domingo, 26 de enero de 2014


Vladimir Maiakovski junto a Lili su amada... Se conoció al poeta como la figura rusa del futurismo, para luego pasar a escribir sobre un cristo revolucionario acompañado de 12 guerrilleros y a proclamar que si la revolución puede fracasar por culpa del canto de unos pájaros, habrá que matar a los pájaros. Pese a su incorrección política, fue preciso que en su carta suicida, una vez deserta de su compromiso con el regimen stalinista, dejara entrever la trinchera del sentimiento, en ese canto que entona la tragedia más íntima que el hombre se lleva con el fuego, la mujer como la pólvora del corazón, ya no la esperanza, hay que entender en ese amor a Lili la guerra secreta que solo él sabía acabar, en la justa distancia de las almas sometidas al tiempo y el brazo armado de su historia... en suma, qué epílogo de guerra puede superarlo, que el que no sea acaso el sacrificio del amor entendido como la causa y el fin: 

Como quien dice
la historia ha terminado.
El barco del amor
se ha estrellado
contra la vida cotidiana
Y estamos a mano
tú y yo
Entonces ¿para qué
reprocharnos mutuamente
por dolores y daños y golpes recibidos?