jueves, 31 de diciembre de 2020

Solo hay un virus letal contra el que nunca existirá inmunidad suficiente: el virus del resentimiento.

miércoles, 30 de diciembre de 2020

Se viralizó una foto en la que figura una supuesta vacuna fabricada en China. Ahí se muestra un inhalador de THC, componente de cannabis, con un cartucho para ser vapeado en forma de cigarrillo electrónico. El usuario que publicó la foto en Twitter indicó que "apostaba a que todo el mundo se pondría la vacuna si viniera así". Además, el slogan que aparece en el paquete del inhalador está intervenido, y reza "makers of boner pill" (fabricantes de viagra) para referirse a la principal compañía impulsora de la vacuna contra el coronavirus, la compañía Pfizer. Su página web oficial ya emitió un comunicado en que se desmiente el contenido de la fotografía viralizada, señalando que la vacuna se desarrolló conjuntamente en Bélgica, Alemania y Estados Unidos; que no se inhala, sino que se inyecta por vía intramuscular; y que el slogan original de la compañía era “working together for a healther world” (trabajando juntos por un mundo más sano). Lo único que no han logrado desmentir, es el hecho de que la alusión irónica del slogan en la fotografía no estaba errada, porque, curiosamente, la compañía Pfizer sí impulsó la famosa “pastilla azul” a fines de los noventa. Si pudiésemos ampliar este alcance, podríamos decir que la misma compañía responsable hoy de combatir uno de los virus más letales del último tiempo, fue, a su vez, responsable involuntaria de la vida sexual de muchos hombres impotentes alrededor del mundo ¿Y si resulta que la vacuna contra el coronavirus tiene contraindicaciones similares a las del Viagra? Sería una locura. Por lo demás, un bulo muy astuto, mezclando ficción con verdad para develar el absurdo de la maquinaria prosalud.

martes, 29 de diciembre de 2020

¿Es preferible la inmunidad o la inmortalidad? Pregunta que nos hicimos con una ex, y que surgió a raíz de una conversación respecto a la esperanza de vida en pandemia. Si optáramos por una inmunidad frente a cualquier patógeno, viviríamos una vida libre de padecimientos, aunque nuestro ciclo estaría sometido exclusivamente a una caducidad natural. En cambio, si optáramos por la inmortalidad, no habría diferencia con respecto a nuestro estado, en el sentido que, de igual manera, experimentaríamos todas las enfermedades y agotamientos propios de la condición biológica, con la salvedad de que ese proceso de decadencia no tendría un fin y estaría sometido a una agonía incalculable (eso, considerando que ser inmortal solo te ahorraría la muerte física, pero no te privaría del dolor ni del ocaso del cuerpo). Entonces, definitivamente, lo más verosímil era plantear una inmunidad total, siendo más viable y óptima una vida con fecha de vencimiento, vivida al máximo sin la necesidad de preocuparse por algún agente invasor del organismo, que una vida sin límite alguno, con la cual se sufriría la temprana partida de los otros y, al mismo tiempo, se palparía, en carne propia, el declive de una existencia prolongada innecesariamente. Volvimos a la pieza, convencidos de esta elección, creyéndonos más inmunes que nunca, sin miedo al contagio, jamás inmortales, con la certeza de que desapareceríamos en algún momento, pero que, por ningún motivo, nos volveríamos a dañar el uno al otro.

