miércoles, 14 de mayo de 2025

Pepe Mujica cruzó el "Rubicón" de Rockefeller

“Venir a verlo a usted es para nosotros como cruzar el Rubicón”, ironizó Mujica al encontrarse con el multimillonario norteamericano, y uno de los fundadores del Grupo Bilderberg, una especie de club de las personas más influyentes del mundo. La expresión “cruzar el Rubicón” significa dar un paso decisivo a pesar de sus riesgos. Dicha alocución recuerda la decisión de Julio César de regresar a Italia, cruzando el río Rubicón, sin permiso del Senado. Mujica reconoció que Rockefeller es “símbolo de una realidad”, y remarcó que reconoce “las realidades”.


Mujica reconoce que reunirse con Rockefeller es como cruzar el Rubicón

Y dicho por un medio de izquierda:

Marihuana libre en Uruguay: Mujica, el amigo progre de Soros y Rockefeller

lunes, 12 de mayo de 2025

"La inquisición líquida: feminismo, poder y la herejía de Javier Rebolledo", Claudia Molina B.

"Lo que Falsas Denuncias plantea no es una negación del fenómeno de la violencia machista. Eso lo saben incluso quienes, con ira preformateada, hoy lo acusan de “revictimizar” y de “atacar al movimiento”. Lo que expone el libro, en cambio, es un fenómeno real y documentado: que también existen denuncias falsas. Que también hay hombres injustamente acusados. Que también hay mujeres que instrumentalizan la ley. Y que la justicia, lenta, clasista y muchas veces sexista en todos los sentidos, no está preparada para lidiar con estos matices.

¿Y qué hizo el sector más institucionalizado del feminismo chileno? En lugar de leer, debatir o incluso refutar con argumentos, reaccionó con lo de siempre: silenciamiento, cancelación y ataques ad hominem. Porque este no es el feminismo de las sufragistas, ni el de las obreras del salitre, ni el de las compañeras que pelearon contra la dictadura. Este es otro: uno capturado por la burocracia, por el mundo académico corporativo, por las ONGs financiadas desde arriba, y por la comodidad del discurso monocorde. Un feminismo líquido, hueco, cómodo para el poder porque ya no incomoda a nadie —salvo cuando alguien les muestra el espejo."

sábado, 10 de mayo de 2025

Paternidad

Ejercicio narrativo de Escritura creativa.

Esa mañana, ella mandó un mensaje misterioso: había soñado conmigo. Era un sueño extraño. Yo la llevaba en un vehículo y nos quedábamos hablando de un videojuego por horas. Absorto por el sueño y la situación en sí misma, le pregunté qué más pasaba. Ella dijo que no sabía. Luego agregó que, de la ventana del vehículo para afuera, todo se veía oscuro. No dio mayores detalles. Sin embargo, lo más inaudito de todo, vino después. Ella me señaló que, en el asiento trasero, había dos niños, los cuales, supuestamente, yo tenía que ir a dejar a alguna parte. No especificó dónde. Sorprendido por la referencia a estos niños, le pregunté si eran suyos. Me dijo que no, que no lo eran. Después, le pregunté cómo terminaba el sueño, qué ocurría. Ella me contestó que la dejaba en su parada, pero, antes de eso, me daba la clave del videojuego al cual me había invitado a jugar, una clave alfanumérica.

Cuando acabó de contarme su sueño, le propuse que teníamos que jugar aquel juego, aunque no supiera exactamente de qué clase de juego se trataba. Ella asintió. Entonces, le conté mi intriga respecto de esos niños en la parte de atrás del vehículo. Ella me dijo que quizá se trataba de una señal, una señal de que iba a ser padre. Le respondí que podría ser una premonición. La soñadora terminó preguntándome si iba a estar en la casa aquella tarde, para “dejarse caer”. Le confirmé que sí, que iba a estar. Al rato después, no volvió a decir nada. No respondió ningún mensaje.

En tanto, me quedé en la casa, imaginando las posibles relaciones de ese sueño conmigo. Sabía que ella era aficionada a los videojuegos, ¿pero la alusión a ese juego habrá sido una metáfora de lo que ella tramaba? Lo que me llevó al misterio de los niños en la parte de atrás del auto. Ella mencionó que no eran suyos. Sin embargo, al rato, sugirió que la presencia de esos niños en el sueño podía significar que quizá sí me veía como un padre, o como alguien que podía llegar a serlo. Yo estaba lejos de quererlo, ni por asomo, aunque el magnetismo del sueño me llevó a imaginar la idea, por lo atractiva y bizarra.

¿Por qué niños a los cuales tenía que ir a dejar? ¿A dónde? ¿A alguna guardería, con su hipotética madre o, peor aún, a un orfanato? ¿Esa era su limitada concepción sobre mi persona, la de un simple cuidador o protector? Inmediatamente después, la sugerencia a formar parte de ese juego ¿habrá sido una propuesta subliminal para invitarla a mi vida, o para jugar a que era parte de ella? En suma, la sola posibilidad de que me soñaran como un posible padre me producía ansiedad; y la asociación al juego dentro del sueño, o al sueño del juego, resultaba, por lo menos, sugestiva, proviniendo de su imaginación desatada, de su aparente desapego al compromiso, promovido por su aire juvenil.

Tal vez ella solo haya deseado soñar que ese juego se volvía realidad, para regocijarse en la idea, sin que llegara a concretarse, para comunicármela y dejar instalada, ahí, en el interior, la semilla de esa conciencia: la terrible conciencia de ser padre.


