jueves, 22 de diciembre de 2022

Al celular llega una alerta de emergencia de la ONEMI, por incendio forestal en el sector toma Felipe Camiroaga de Viña del Mar. Con un amigo decimos que hay algo detrás, una siniestra trama oculta. Pero el fuego no admite explicaciones, no perdona. Lo sé de primera fuente. Responso por los afectados.

miércoles, 21 de diciembre de 2022

En la sala del CRA, la encargada de la biblioteca guardó un ejemplar de Rimas y leyendas en la sección de poesía. "Poesía eres tú", dijo, antes de colocarlo en el estante. "Gustavo Adolfo Mijito Rico Bécquer", mencionó, de inmediato, una colega de lenguaje que estaba cerca. "Es mi amor platónico", remató. Tal parece que algunos poetas clásicos, aún muertos, gozan de sex appeal, y los poemas, pese a su antigüedad, aún pueden atravesar la historia y el corazón de sus lectoras.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Estamos ante una verdadera fauna pandémica. La primera criatura que salió al ruedo como la sospechosa número uno de portar el coronavirus fue el murciélago grande de herradura chino. Por esto, prácticamente todos los murciélagos en el mundo fueron considerados, de un momento a otro, como villanos, potenciales agentes de contagio, casi como si se tratase de vampiros de una era de pesadilla. Ante la zozobra sobre el posible origen artificial del virus, el ratón alado quedó atrás y, mucho después, llegó la viruela del mono, frente a la cual los propios primates eran declarados como responsables. La viruela se tachó de más antigua y menos peligrosa que el covid 19, pero, de inmediato, entró en la competencia mediática. Ambos bichos se disputarían la calidad de pandemia. Más tarde, en medio de un escenario cada vez más normalizado, surgió la variante del “perro del infierno”. Se pensó, por el nombre, que sería mucho más peligrosa que las otras variantes, pero no había suficiente evidencia para sostenerlo. En Alemania, se le bautizó con el nombre del Cerbero a causa de su alto nivel de contagio. Esta variante pasó a ser la del perro custodio del infierno, aunque resultó ser un perro más ladrador que mordedor.

Actualmente, otro bicho ha salido a la palestra, en el contexto del Mundial de Fútbol con sede en Qatar. Se trata del “virus del camello”, una especie de coronavirus diferente al que causa el Covid 19. Producto del Mundial, estaría causando estragos en algunos jugadores de Francia y existiría el riesgo potencial de que pueda contagiarse a los hinchas y asistentes. Pese a esto, un catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid, Víctor Jiménez, señaló que el apelativo “virus del camello” es más bien una manera sensacionalista de llamar al síndrome respiratorio de Oriente Medio, el cual se contagia desde los rumiantes y tiene, por lo pronto, poco impacto entre los humanos. Si bien el virus tiene todavía muy poca peligrosidad, las autoridades ya han puesto la alarma en varios países europeos, frente a la probable propagación del “camello”. Como si llevara la muerte en sus jorobas, es ahora la figura del camello la que tiene que cargar con el peso de todo este revuelo sanitario.

Bajo un escenario mundial asolado por la pandemia, la crisis climática, los conflictos bélicos y el alza inflacionaria, el camello –enorme símbolo nietzscheano- se ha vuelto el depositario de toda la pesadez de nuestra época. Esperemos que pronto pueda transitar con estoicismo el desierto de lo real en que se ha vuelto nuestro mundo y alcance, con éxito, el estado del león, para que al fin se rebele contra el velo de la ilusión y pueda conseguir la soñada inocencia de quienes crean sus propios valores sin ser señalados como disidentes o paranoicos.

sábado, 17 de diciembre de 2022

Gonzalo Contreras: "La cultura de la cancelación va a hundir a la izquierda" (fragmento)

-¿Crees que hay un clima de intolerancia, una cultura de la cancelación?

-La cultura de la cancelación va a hundir a la izquierda. Ese es su más grave error histórico. La moralización de la política, de la vida en general, ha vuelto nauseabunda la vida colectiva; de ahí la funa y linchamientos varios que vemos todos los días en las redes sociales.

El supremacismo moral de la izquierda vuelve inviable su proyecto, ya que es el reconocimiento de la pobreza ideológica y política de la propuesta. Cuando no tienes razones no te queda más que el argumento ad hominem; en este caso, al bulto, con el que destituyes moralmente a tu adversario.