lunes, 28 de diciembre de 2020

La Soledad y La Libertad, las únicas compañeras leales que estarán contigo en todo momento, y que volverán a tu lado, hasta que llegue La Muerte y haga de ti su consorte.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Mi madre llamó diciendo que se hizo el examen PCR y dio positivo. Al ir a verla la Nochebuena, figuro como sospechoso portador de Covid, por lo cual fuimos registrados ambos en el Minsal con tal de hacernos un seguimiento. Al rato, llamó una secretaria del Minsal haciéndome una serie de preguntas y estableciendo que debía permanecer en cuarentena desde hoy, por lo menos hasta que pasara el tiempo, como medida preventiva. La secretaria me dio a elegir dos opciones: ser desplazado hasta una residencia sanitaria con alimento y cuidados, o residir en la propia casa, totalmente encerrado, bajo supervisión a distancia. Le dije que optaba por la última opción. Al final, tengo que forzosamente enclaustrarme, aceptando una suerte de cautiverio domiciliario. Primera vez en todo el año que me aplican esta medida en calidad de posible agente portador. Biopolítica del cuerpo, microfísica del espacio. Afortunadamente, tengo demasiadas cosas en las cuales invertir todo ese tiempo de aislamiento y soledad. La idea de permanecer dentro por razones que me exceden, con el Estado accionando sobre mi voluntad y libertad de decidir, en pro del bien común, y con esa sensación corporal de incertidumbre respecto a mi convalecencia o potencial susceptibilidad al virus, me deja doblemente perplejo, pero no es nada comparado con lo que han vivido muchos otros, durante todo este año, en circunstancias extremas. Lo que sorprende es que esto que yo creía ajeno, lejano, demasiado público, haya invadido mi intimidad precisamente ahora, en esta coyuntura existencial. Es ahí donde realmente se toma conciencia, y su perturbación impele a obrar en pro de uno mismo y, por consiguiente, a favor de los otros, conservando la distancia. Paradójico sentimiento este de ser sospechoso portador: solo se puede palpar la existencia del virus, sintiéndola venir en uno y concibiéndola en los demás, y solo se puede desear la salud de los demás, manteniéndose distante, fuera del espacio del otro. (Te protejo de mí. Te protejo en cuanto me alejo de ti). Uno, en cuanto enfermo latente, permanece a la expectativa, aguardando estoicamente la evolución de este estado de cuarentena, acarreando consigo una batalla orgánica o solo su hipotética sugestión.

viernes, 25 de diciembre de 2020

Friedrich Nietzsche. El nihilismo: escritos póstumos (extracto)

Toda la belleza y sublimidad que hemos prestado a las cosas reales e imaginarias, quiero yo reivindicarlas como propiedad y producción del hombre: como su más bella apología. El hombre como poeta, como pensador, como dios, como amor, como poder: ¡sobre su real magnanimidad, con la que ha obsequiado las cosas para empobrecerse y sentirse miserable! Ésta fue hasta hoy su mayor abnegación: que haya admirado y adorado y haya sabido silenciar que era él quien había creado lo que admiraba.

jueves, 24 de diciembre de 2020

Se suspende el Festival de Viña. Y ahora último, se suspenden los fuegos artificiales de Valparaíso. Definitivamente, la pandemia logró lo que el estallido social no pudo conseguir. O puede ser que la pandemia haya sido un factor fuera de máquina que sencillamente remató aquello que el estallido ya había provocado. No fue el enclave insurreccional por sí solo, con todo su espíritu y su programa, fue el enclave virológico, con sus daños colaterales, el que pudo hacer colapsar el sistema y obligarlo a redefinirse.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

El morbo acerca de los finales se acrecienta día a día a raíz de la pandemia. Podríamos decir que ese propio morbo acerca del final de todo es un virus que muta con cada actitud temerosa y con cada teoría conspiranoide. Tanto así que la pandemia puede llegar a ser considerada el epílogo provisorio para una obra llamada Humanidad. Pero ¿Cuántas otras pandemias o cuántos otros posibles epílogos se han planteado? Tal vez este solo sea el remate muy amargo para el final de una nueva temporada, o puede que, en lo sucesivo, la serie nunca acabe, o lo haga abruptamente. Lo único que muta realmente sigue siendo el morbo, el morbo acerca de la inexactitud de todo, el morbo acerca del mañana. Y conforme lo hace, la Humanidad continuará en su batalla enferma.