De pronto, cayó la noche. Cerré los ojos. Era ella. Últimamente todo el tiempo se debatía en torno a sus espasmos interiores. Me inquietaba el hecho de proyectar la idea atrapada en su vientre, porque eso era en un principio: el milagro provocado por el placer, y luego la idea en nuestra mente sobre la creatura y todo el molde de una nueva realidad que ella traería consigo. Un Golem existencial, el dilema del origen y del fin.

Todo era ella. Su sueño acuñaba imágenes paradisiacas, seguidas de escenarios idílicos, sueño por el cual debíamos luchar y organizar nuestro aniversario juntos, toda una novela que añora consentidas patologías y sensaciones, no del todo escritas, pero tampoco, no del todo olvidadas.

Durante la velada, ella miraba al cuadro de su madre, mientras conversábamos entre copas sobre lo que seríamos en el futuro. Ella, hermosa como nunca, dionisiaca en ese instante etílico y, a la vez, preocupada por el rol que adoptaríamos, jovial en su decisión. Nuestra familia era distante como un mito, pero estábamos felices de forjar una, como si se tratase de una espada prohibida. Ella ideaba la estructura del mundo que construiríamos. Se veía dispuesta a todo, aunque, en el fondo, no podía ocultar su ansia.

No me explico cómo, cómo no pude percatarme antes de los síntomas de la concepción, cuando ella misma había declarado que no estaba interesada nada más que en nuevos espacios para nuevos encuentros que, paradójicamente, no habíamos podido construir del todo, sino hasta ese milagro imprevisto, la ciudad que ya se empieza a vislumbrar en su interior, ella que todo lo vuelve realidad, que todo lo vuelve sangre, vida.

No faltaba mucho tiempo para enfrentar a nuestros familiares y sobrellevar la causa de nuestro temprano y perfectible amor. Como siempre, charlamos de lo lindo, mientras me tapaba los labios con la mirada. Allí dedicamos tiempo a saldar cuentas en carne. Después de un recuento matinal, no quedó tiempo para la recomposición del olvido. Seguimos adelante, unidos en la causa, como atados por un lazo espiritual.

Ella se despidió para cumplir su parte. Yo, por primera vez después de tanto tiempo, me encontré conmigo mismo. Aunque no fuera perfecta nuestra causa común, debía cumplir con la promesa: enfrentar el fantasma de mi padre, ése que hizo de mí un agente meditabundo, sin otro rumbo en la vida, pero con algunas cuantas ideas y emociones en el pecho.

Llegó el momento, el momento en que acudió ese hijo del capital, al Congreso de Escritores Anónimos, como si fuese posible concebir semejante cofradía en el Chile de hoy. Lo seguí como a un zorro, pero con la paciencia de un monje rabioso. Reservé en un hotel muy cercano. Caminé hasta el apartamento del presunto progenitor. Me resguardé así en el escondrijo en la azotea, sin que nadie pudiera verme. 

Zorro, cauteloso, esperé. Al rato, decidido a todo, fui a destino. El acceso estaba bloqueado con una contraseña. Entonces, apurado, revisé entre mis bolsillos, hasta que encontré un papel con una extraña clave alfanumérica, escrita con lápiz pasta: nigredo33. La coloqué cuidadosamente en el tablero, y fue así que entré a aquella habitación, donde me encontré finalmente con mi padre.

Asustado, no me reconoció al principio, hasta que lo obligué a hacerlo. Estaba salpicado en lágrimas y orgulloso de mis aportes a la Sociedad de la cual él es el máximo gestor, pero mi resolución era más fuerte, era la que venía desde muy adentro. ¡Le revelé el secreto! La terrible conciencia de ser su hijo. Lo agarré fuerte. Lleno de espanto, al verse enfrentado por quien creía haber abandonado, anónimo como su propio pensamiento ambicioso, sufrió de una convulsión cardiaca y exhaló así su último aliento en el acto, sin otro remedio que el recuerdo y ahora el vacío de nuestras ausencias reencontradas.


Agitado, regresé al cuarto. Miré el reloj. Ella me estaba esperando sobre la cama, envuelta de una sensualidad a toda prueba. Aunque hubiera cumplido mi parte del trato, me sentía, sin embargo, despojado de mi poder. Me sentía a merced de su presencia. Ella le había ocultado la verdad a su familia, la verdad sobre nuestra nueva creatura, y la había revelado. Era el sacrificio necesario para zanjar este secreto compromiso, esta herejía con nombre de futuro.