Así es muy fácil: ganaste la discusión antes de empezarla. La razón, la buena fe, nuestro natural sentimiento de justicia, repugnan de tal fariseísmo, de tal hipocresía encubierta de bondad. Envestirse de una moral superior recuerda a la vieja beatería cristiana que tanto daño hizo. En Francia, Italia, España e Inglaterra ya se hartaron de todo eso y las izquierdas están retrocediendo. Supremacismo y fascismo, no nos olvidemos, son sinónimos.

viernes, 16 de diciembre de 2022

Solsticio

Luego de la ola de calor espeluznante, vuelve, invicta, la niebla marina. Celebro su regreso con un café como quien brinda por un triunfo.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

"La muerte es tan bella que nadie ha regresado de ella", decía el reel que le mandó por instagram. "Murámonos entonces, querida", le respondió él, entusiasta. Enseguida, un corazón se dejó notar en el mensaje.


(Situación real, convertida en mini ficción).

lunes, 12 de diciembre de 2022

La fiesta (poema)

Mucho antes de la peste,
La poesía era una verdadera fiesta
Y adorábamos declamar, reír, fingir
Bajo esa noche de expresiones teatrales
Cada quien con un gesto impostado
Procuraba robarse el corazón de los presentes
Pero tú y yo sabíamos que eso era pura mascarada
Que al día siguiente éramos simples comensales
Soñadores con demasiada imaginación
Creadores sin suficiente presupuesto
Apostándolo todo en un encuentro prohibido
Abominando de nuestras propias sombras
Con el rumor de la belleza y la virtud
Conspirando bajo el velo de las sábanas
Que envolvían los libros desparramados
Y los cuerpos extasiados,
arrebatados por la pasión, la complicidad
seducidos por el fulgor de la muerte
Por el presentimiento de un mañana sin nombre.
Mucho antes de la peste,
Mucho antes del gran estallido
Mucho antes de la gran conspiración
La poesía era una fiesta
Y a nosotros el destino, inexorable, nos apagó la música
Nos apagó las luces para huir de todos los sitios
Y acabar divididos por la imbatible noche
Que todavía vela cada una de nuestras palabras
y nuestros silencios, cómplices del desastre.
Christian Drosten, virólogo alemán, se ha atrevido a afirmar que estamos ante el “signo del próximo final de la pandemia”, pese a que se alertó sobre el alza de contagios, inclusive con nuevas variantes llamadas “perro del infierno” y “pesadilla”. Drosten se muestra optimista porque cree que el bicho se volverá endémico muy pronto. Mientras tanto, el alza inflacionaria a nivel nacional y la inminente recesión económica configuran el escenario idóneo de incertidumbre. ¿Acaba o no acaba el bicho el próximo año? ¿Será el 2023 más inestable y caótico que este? Cómo saberlo. Nadie tiene las respuestas definitivas, porque pareciera que todo se está gestando de una forma precipitada en lo relativo a la humanidad, su rumbo a futuro. Ni las vacunas probaron ser cien por ciento efectivas y transparentes, ni el origen natural o artificial del bicho ha sido todavía probado, de manera fehaciente. Se respira un aire de inquietud constante, y la gente –cansada de ser señalada y acusada de portadora- ya está exhausta. El virólogo Drosten puede que tenga las mejores intenciones, ¿Pero es este el comienzo del fin de la pandemia? ¿No dijeron lo mismo respecto a otros eventos de carácter catastrófico? El fin de las tragedias y la catástrofe ha sido un mantra constante del sistema, aunque la condición misma de la existencia humana, a lo largo de la historia, ha integrado la tragedia y la catástrofe como parte de su ser. ¿Por qué habría de ser diferente ahora? ¿Qué tiene esta coyuntura que no haya tenido cualquier otra, con peste incluida? Puede que la respuesta esté en la nueva perspectiva sobre las dinámicas de control: cuarentenas forzosas, uso constante de mascarilla, vacunación prácticamente obligada para conseguir un mínimo de vida social. Nada de eso ha sido satisfactorio y, sin embargo, el mantra de lo nuevo se mantiene: se necesita una nueva normalidad, una nueva salud, un nuevo orden y, si somos un poco más osados, una nueva sociedad y un nuevo ser humano. Luego del fin, la revolución, pero he aquí la trampa: no una revolución de la consciencia, espiritual, de adentro hacia afuera, sino que un estado de cosas insostenible como excusa para implantar el próximo status quo.