martes, 22 de diciembre de 2020

Chica tiniebla VIP

Cuando estaba a punto de salir, apareciste de improviso. Te apoyaste en el mesón cuando la niña de la barra me miraba volver y el tipo sentado a un costado (el reclutador) te observaba fijamente. Así que me acerqué para mirarte y saber precisamente qué era lo que querías de mí. Te pregunté: ¿Y tú? ¿De dónde apareciste? Respondiste: de las tinieblas. Después, insistí en que no podía quedarme. Dijiste que te podía encontrar los días sábados. Entonces te despediste, esperando que tu nuevo cliente se animara a elegirte para una próxima ocasión. Saliste de las tinieblas y volviste a ellas, perdiéndote más allá de las luces.
Todo es literaturizable, o nada lo es. 

lunes, 21 de diciembre de 2020

Cita de La conjura de los necios, John Kennedy Toole

“Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él". Jonathan Swift

domingo, 20 de diciembre de 2020

Velo de esta forma: 

Si eres gamer, piensa en la vida como un videojuego RPG hiperrealista a gran escala, en el cual hay infinitas búsquedas y misiones sin un objetivo único, con la salvedad de que cuentas con solo una oportunidad antes de morir y terminar la partida sin posibilidad de recomenzar. 

Si eres lector de novelas, piensa en la vida como una gran relato coral narrado por terceros, dentro del cual no hay trama única, sino que diversas subtramas a partir de diversas acciones y acontecimientos, las que pueden llegar a concatenarse entre sí hasta dar lugar a un clímax o bien prolongarse, enredarse, desenredarse, volver a enredarse, dándole un cierre abierto o cerrado a la historia en el momento de tu muerte. 

Por supuesto, hay muchas opciones más. De ti depende perseverar en una u otra.

sábado, 19 de diciembre de 2020

Al lavar se filtró agua de la llave del lavaplatos. La inundación provocó que apareciera un ciempiés escondido. Segunda visita no humana en lo que va del mes. El pequeño amigo se asustó ante el crecimiento del agua que amenazaba con arrastrarlo a medida que lavaba los platos de la cocina. Mientras continuaba en la faena, no perdía de vista al ciempiés avanzando a toda prueba contracorriente. Al terminar de lavar, cerré la llave. Sabía que con eso salvaría al amigo de un funesto fin a través del ducto del lavaplatos. Se quedó inmóvil por un momento. Luego, al acercarme para verlo de cerca, siguió su camino raudo, para escabullirse por detrás del mueble. De ahí no volvería a salir, o tal vez lo hiciese más tarde, cuando yo no estuviera, y no viera amenazada su integridad. Dentro de la casa, como es evidente, los quilópodos también sobreviven y habitan el poco espacio que tienen, a su manera.

jueves, 17 de diciembre de 2020

El único y su propiedad, de Max Stirner (extracto)

Yo soy el propietario de mi poder, y lo soy cuando me sé Único. En el Único, el poseedor vuelve a la nada creadora de la que ha salido. Todo ser superior a Mí, sea Dios o sea el Hombre, se debilita ante el sentimiento de mi unicidad, y palidece al sol de esa conciencia. Si yo baso mi causa en Mí, el Único, mi causa reposa sobre su creador efímero y perecedero que se consume a sí mismo, y Yo puedo decir:

Yo he basado mi causa en Nada.

martes, 15 de diciembre de 2020

Friedrich Nietzsche. El nihilismo: escritos póstumos (extracto)

No se encuentra en las cosas nada más que lo que uno mismo ha introducido en ellas: ¿a este juego infantil del que no deseo pensar mal se le llama ciencia? Muy al contrario, continuemos con ambas actividades; necesitamos buen coraje para ambas, ¡los unos para reencontrar, los otros-nosotros otros-para introducir! El hombre no encuentra en las cosas finalmente nada más que lo que uno mismo ha introducido en ellas: el reencontrar se llama ciencia, el introducir: arte, religión, amor, orgullo. [...]

