Apelan a tomar una decisión que decidirá –según ellos- el destino del país, como si eso ya no estuviese manipulado de antemano, por voluntades que nos rebasan y que instalan el circo y el fraude electoral precisamente para darnos la ilusión de la elección, porque uno, finalmente, tiene el derecho a votar pero no a elegir. Tal cual decía una tal Dra Camila Vergara, citada por un amigo en Facebook: "el pueblo solo es llamado al gesto democrático, pero no decide nada". Y este es el punto crucial. Nadie llama a no votar, porque eso redundaría, sin lugar a dudas, en el suicidio. Y nadie quiere suicidarse, habiendo tanto en juego. Nadie quiere restarse del resultado final, para ver cumplidas sus expectativas o bien para autosabotearlas con su consecuente decepción.

En diciembre, Chile se debatirá entre dos visiones de mundo, si se quiere, antagónicas. Esa es la realidad que nos quieren hacer creer. Elegir entre uno u otro como quien escoge entre la pastilla azul o roja. Decisión sobre la cual se carga con el peso de la consciencia y el peso de la noche de la historia, pero, al fin y al cabo, otros la seguirán escribiendo por nosotros, al menos que el cuestionamiento te lleve a la incertidumbre y puedas intuir otra posibilidad dentro del sistema. Tú decides. Nadie lo hará por ti. Vote o no vote, hágalo a consciencia.

El domingo el verdadero ganador fue el abstencionismo, los "idiotas" en su sentido griego: los que no participan del asunto público (en este caso, político) y esa gran incógnita puede definirlo todo, como puede que no.
“[…] Diógenes decía: “¿De qué sirve un hombre que ha pasado todo el tiempo filosofando sin inquietar a nadie?”. Adhiero a esta definición de la filosofía: inquietar, inquietar al fulano lleno de certezas, inquietar al clon que cree que piensa cuando se contenta con duplicar la panoplia de su tribu (tanto de izquierda como de derecha, incluyendo a los anarquistas), inquietar al charlatán que actúa como espejo de su tiempo y de su época, inquietar al lorito del momento que vocaliza las órdenes lanzadas por una sarta de cretinos formadores de opinión. En resumen, inquietar”. Michel Onfray. Filosofar como un perro.
Estamos tan radicalizados, querida, que cada uno ve en el otro la derrota de la razón y la profanación de lo sagrado.