miércoles, 12 de mayo de 2021

George Orwell: «Si quiere una imagen del futuro, imagine una bota pisando un rostro humano»

martes, 11 de mayo de 2021

Revolución molecular

El concepto de la Revolución molecular ha salido a la palestra luego de que Álvaro Uribe lo mencionara para describir el “estallido social” ocurrido en Colombia. Inmediatamente, gracias a la prensa y las redes, aquel concepto fue asociado al espectro de la ultra derecha, ya que Uribe lo tomó prestado de Alexis López Tapia, un intelectual chileno considerado “neonazi”.

Lo que no se advirtió, en primer término, fue que lo de la Revolución molecular tiene su verdadero origen en los planteamientos teóricos de Felix Guattari, quien, de hecho, tenía un libro con ese mismo nombre. En este libro, Guattari explicaba específicamente que “los cambios sociales en el futuro serán absolutamente inseparables de una multitud de revoluciones moleculares”.

En definitiva, estaba previendo que la forma de la lucha política ya no iba a ser “molar”, a la manera de la revolución comunista clásica, con una masa unificada y un proyecto centralizado a gran escala, sino que iba a ser “molecular”, es decir, con una gama de distintas causas accionando desde diversos frentes, sin un aparente orden y relación, pero que acaban articulándose en medio del caos, para constituirse en un cúmulo de fuerzas revolucionarias ("No hay tiempo para la espera o para el temor, hay que buscar nuevas armas"). Si hubiese que establecer un parangón, la Revolución molar sería algo así como la llamarada de una hoguera, con una dirección ascendente, y la molecular, un cortocircuito con múltiples chispas que no paran de estallar hacia todas partes.

Como queda en evidencia, lo que Guattari describió en su libro fue usado sagazmente por el oficialismo colombiano, para poder comprender y digerir el fenómeno de los “estallidos” ocurridos en diferentes latitudes. Así, por ejemplo, se equipara lo de Colombia con la rebelión de Ecuador, con el movimiento Black Lives Matter en USA y, sin ir más lejos, con el 18/10 chileno. Todas estas luchas progresistas formarían parte de una Revolución molecular surgida de manera programática, para “desestabilizar las instituciones y tomar el poder, con la excusa de un nuevo orden de cosas”, a decir del propio Uribe, interpretación que, en todo caso, contradice los propios términos de Guattari, al dotar de un propósito unitario a algo que parece no tenerlo y cuya espontaneidad conformaría su carácter. Sin duda, podemos decir que Guattari fue realmente profético en su visión sobre las luchas del presente, a tal punto que hasta la propia derecha tuvo que hurgar en su marco teórico para no sentirse sobrepasada, totalmente inerme, en el marco de la batalla cultural.

Sobre la cancelación a Richard Dawkins

Si bien Dawkins peca de soberbia con su ateísmo militante y su tesis positivista respecto al carácter de las religiones, el hecho de que haya sido castigado por un dicho de twitter resulta doblemente soberbio, un tweet en el cual Dawkins se limita a afirmar un disenso con respecto al tema de la condición trans, y en el que incluso concluye invitando a discutir dicho tema, cuestión que al parecer ya no se admite en las redes sociales, muy acostumbradas a reaccionar con el sistema límbico o el algoritmo panóptico. ¿Hay acaso incitación al odio en el simple disenso?

Dos consideraciones sobre este punto:

1.- Por un lado, retirar un premio de manera retroactiva, haciendo un juicio sumario sobre un conjunto de declaraciones sin posibilidad de réplica, es francamente orwelliano.

2.- Por otro lado, retractarse sobre sus dichos, señalando que tampoco era su intención aliarse de ninguna manera con los fanáticos republicanos en Estados Unidos, acabó siendo una actitud poco congruente con su propio espíritu escéptico, además de hipócrita, desviando el asunto al plano político. Al parecer, para Dawkins, solo existen fundamentalistas cuando se trata de religión.

domingo, 9 de mayo de 2021

¡Vienen por tu cerebro!

En Johnny Mnemonic de William Gibson, había gente con implantes cerebrales usados para ser meros traficantes de datos gubernamentales o corporativos. ¿Cómo hacían esto? Llevaban espacio en su disco duro cerebral en donde guardaban información confidencial a la cual ni ellos tenían acceso. En suma, una conciencia encriptada. Desde el Paleolítico que unos someten a otros, de acuerdo a un poder ejercido. Primero, los descubridores del fuego. Luego, los inventores de la pólvora, los descubridores de agujeros negros, los creadores de algoritmos digitales. Y suma y sigue. El control de la consciencia adquiere formas cada vez más sofisticadas, en consonancia con el progreso acelerado de la tecnología. Hoy es la pretensión del absolutismo global. Mañana, será el sueño húmedo de los tecnópatas. El chip neuronal de Elon Musk podría ser el dispositivo del control futuro, tal como lo escribió William Gibson. Los corderos analógicos de nuestra sociedad, ciudadanos de a pie, serían aquellos que alimentarían a sus lobos, los fascistas positivos.



jueves, 6 de mayo de 2021

Advertencia al lector

"Nada hay tan bien dicho que no pueda ser mal interpretado" Pedro Abelardo (Apología contra Bernardum)

miércoles, 5 de mayo de 2021

Neuroderechos para un Chile transhumanista

Se aprobó en el Senado una ley de protección de “neuroderechos”, impulsada por Guido Girardi. Sí, tal como suena. La iniciativa está contemplada dentro de un programa más amplio de protección de la integridad mental de las personas, surgida en la comisión Desafíos del Futuro. ¿Cuáles son los puntos de esta ley de protección? Pues son en total cinco los “neuroderechos” que serían garantizados, por supuesto, en nuestra futurista Nueva Constitución, ante el avance inminente del transhumanismo a nivel mundial.