domingo, 11 de diciembre de 2022

Querido abuelo:

Usted fue un hombre de palabra. Le recuerdo porque siempre usted estaba ahí para su familia. Nunca dudó a la hora de ofrecer apoyo incondicional y de entregar su visión de la vida, plena de sabiduría y experiencia. Son tantas las cosas que podría decir de usted, pero se hacen cortas. Lo recuerdo como quien se acuerda de un roble, firme, elevado. Cómo olvidar aquellas tardes de infancia, cuando nos acompañaba con mi primo Pablo a jugar a la pelota al Alejo Barrios o nos llevaba de paseo a la playa Carvallo a comer churros. Usted siempre ponía lo mejor de sí en esos momentos de alegría. Cómo olvidar cuando abría su taller técnico al frente de la casa de la abuela. El sonido de la reja era ruidoso pero era fascinante lo que había allí adentro, y usted se esmeraba en arreglar lo que otros habían roto o deshecho por el mal uso. Cada vez que iba para la casa, nos sentábamos a la mesa con la abuela, almorzábamos y usted se iba acordando de las anécdotas de antaño, en una remembranza constante de nuestra historia. Su humor blanco tenía mucho de ingenio y no dudaba incluso de reírse de sí mismo. Además, era usted muy culto. Cuando le pedía si podía bajar las escaleras para revisar la biblioteca que allí había, inmediatamente se acordaba de algunos autores del pasado, tal como Manuel Rojas o Hilario Ascasubi. En la biblioteca había muchos libros de todo tipo, sobre todo de historia y de literatura. También, muchos libros de temática más esotérica. Uno podía pasar horas ahí, tratando de hurgar en esas páginas. Usted además era un melómano. Disfrutaba de la buena música tanto como mi madre. Nunca olvidaré cuando en una ocasión usted comenzó a tararear un tema de Salvatore Adamo, y usted cantaba: Es mi vida es mi vida/Qué puedo hacer si ella me eligió/Es mi vida no es un infierno tampoco es un edén. Esos versos ahora mismo resuenan, plenos de significado, porque usted, querido abuelo, siempre eligió vivir, ante todo. Eligió vivir como un hombre recto, apegado a los suyos, siempre servicial, totalmente desinteresado, con una honra en el compromiso que ya se ve muy poco, hoy en día. Era usted alguien muy crítico con la situación del país, incluso muchas veces con pesimismo, pero nada de eso le impedía cumplir con su vocación y con su palabra. Entendía que había que responsabilizarse por los suyos, contra todo pronóstico. Ante la adversidad, ahí estaba, firme, cual roble que echa sus raíces para elevarse. Porque esa es la imagen que me queda de usted. Y partió, digno, junto a sus seres queridos, para emprender el último viaje y regresar pronto a nuestros corazones.

La Mar honra su memoria, también lo hacemos nosotros, su familia.

Hasta pronto, querido Tata Héctor.

sábado, 10 de diciembre de 2022

Previa publicación de Rinconada, recuerdo que el editor me recomendó que acortara caleta el conjunto de textos a publicar. De todo ese material podían incluso salir más libros, y fue ahí que pensé en la idea de una "trilogía". Publiqué entonces Rinconada como si se tratase de una primera tanda de crónicas, reunidas bajo una serie de partes para intentar un hilo conductor en torno a la temática del espacio, más específicamente, la dialéctica del adentro y del afuera.
Por su parte, el segundo libro, A destiempo. Reminiscencias e instantáneas, se compone de textos y crónicas que habían quedado relegadas en la primera tentativa de publicación. A este nuevo conjunto se le debía dar otro hilo, pese a las similitudes y evidentes conexiones con Rinconada. Fue así que pensé en la temática del tiempo como sustancia de la experiencia y carne de la palabra.
En cierta manera, Rinconada y A destiempo son una extensión del mismo proyecto, aunque diferenciados totalmente por las circunstancias vitales que rodearon su creación. Sin embargo, el diálogo entre ambos libros es inevitable. Ambos forman parte de la historia descrita en ellas, sus sinsabores y sus placeres, sus esfuerzos y sus renuncias, su absurdo y su sentido.