Mi padre había muerto frente a mí o tal vez yo crecí sabiendo que algún día lo vería morir solo por llegar a conocerme. Privado de mi creador, me propuse cuidar el legado de su ausencia. Quizá esa fue siempre mi vocación, y nunca la puse en práctica, sino hasta ahora, que la cojo fuerte entre mis brazos, como privándola de su antiguo mundo. Ella se levantó, fue por un vaso de agua y volvió a un costado de la cama, mirando nuestra foto de matrimonio como por inercia. Apenas sonrío. Nadie dijo nada en toda la noche.

viernes, 9 de mayo de 2025

Hipótesis de lectura sobre “Tema del traidor y del héroe” de Borges

Leímos “Tema del traidor y del héroe” de Borges para Teoría literaria del Magister. Había que escribir una hipótesis de lectura sobre el cuento. La mía consistió en la apreciación de una mirada que interpreta la ficción y la historia como relatos apócrifos, susceptibles de ser recreados el uno en el otro, como en un fractal que recurre y permite lecturas alternativas. Se trataba de socializar la hipótesis, con tal de discutirla y ojalá ampliarla. Fue así que un compañero hizo una analogía curiosa: comparó el caso de Fergus Kilpatrick y Nolan con la relación entre Batman y Harvey Dent, convertido en Dos Caras, en la película del Caballero de la noche. Decía que el montaje dramático que Nolan plantó para resguardar la honra de Kilpatrick, tras descubrir su traición, equivalía a la historia que Batman estaba dispuesto a asumir sobre su villanía, para limpiar la imagen moral de Harvey Dent luego de morir y conservar el orden y la esperanza en Gótica. En ese sentido, para el traidor y el héroe Kilpatrick, aplicaría perfectamente la frase: "o mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en un villano". Kilpatrick sería algo así como un Harvey Dent borgesiano, quien devino traidor a causa del caos (verdad), y luego fue redimido por un relato ficticio. Nolan, por su parte, coincide en su apellido con el director de la película, y su rol en el cuento de Borges es similar al de un fabulador que prefiere ocultar la verdad en nombre de un bien mayor.

En el cuento, se habla sobre los distintos paralelismos en la historia, entre la vida de Julio César y la del conspirador irlandés, por ejemplo, o entre el propio relato sobre la muerte de Kilpatrick y la tragedia “Macbeth” de Shakespeare. Habría en cada uno de esos relatos “una secreta forma del tiempo”. Podría decirse, incluso, que, como el propio narrador señala, hubo una “transmigración de las almas” o una suerte de “armonía preestablecida”, la cual se puede atribuir al influjo de una lectura metafísica de Leibniz. Para dicha teoría, no existiría una interacción causal entre las mónadas (cuerpo particular, sustancia viva), sino que una sincronía orquestada de antemano por Dios. Cada mónada sería el reflejo de la existencia de todas las otras, en un tiempo eterno. Entonces ¿será posible que la traición y el heroísmo sean relatos preexistentes, que se manifiestan en la materia y que luego son encarnados por diferentes personajes a lo largo de la historia, gracias a un narrador que hace las veces de traductor del infinito? De esa forma, la idea de los espejos podría compararse a la idea de fractal: reflejos como si fueran ramificaciones. Todos los relatos latentes de la historia vendrían de un mismo origen, y se tocarían en cierto punto, una y otra vez, en una resonancia de sentido sin atajos. Cada cual haría de su propia historia, relato absoluto, y cada mecanismo de ficción revelaría, a su vez, una verdad apócrifa (como ocultamiento, no como falsedad). Pero esta compleja lectura, lejos de entusiasmar al exegeta, podría también provocar el horror ante lo inconmensurable, ante lo absolutamente indecible, inenarrable con nuestros limitados medios de expresión. “Que la historia hubiera copiado a la historia ya era pasmoso; que la historia copie a la literatura es inconcebible”, afirma, categórico, el narrador, mientras discurre sobre su argumento.

miércoles, 7 de mayo de 2025

Beat en Chile: el despertar del elefante al ritmo de la disciplina

Resonancias de una época perdida

Cuando supe de la llegada de Beat al Movistar Arena, no pude evitar acordarme de aquel mítico concierto de King Crimson de octubre del 2019. Mucho ruido ha corrido debajo del escenario, desde entonces. Y me refiero al escenario mundial. De pronto, creo que King Crimson, con su potencia sónica y su propuesta musical, abrió una realidad alternativa y Chile nunca volvió a ser el mismo. Más de cinco años han transcurrido y, pese a todos los cambios vertiginosos, los encierros, los fracasos y las incontables divisiones que hemos vivido, en términos humanos, la música sigue ahí, constante y sonante, uniendo lo que se creía desarticulado para siempre: el tejido social vibrando al ritmo de la excelencia y el virtuosismo. El supergrupo Beat, compuesto por el gran vocalista Adrian Belew, por el maestro del “stick”, Tony Levin, el batero de Tool, Danny Carey y el legendario guitarrista Steve Vai, se propuso hacer historia en nuestras latitudes con lo mejor de la época ochentera de King Crimson, en un revival tan nostálgico como vibrante, y lo lograron con creces. Un puro ritmo fractal remeció las conciencias de los allí presentes, en una ceremonia progresiva que invitaba a los melómanos a hacerse parte del rito, con una escucha activa y con una sensibilidad entrenada, a prueba de simplismos y de fórmulas que matan la imaginación.

Compré Platea Alta con tal de tener una vista panorámica del señero espectáculo. Para mi sorpresa, era el mismo sector en el que estuve para el concierto del Rey Carmesí. En esa ocasión, lo llamé “la corte del Rey”. Un deja vu que me transportó a un periodo de mi vida que guardaré con llave en la memoria, un periodo pre pandemia y pre estallido, una antesala a la nueva década que fue rematada con gloria, de la mano de los maestros del progresivo, y luego fue desatada con caos, dadas las circunstancias de aquellos tiempos. Pero esta vez, el giro fue distinto. El nuevo sonido evocó lo mejor de ese entonces, el misticismo y la compenetración mental con la música, sin el descalabro sociopolítico de los días siguientes. Parecía que, en este concierto, se hubiera puesto play a una grabación atesorada en alguna carpeta o baúl en un entretecho, libre de los avatares históricos. Solo el rock progresivo, con su libertad y sofisticación, sometido únicamente al imperio del ritmo, el ritmo imponente de la disciplina sonora.