El Dr Rafael Yuste, profesor de ciencias biológicas, líder en la materia, propuso cinco puntos: la protección a la identidad personal (prohibir que la tecnología altere el concepto del sí mismo), la privacidad mental (mantener la privacidad de los datos obtenidos a través de la actividad neuronal), el libre albedrío (conservar el control absoluto de la voluntad), contra los sesgos (utilizar medidas para combatir sesgos algorítmicos) y al acceso equitativo (establecer pautas que regulen el desarrollo y las aplicaciones de neurotecnologías que permitan potenciar las capacidades mentales).

Yuste fue categórico al afirmar que estos neuroderechos tienen que ser establecidos como tales bajo cada legislación y serán fundamentales para mantener la integridad humana, ya que, tarde o temprano, estas nuevas tecnologías de la mente (o, mejor dicho, de “mejoramiento” de la mente) se volverían política pública en un futuro no muy remoto. Y hay suficiente evidencia para sostener que no solo se limitan a la pura y dura ciencia ficción. Por ejemplo, durante el 2013, Obama promovió el proyecto de Yuste para dibujar el mapa del cerebro y, de hecho, hasta presentó en la Casa Blanca su apuesta para investigar las causas del Alzheimer, la epilepsia y el Párkinson, en un plan llamado iniciativa BRAIN.

Por otro lado, Elon Musk ha avanzado con su proyecto Neuralink, consistente en integrar el cerebro humano a un dispositivo informático, con el fin de lograr no solo avances en la curación de daños cerebrales sino que, directamente, en la posibilidad de “potenciar” las propias capacidades mentales hacia límites insospechados, incluso superando a las IA. Musk, con el carisma que le caracteriza, ya había bromeado diciendo que este Neuralink será algo así como los experimentos usados en Black Mirror pero sin el toque distópico.

Su proyecto recién esbozado, en efecto, podría analogarse con lo mostrado en los episodios “Toda tu historia”, “Blanca Navidad” o “Playtest”. En el primero, se problematizaba el tema de la memoria individual en la era hiperconectada. En qué medida nuestros recuerdos pueden ser de acceso público y cómo eso generaría todo un problema “ético mnemónico”, por así decirlo. En el segundo, se hacía patente la manipulación mental mediante la proyección digital de un “yo” extraído de la conciencia, con fines no muy transparentes. Y en el tercero, se presentaba un videojuego de realidad virtual en el que el jugador interactuaba con su propia mente, tal como sucedió con el experimento llamado MindPong.

A simple vista, podrá parecer una maravilla para los tecnócratas de nuestro país y para los amantes del desarrollo de la tecnología de corte transhumanista. Sin embargo, el problema sigue siendo el ser humano, su integridad, su definición. Piénselo ¿Realmente será suficiente con una legislación en materia de neuroderechos? ¿Hay acaso garantías reales respecto a su cumplimiento en el plano de la vida social? Considerando que ni siquiera se respetan los derechos básicos de libertad de desplazamiento y de igualdad ante la ley, por solo nombrar algunos. De hecho, ni siquiera se respeta del todo la privacidad de los datos personales en la red (con las ya conocidas “letras chicas” de las redes sociales, que nadie lee), y existen pruebas suficientes para sostener que ciertas corporaciones a lo largo del globo cuentan con el monopolio de la información (las Big tech), utilizando esos datos entregados de forma tan generosa por los usuarios para cuestiones ajenas a su limitada influencia.

Si quisiéramos ser agoreros, nada, absolutamente nada garantiza cien por ciento que la situación no se salga de control, que no vengan por ti y hackeen tu mente. Aprobar una propuesta vanguardista de esta naturaleza, sin el consenso necesario de toda la comunidad científica, implicaría, aparte de ingresar en una “carrera por el futuro”, abrir la puerta para que los grandes titanes globalistas puedan llegar a decidir de forma despótica sobre cuestiones trascendentales, arrogándose una potestad mediada únicamente por una cierta competencia y una cierta moral superior.

El límite para este verdadero Caballo de Troya, disfrazado de buenismo, ciencia y filantropía, debe ser siempre, a mi juicio, la libertad de pensamiento, la libertad de conciencia, la libertad de acción. En medio de un caos generalizado y un panorama crítico, bajo el cual las instituciones occidentales se caen a pedazos y pierden poco a poco su legitimidad, toca defender por los propios medios aquellos principios que creíamos inviolables y que, el día de mañana, parecerán arcaicos, frutos de una era ya superada.

martes, 4 de mayo de 2021

Libertad vs Seguridad

“Aquellos que renunciarían a una libertad esencial, para conseguir un poco de seguridad momentánea, no merecen ni libertad ni seguridad”. Benjamin Franklin

domingo, 2 de mayo de 2021

No tendrás nada pero serás feliz

"No tendrás nada pero serás feliz". No, no es una cita textual sacada de la clásica novela de Aldous Huxley, son las predicciones del Fondo Monetario Internacional en el Foro de Davos para el futuro del 2030. El nuevo mantra de las elites, el próximo estribillo del sistema.

jueves, 29 de abril de 2021