jueves, 31 de mayo de 2018

Siempre supe que el apellido de Han, Solo, aunque parezca demasiado obvio, hasta fome, tenía que ver con su soledad.¿qué otro calificativo cabe para un forajido? ¿para el que no apoya a ninguno de los dos grandes bandos del universo moral y prefiere hacer de las suyas, siguiendo sus propios códigos al ritmo de la piratería espacial? Una frase me queda dando vueltas, una frase proferida por otro ladrón veterano: "nunca confíes en nadie". El acierto de la película fue plantear la problemática interna de esa afirmación, encarnada en nuestro devenido anti héroe. ¿Confiar o no confiar? ¿Se puede ser lo suficientemente independiente sin llegar a ser malo? ¿Se puede ser lo suficientemente autónomo como para tampoco llegar a ser de los buenos? La respuesta quizá la tenga el propio Han, en ese contraste de máscaras, entre los que creía sus yuntas o sus aliados provisorios, sin perder de vista el lucrativo objetivo de la supervivencia. ¿El amor, su ilusión, su proyección, podría haber sido esa respuesta? Vemos que los distintos derroteros que tomaron Han y Kira acabaron por dibujar un destino completamente distinto a la fábula romántica. El adiós del solitario pirata, en ese instante final, no era otra cosa que el adiós de la autodeterminación. En un universo donde el bien y el mal compiten por el poder, ya no cabe otra expectativa que la apuesta arriesgada del juego. Un ludismo revestido de gravedad, pero también de carácter. Nuestro solitario forajido establece un camino subrepticio, violando jurisdicciones y codeándose con los bandidos de la galaxia. Quien sea capaz de seguirlo, tendrá la oportunidad de probar su suerte y hasta ganarse su renovada confianza.

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