Primera parte del show

Para calentar motores, entró de telonero el eximio bajista Jorge Campos, quien fuera miembro de grandes emblemas chilenos como Congreso y Fulano. Su presentación fue a oscuras, casi en su totalidad, y su música creaba una atmósfera envolvente que servía de entrada perfecta para lo que se vendría después. El hecho de que estuviera solo tocando, de cara a un público del todo respetuoso y comprometido, dotó a la interpretación de Campos de un carácter muy íntimo y orgánico. Se creaba el mantra necesario para un show progresivo “de otro planeta”, o quizá, sencillamente, de otro mundo, dentro de este mismo, parafraseando la enigmática frase de Paul Éluard. Una vez que Campos se despidió, las luces volvieron a encenderse y se dejó ver, nítida, majestuosa, la figura del elefante sobre el escenario, el elefante que hace alusión directa a Elephant Talk, tema que arranca el Discipline de King Crimson, y que arremete, con un poderoso estruendo animal, en la era ochentera de los pioneros del prog rock.

El elefante se levantaba frente al púlpito del Movistar Arena, reclamando soberanía. Y así lo hizo, en el momento que el supergrupo subió al escenario. La ovación fue unánime. Una sola voz panegírica rodeaba todo el recinto. Entonces, partió el show con el tema Neurótica, de Beat. En una parte de la canción, dice: “El hedor y el ruido, sí, sí/El repertorio resonante de aulladores no está tan mal”. Una punzante crítica social con ese estilo tan irónico de Belew, logró un sonido abrasivo de la mano de la técnica percusión de Danny Carey, el pronunciado bajo vanguardista de Levin y las virtuosas y veloces cuerdas de Steve Vai. Se sintió la marca Crimson, por el profesionalismo de los músicos, aunque claro, la ejecución de Vai tenía un sello muy distintivo. La guitarra sonaba muy diferente a la de Fripp, sin dejar de ser fiel a la estructura de los riffs y los pasajes instrumentales. Eso le dio un plus impensado a la banda. Luego, siguieron con Neal, Jack and me, en clara referencia a dos grandes escritores de la generación Beat norteamericana: Neal Cassady y Jack Kerouac. Belew habría leído “En el camino” al momento de componer las canciones. Fripp le había sugerido usar esa inspiración como base lírica para los temas del álbum. Se trataría no tanto de un álbum conceptual como de un álbum con una idea fuerza: la generación beat, que, al mismo tiempo, remite a la idea de ritmo, misma idea que luego usarían para esta nueva encarnación. En el set siguieron Heartbeat y Sartori in Tangier, ambos cortes del mismo álbum. El sencillo sonó, literalmente, como un ritmo del corazón, aplacando las emociones con una cadencia melodiosa. Por su parte, Sartori in Tangier hacía referencia al libro homónimo de la esposa de Cassady. La vibra ochentera se hacía sentir, con directas alusiones a aquella generación de los cincuenta, un pasado histórico en donde el imaginario cobraba la forma de la rebeldía, expresada en el estilo de vida y en la literatura. El tiempo, durante el concierto, reverberó en un salón de ecos, desde diversos espacios.

Con el tema Model Man fue el turno del álbum Three of a perfect pair, el último de la trilogía ochentera. Aquí se lució la interpretación vocal de Belew, con unos tonos muy bien definidos que dotaron al tema de una sensibilidad exquisita. Una parte de la letra reza: “noto el silencio, advierto las señales, siento la tensión, la tensión en mi cabeza”. El personaje lírico la cantaba de tal manera que parecía una interpelación al público o un dialogo con su propia conciencia atormentada. Siguió Dig me, que forma parte del lado b del álbum, un lado b enteramente consagrado a la disonancia controlada y a la experimentación, como suele ser en gran parte del repertorio del Rey Carmesí. Al rato, tocaron un tema más accesible: Man with an open heart, con una voz muy parecida a David Byrne (Belew tocó con él en Talking Heads) y un estribillo que resuena mucho y que me recuerda a ciertos tópicos que la propia banda maneja, la repetición de canciones alusivas a un hombre con determinadas características, y la referencia constante al corazón dentro de su propia trilogía, ya sea en forma de corazón abierto o bajo un ritmo cardiaco. Industry y Larks Tongues in aspic parte 3 dieron el cierre experimental macizo para la primera parte del espectáculo. Los que realmente conocen a King Crimson sabrán apreciar estas joyitas infravaloradas dentro de su repertorio más clásico, sobre todo la continuación de ese extraño tema instrumental llamado “lenguas de alondra en gelatina”, cuya estructura y representación resulta del todo enrevesada para quien no está acostumbrado al sonido Crimson, pero que será enteramente vacilable para el fanático del progresivo que entiende de secciones complejas, historias conceptuales, ideas abstractas o simplemente, imágenes poéticas surgidas desde la locura.

