miércoles, 6 de diciembre de 2017

Se cuenta que cuando John Lennon durante el año 66 planteó que Los Beatles eran más grandes que Jesucristo, causó un revuelo tal entre la comunidad cristiana que llegó a provocar protestas del Ku Klux Klan. Más tarde Lennon aclaró ​ en una conferencia en Chicago, que si hubiera dicho que la televisión era más importante que Jesús, podría no haber pasado nada. Esa frase y su consecuencia solo resultan escandalosas en su contexto. El rock and roll, en ese tiempo, se estaba masificando más que la Biblia. Hoy por hoy, esa frase no solo sonaría predecible sino que hasta redundante, de parte de una estrella de la música. ¿Será que, como le confesaba André Bretón a Luis Buñuel antes de morir, no hay nada en la actualidad que escandalice lo suficiente? Ya en el año 1993, por ejemplo, un periodista escribía en The Sunday Times que comentarios como el de Lennon "nunca podrían causar controversia, porque una actitud de desprecio a la religión se espera de todos los principales artistas de pop".

Chamico

Se habla en La poesía terminó conmigo. Vida de Rodrigo Lira, sobre el grupo Chamico, nombre proveniente de la planta datura stramonium, también conocida como "la hierba del diablo". Lira había acuñado el nombre como una forma de ironizar sobre el grupo La Mandrágora de los años 30. Los Chamico habían sido un grupo de poetas que, tomando el fundamento subversivo, se propusieron escandalizar a la oficialidad literaria de los años 80, en un encuentro realizado en la Corporación de Investigaciones para el Desarrollo (Cinde). Por supuesto, el escándalo resultó ser una irrupción ingenua pero en cierto modo vital, con cornetas, challas y rock progresivo italiano de fondo. Una irrupción no bien recibida por la mayoría de los escritores presentes. Lira había acabado sus días, ad portas de mandarse a cambiar, dándole vuelta a aquel errático debut en Chamico. "Debería haber dejado la cagá", pensaba para sí, luego de asimilar las palabras de Raúl Zurita sobre su extravagante performance. Cuando se deja la cagá, se deja la cagá. Recordé la anécdota cuando un compadre ayer mencionó al chamico en una conversación sobre plantas psicoactivas. "El chamico fue la planta que de cierta forma gatilló la locura de Lira", planteaba el compadre, no sin cierto guiño poético. Según cuenta el libro, el Ñato Neira, uno de los integrantes de Chamico, había ingerido la droga luego de haber muerto Lira. Entre los efectos se contaba la incoherencia, el arrojo psicosomático, pero también la angustia. Era la hierba del diablo en acción. La hierba de la locura. La hierba de la (anti)poesía.Principio del formulario