Segunda parte del show

El tema que abrió la segunda patita fue Waiting Man, también del álbum Beat. Corte preciso con una letra muy ad hoc. Hasta en esos detalles fueron geniales. Después de un breve lapso de tiempo para recargar energías, y luego de aquella presentación de hace años con la banda completa, el grupo regresaba reformado: I come back, come back/You see my return/My returning face is smiling/Smile of a waiting man. Un tema que fue pura vibra, una mezcla de anhelo por un pasado glorioso y proyección de una posibilidad futura. El ritmo es puro anhelo y proyección, siempre. Continuaron con uno de los temas más entrañables de su producción ochentera: The sheltering sky, “El cielo protector”, pieza instrumental de su álbum Discipline, que evoca una melodía oscilante entre la ensoñación, la adversidad y la visión, basada en la novela homónima de Paul Bowles. Al momento de sonar Sleepless, un hit ochentero de la banda, el público reaccionó de inmediato. Un tema que sacudió el sueño, literalmente, con ese bajo stick, cortesía de Levin, sonando cañón. Insomnio progresivo, para una noche que estaba lejos de acabar y que terminaría resonando en nuestro interior estupefacto.

El arranque definitivo del disco Discipline, el que inaugura la trilogía ochentera, vino con Frame by frame, que se traduce como "Cuadro por cuadro". En su letra, también decía: paso a paso. Y así fue como se sintió la vibra de la canción. En esta parte, Steve Vai brilló con luces propias, dándole un toque personal al prolongado riff de Robert Fripp en las partes instrumentales. Algo sumamente complejo que la maestría de Vai pudo ejecutar con talento y eficacia. Después tocaron Matte Kudasai que en japonés significa “por favor, espera”. Ciertamente, un corte más armonioso y reposado, dinámica que caracteriza la estética de Crimson, siempre oscilante entre la calma y la tempestad, entre la luz y la oscuridad. La mente maestra sabía conducirla con disciplina. Esa era la idea fuerza de Robert Fripp, expresada con justicia por el supergrupo. En este punto, no podía faltar Elephant talk, aquel “barrito” de elefante que abre el disco Disciplina. Honestamente creo que es una de las canciones más memorables, con mucha personalidad. El fraseo de Belew repitiendo, a cada rato, talk, talk, y refiriéndose a argumentos, comentarios, diálogos, discusiones, debates, expresiones, exageraciones, nos “habla”, de la dificultad para comunicarse. El lenguaje deviene cacofonía, saturación. En ese momento, de hecho, la gente conectaba con la música, sin comprender mucho la letra. Una situación tan intensa como paradójica.

Enseguida, continuaron con Three of a perfect pair, el tema que inaugura el disco homónimo. Acá el concepto versa sobre tres términos de un par perfecto, es decir, un tercer factor que se suma a otros dos. Podría interpretarse como otra mirada, otra verdad que se suma a otras dos en oposición. King Crimson siempre buscó desafiar los límites, con juegos de palabras y metáforas que obligan al oyente a ir un poco más allá del sentido literal y a desplegar, una vez más, una escucha activa. En ese punto del concierto, en todo caso, la gente se notaba absorta, muy compenetrada con la muralla musical creada por el supergrupo, tanto así que podían perfectamente seguir tocando, más allá de las limitaciones de horario y de lugar. El broche de oro para cerrar el show, fue, sin duda, Indiscipline, del álbum Discipline. Nuevamente, el Rey Carmesí jugando con los opuestos. Un tema, en apariencia, desordenado, pero que estaba tocado con una precisión milimétrica. Destacó la voz de Belew como en un monólogo frente al espejo, con ciertos exabruptos que dotaron de intensidad al conjunto. Steve Vai sobresalió, igualmente, interpretando la guitarra abrasiva de Fripp, siempre bajo su toque virtuoso. El bajo de Levin sonó potente, en sintonía con el guitarrista y con la percusión de Danny Carey que, gracias a su paso por Tool, pudo hacerle frente a los complejos cambios de ritmo del Rey Carmesí, su maestro espiritual.


El bis y el cierre

Todos pensamos que con Indiscipline terminaría el show. Pero no. Estábamos equivocados. Los músicos bajaron sus instrumentos y salieron del escenario, solo para devolverse unos minutos después y continuar con el esperado bis. En el fondo, todos lo intuimos. Solo esperábamos la confirmación. Fue así que Beat regresó a la arena para desplegar, otra vez, su artillería rítmica y riffera. Por eso mismo, tocaron el poderoso Red, de aquel legendario álbum homónimo de 1974, para muchos, el mejor álbum de King Crimson, en su etapa más cruda y directa. Fue el único tema que no pertenecía a la época ochentera. En cuanto sonó ese potente riff, las luces sobre los músicos se volvieron rojas como la sangre. Sobre el público cayó otra penumbra enrojecida y el gran elefante que presidía la ceremonia se volvió tan rojo que parecía furioso. Y esa era la idea: representar una furia incontenible. Aquellas cuerdas afiladas me empujaron de vuelta a aquel concierto de King Crimson de octubre del 2019. Volvieron a mí los recuerdos del estallido que ocurriría solo una semana después. Explosiones, gritos, arrojos, sucedieron mientras la barricada sonora continuaba su faena. Violencia sublimada en estado puro, catarsis de emociones negativas, transmutadas en una evocación sin tregua. Para terminar, Beat tocó Thela Hun Ginjeet, anagrama de Heat In The Jungle, “Calor en la jungla”, otro clásico del disco Discipline, con un coro muy pegadizo, un ritmo hipnótico y unas cuerdas frenéticas. Ciertamente, durante el clímax del concierto, el Movistar Arena había subido su temperatura y se había convertido en una verdadera jungla, no por su caos, sino que por su conexión primitiva con un ritual, un auténtico ritual de desintegración que luego devino en una epifanía, una manifestación, un acontecimiento.

Tras el show de King Crimson, recuerdo que el regreso fue bastante difícil. Había una aglomeración de melómanos que, dada su urgencia, parecían intuir lo que vendría una semana más tarde, una fecha que nos marcó para siempre. Fue muy distinto en el caso de Beat. Estaba igual esa sensación de haber vivido algo épico, aunque no estaba aquel desorden ni desenfreno de antaño. El show terminó tarde, casi cerca de las doce. Alcancé a tomar fotos, cosa que con el tío Robert no se habría podido. Sé que las palabras que pueda haber escrito por acá siempre serán insuficientes para reproducir todo lo vivido en esa bendita arena. Quizá solo reste el silencio, después de haber escuchado a los monstruos de Beat, pero, como dijo el propio Robert Fripp, sabiamente: “algunos encuentran el silencio insoportable, porque tienen demasiado ruido dentro de sí mismos”.

lunes, 5 de mayo de 2025

Pierre-François Lacenaire, el poeta asesino.

"Llego a la muerte por un camino equivocado, subo por una escalera... He querido explicar el por qué de este viaje, de esta ascensión mortuoria... Lo digo sin vergüenza y sin miedo, no por el placer de librarme a enseñanzas impuras, lo juro, sino para arrojar luz sobre mi último recogimiento." fueron las palabras que escribió Pierre-François Lacenaire, el llamado "poeta asesino", en sus memorias, antes de ser ejecutado en París en 1836. Guillermo Mas Arellano señala que el personaje en cuestión sería imposible de publicar hoy en día, debido a la corrección política. Dice que en aquella época, de hecho, convirtió su celda en un verdadero salón literario, hasta la hora de su ejecución. ¿Por qué cometió los crimenes que cometió? Sus abundantes lecturas y sus propios escritos hablarán por él:

"Lacenaire admitió que había pasado su existencia “meditando siniestros proyectos contra la sociedad”, actitud que, según Jean-Marie Kellerman, es digna de elogio. Un crítico de la época lo llamó “poeta de los tribunales y teórico del derecho al crimen”. Muchísima gente aplaudió a Lacenaire mientras se desarrollaba su procesamiento. En la cárcel, en espera de su ejecución, compone una obra que se publicará, en 1836, bajo el título Memorias, revelaciones y poesías de Lacenaire, escritas por él mismo en la Conciergerie. André Breton incluyó a este poeta patibulario, con todos los honores, en su célebre Antología del humor negro (1940; versión definitiva en 1966).

Para Baudelaire, Lacenaire fue “un héroe de la vida moderna”. Dostoievski leyó el sumario del caso Lacenaire, un material que le sirvió para Crimen y castigo. Las memorias de Lacenaire inspiraron directamente el cuarto canto de Les chants de Maldoror, del Conde de Lautréamont. Michel Foucault, analizando la fama alcanzada por Lacenaire (de neta extracción burguesa) en el momento cumbre de su juicio, cree que este personaje representa el surgimiento de un tipo de delincuente adorado por las masas: el criminal romántico burgués. He aquí otra de las más citadas frases de Lacenaire: “Hace falta todo tipo de gente para construir un mundo... o para destruirlo”.

Pierre-François Lacenaire: el poeta asesino.

domingo, 4 de mayo de 2025

Decía Thomas Hobbes, en el Leviatán: "El infierno es la verdad vista demasiado tarde". La frase me ha aparecido repetidas veces en inicio. ¿Será una señal burlesca del algoritmo? ¿Una cita referenciada por saturación?

Día de Star Wars: rarezas y apuntes curiosos

1.- El día de Star Wars se celebra el 4 de Mayo debido a un juego de palabras con el eslogan usado por el Partido Conservador británico el año 1979, cuando Margaret Thatcher asumió el cargo de Primer Ministro. El eslogan decía: “May the Fourth be with you, Maggie. Congratulations”, en una clara referencia a la legendaria frase “May the Force be with you”. En español, el eslogan podría traducirse: “Que el cuatro de Mayo te acompañe”, y la frase de Star Wars quedaría como: “Que la Fuerza te acompañe”.

2.- El concepto de la Fuerza, el poder metafísico en el universo de Star Wars, puede haber tenido su inspiración en la tradición china y en la tradición católica (Oriente y Occidente). Así, por ejemplo, se puede comparar directamente a la Fuerza de la primera trilogía con el Tao chino: ambos, básicamente, son la fuerza vital que conecta a todos los seres vivos con el universo y, al mismo tiempo, la fuerza que envuelve cada aspecto de la realidad, tanto en su lado luminoso como en su lado oscuro. Y he aquí que la Fuerza también tiene su nexo con el concepto de Ying Yang, aquel equilibrio cósmico.

Cuando hay una perturbación en la Fuerza, generalmente, es el lado oscuro (identificado con el mal) que perturba el orden armónico, tratando de imponerse. Se puede leer desde el relato metafísico y moralista del mal enfrentado al bien (los Sith contra los Jedis, el Imperio contra la Resistencia), pero una interpretación a partir del Tao y el Ying Yang le otorga a la entrañable Fuerza un significado más trascendente y enfocado en la armonía (algo así como una conciencia cósmica) más que en el enfrentamiento antagónico entre concepciones absolutas.

3.- En el año 2015, un equipo de astrónomos liderado por Jerome Orosz, anunció el descubrimiento del exoplaneta Kepler-47b, el que orbita dos soles y, por lo tanto, tiene dos estrellas, tal como Tatooine en la clásica escena del episodio cuatro, “Una Nueva Esperanza”, cuando Luke mira el atardecer de un cielo púrpura. Una de las estrellas tiene un tono blanquecino (luminoso) y la otra un tono rojizo (oscuro). Esto marca un profundo simbolismo que puede tener más de una interpretación. Puede reflejar precisamente la “esperanza” de un nuevo mundo, o la pugna del propio protagonista consigo mismo, y con su linaje, como veremos en la última trilogía: la Familia Skywalker enfrentada a su propia sombra.

Años más tarde, en el 2020, otro grupo de científicos descubrió GW Orionis, un sistema ubicado a más de 1.300 años luz, que albergaría un disco protoplanetario capaz de formar planetas con órbitas exóticas. De ser así, podría haber planetas con dos o hasta tres estrellas. ¿Será que la existencia de Tatooine es posible más allá de nuestro sistema solar? ¿Será que el Universo Star Wars es extensible en su ficción e imaginario, conforme la ciencia avanza y ensancha el universo conocido? A partir de ahí, las posibilidades de invención y descubrimiento pueden ser infinitas.

4.-Hay fanáticos que han comparado un fotograma del rostro de Anakin Skywalker en La venganza de los Sith, con el clásico cuadro 'Ángel Caído' de Alexandre Cabanel, creado en 1847. De esa manera, se busca relacionar el proceso de transición al lado oscuro de Anakin con el relato bíblico sobre la caída de Lucifer, quien fuera el “brazo derecho” de Dios, y cuya soberbia y ansia de poder lo condenaron a ser expulsado del paraíso. Precisar, eso sí, que en Star Wars no hay una idea de un Dios creador omnipotente, aunque sí hay un orden superior, expresado en la Fuerza, y un Consejo Jedi, que exige una obediencia y una disciplina fuerte. Por otro lado, hay quienes han dicho que el actor Hayden Christensen leyó la representación dramática de Satanás en El paraíso Perdido de John Milton, para poder internalizar mejor el personaje. Esto le daría mucha más fuerza a la comparación.

5.- Hay quienes ven una clara estructura del viaje del héroe de Joseph Campbell en la creación de George Lucas. Y no se equivocan. De hecho, la relación entre ambos era muy estrecha. Sin embargo, Lucas se demoró en mostrarle el universo Star Wars. Luego de ver las películas, dicen que Campbell advirtió en Star Wars una confluencia de mitos tales como el de Prometeo y el de Fausto. La constante rebeldía de los Sith contra el orden de los Jedis y su anhelo por el conocimiento prohibido (el lado oscuro) emula el espíritu prometeico que le intenta arrebatar el fuego a los dioses. Así mismo, hay en los Siths una actitud faústica, al realizar un pacto mefistofélico con el poder del lado oscuro, con tal de obtener un conocimiento más acabado de la Fuerza, incluso si eso implica “vender el alma al diablo”, socavar su propia integridad moral y destruir su antigua vida.

6.- Quien vio en R2-D2 y C-3PO una analogía entre Sancho Panza y el Quijote, no puede estar errado. Si bien George Lucas nunca se refirió expresamente a la obra de Cervantes, la semejanza entre ellos es demasiado evidente. Ambos son inseparables, comparten una misma aventura, y sus hazañas inspiran heroísmo y comicidad. Aunque no sean los protagonistas, R2-D2 Y C-3PO son los personajes más constantes. Pareciera que, conforme avanza la trama, toda la galaxia cambia, en una lucha entre bandos sin cuartel, y ellos, en cambio, sobreviven campantes. Siguiendo esta lectura, la entera “ópera espacial” podría ser interpretada como una gesta de caballeros de un futuro remoto, una emanación ficticia de una mente muy repleta de imaginación y atiborrada de lecturas que mezclan la ciencia ficción con los cuentos de hadas.

7.- En el universo de Star Wars sí existe, en realidad, un personaje inspirado en el Quijote cervantino. Se trata de Don-Wan Kihotay. Apareció por primera vez en la serie 8 de historietas de Star Wars de año 1977, escritas por Roy Thomas y Howard Chaykin. El personaje de Don-Wan Kihotay, nacido como Hess Korrin, era un bibliotecario sensible a la Fuerza que trabajaba para el Imperio en el planeta Obroa-skai. Dedicó mucho tiempo a investigar sobre la antigua Orden Jedi. Fue tal su obsesión que quiso convertirse en un caballero. Los agentes imperiales no tardaron mucho en descubrirlo y, por mandato superior, ordenaron cerrar la biblioteca. Desde ese momento, empezó la transformación de Korrin, quien adoptó el nombre de Don-Wan Kihotay, para mantener viva la memoria de los jedis y proponerse una nueva misión: restablecer la paz y la justicia en toda la galaxia. Finalmente, se encontró con Han Solo, y juró, ante él, servir a la República.

viernes, 2 de mayo de 2025

Epígrafes del libro "Falsas denuncias" de Javier Rebolledo:

"Todo será olvidado, y nada será reparado" Milán Kundera, La broma.

"Para eludir ese fatalismo, nada de lo irreparable debe ser olvidado". Gabriel Salinas.

miércoles, 30 de abril de 2025

De apagones y ataques cibernéticos: cae la noche del sistema

"Exit light
Enter night
Take my hand
We're off to never-never land".
Enter Sandman, Metallica.

Hubo un apagón en España y Portugal el día lunes. Fue brusco y repentino, tal como el que ocurrió en febrero en Chile. Tampoco se saben, a ciencia cierta, las causas reales. Se han barajado teorías que apuntan a un “desequilibrio estructural” del sistema eléctrico, a una “vibración atmosférica” en las líneas de alta tensión o incluso se ha planteado la idea de un posible ciber ataque a la red de energía. El corte y el apagón provocaron el descontrol en la ciudadanía y revelaron la vulnerabilidad completa de toda la maquinaria. De pronto, la gente no podía pagar nada con débito ni crédito, y tuvo que recurrir al viejo efectivo. De pronto, la gente dejó de depender de los “espejos negros” en sus celulares y ordenadores, y tuvo que vérselas con la realidad desnuda. Se cortó la luz y cayó la noche del sistema.

En contextos de crisis geopolítica, ya han ocurrido eventos similares. La sociedad ya ha pasado por colapsos, en el último siglo, como el de la pandemia, y la respuesta de las elites siempre ha sido ambigua y sospechosa. Al tiempo se sabe que las causas establecidas como oficiales no eran las verdaderas. Cabe pensar en lo siguiente: durante el año 2021, el Foro Económico Mundial realizó un simulacro de apagón digital en todo el orbe, con el fin de afrontar con "resiliencia" futuros ataques cibernéticos. Se trata del evento llamado Cyber Polygon 2021. Klaus Schwab, fundador del Foro, quien renunció hace poco, había planteado la posibilidad de un “Gran Reseteo” o un “Gran Reinicio” del sistema económico, una renovación en pos de energías más sostenibles y de un presunto capitalismo “más ecológico” y sustentable en el tiempo. ¿Será que estos apagones “espontáneos” en diferentes países, se han desencadenado de manera estratégica como parte de un programa o de una agenda oculta a la luz pública? Ante la incertidumbre de los hechos, y en vista de la escasa claridad del asunto, ninguna hipótesis, por conspirativa que parezca, se puede descartar de plano. Es más: yo lo creo demasiado posible, teniendo en cuenta el hermético tratamiento del tema, en el que la verdad siempre parece jugar a las escondidas.

Puede que el apagón haya sido avisado con antelación o que se trate, una vez más, de otro evento de programación predictiva, como tantos otros. Es cosa de remitirnos a la ficción cinematográfica. En el último tiempo se han proyectado una seguidilla de películas que abordan, de manera directa o tangencial, el tema del corte de energía. Cabe recordar la película "Dejar el mundo atrás" de Sam Esmail, estrenada por Netflix el año 2023. En ella, se produce un apagón nacional de la tecnología que anticipa una posible catástrofe. Dos familias desconocidas se ven obligadas a lidiar la una con la otra, revelando, de esa manera, la fragilidad de los vínculos y de la condición humana en medio del caos generalizado.

Para continuar las referencias cinematográficas, hace no mucho se estrenó, también en Netflix, la serie “Día Cero”, que tiene por protagonista a Robert De Niro, en el papel de un ex presidente de Estados Unidos, George Mullen, quien preside una comisión para investigar a los presuntos responsables de un ciber ataque global. Y por si fuera poco, Netflix estrenó hoy mismo la serie basada en el legendario comic argentino El eternauta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. En la historieta se cuenta un relato distópico sobre una invasión extraterrestre que liquidó a gran parte de la humanidad, y Buenos Aires sigue siendo la única zona de resistencia. Todo comienza con un corte de luz provocado por una extraña explosión en el Océano Pacífico. Es ahí que Juan Salvo (interpretado por Ricardo Darín en la serie) sale en ayuda de su familia con ayuda de un traje aislante, para cubrirse de la nieve radiactiva.

Sin duda, las películas y series sobre apagones se han vuelto el estelar del momento y marcan la tendencia mundial. Mientras tanto, siguen ocurriendo cortes en otras partes de Europa, como en Alemania, Finlandia y Países Bajos. A medida que se corta la energía, las sombras se toman las calles e invocan el desconcierto. Nuevamente, el apagón y la posibilidad de un hackeo a escala planetaria figuran como tópicos de la ficción, y la ficción sirve, muchas veces, como catalizador de la realidad. Se va sugestionando un clima hostil y, de paso, se va induciendo una conciencia flotante sobre la población, si se quiere, un “egregor” que representa la crisis energética y la necesidad imperiosa de un cambio. Habrá que seguir aguardando la señal del destino, antes de que todo se vaya a negro.

Grandes hombres del pasado se propusieron un futuro enteramente iluminado por la luz robada a los dioses. Nikola Tesla soñó con un mundo inalámbrico. Edison perfeccionó la bombilla eléctrica que hoy enciende hogares y rincones. Se pasó de temer los rayos y los truenos a conectar una civilización entera sobre impulsos eléctricos, al punto de que todo, absolutamente todo depende de esa valiosísima energía. En suma, el Gran Apagón no tratará solo del corte de la electricidad, tratará del corte de las falsas certezas, la necesidad imperiosa de lidiar con nuestra propia conciencia, a oscuras, a solas con nosotros mismos.