lunes, 14 de diciembre de 2020

Narrativa psicológica

Se trata de un texto enviado por una alumna como desarrollo para una tarea de un taller de comprensión lectora. Fue titulado como "Narrativa psicológica". No desarrolló ninguno de los puntos solicitados, pero, en cambio, envió esta narración que viene a graficar, a su manera, el sentir genérico de casi todos por estas fechas. Los tópicos recurrentes, el aislamiento, la incertidumbre, la convalecencia. Ojo, que el texto fue fechado para el 19 de Diciembre del 2020, y fue escrito mucho antes, el 28 de Agosto del 2020. Curiosa anacronía.




domingo, 13 de diciembre de 2020

El código del Asesino del Zodiaco, descifrado.

51 años después fue descifrado un mensaje criptográfico del famoso y enigmático “Asesino del Zodiaco” enviado al periódico The San Francisco Chronicle en 1969. Dice más o menos así: 

“Espero que lo estéis pasando muy bien tratando de atraparme. Ese que salió en televisión no era yo. No me asusta la cámara de gas porque me enviará al paraíso lo antes posible. Ahora tengo los suficientes esclavos que trabajen para mí mientras que el resto del mundo no tiene nada. Así que les asusta la muerte. A mí no me asusta porque sé que mi nueva vida será fácil en la muerte paradisíaca”. 

¿Sea quien o quienes sean el o los responsables, se trata de dejar un mensaje de terror para la sociedad, o solo disfrutar de una broma cruel y un juego macabro?

sábado, 12 de diciembre de 2020

Friedrich Nietzsche. El nihilismo: escritos póstumos (extracto)

Ponemos la palabra allí donde comienza nuestra ignorancia, donde no podemos ver más allá, por ejemplo: la palabra «yo», la palabra «hacer», la palabra «sufrir», éstas son quizás las líneas del horizonte de nuestro conocimiento, pero no «verdades».

viernes, 11 de diciembre de 2020

La soledad sonora, de Antonio Gala (fragmento)

“¿Desdeña el solitario a aquellos de quienes se separa? ¿Busca aquí sólo su propia explicación, su paz propia, el retorcido placer del que no arriesga nada y nada pierde? Exactamente para lo contrario ha subido hasta aquí. Para olvidarse de la parte de sí mismo que lo distrajo a menudo entre los otros”.

El cuidador de autos bajo el sol de la calle

Bebiendo una Austral en el patio afuera de la casa, del otro lado de la reja en la calle estaba el cuidador de autos que se suele poner ahí en toda la cuadra a trabajar. En un puestito que pone debajo de un árbol para protegerse del sol, estaba tomando una lata de Heineken y fumando un pucho, relajándose un poco durante una jornada calurosa. -Salud, maestro-, decía a lo lejos, empinando la lata. -Salud-, le contesté de vuelta, empinando la botella de Austral. Comenzó a hablar: -Está re caluroso. Más rato, tipo cinco, voy a la playa. No había ido hace caleta, y eso que la tengo cerca-. -Sí, hay que aprovechar, mire que se viene el verano-. -Así es-. -Harta visita, harto turista-. -Sí, y ya hay caleta de gente por estos lados-. -Demasiado-. -En Santiago sí que están cagaos. Tienen atao pa salir-. -Sí, retrocedieron parece-. -Aquí todavía no. Esperemos que no, mire que si no viene nadie, la pega baja-. -No, no creo. Va a venir más gente pal verano, yo cacho-. Así dialogábamos con el cuidador de autos. De pronto, se acercó un caballero con su familia para subirse a un vehículo estacionado. Este le dio unos billetes al cuidador. -Buen billete recibe-, le dije al cuidador de autos. -Sí, de vez en cuando se rajan-. -Qué buena-. Siguió conversando: -Yo creo que iré más tarde a la playa, maestro. Si voy ahora la arena culiá está más caliente que la conchetumadre. Hay que estar a cada rato tirándose al agua pa no quemarse las patas-. Mostró los brazos quemados, dejando la lata de cerveza a un lado. Negros por el calor. Miré por un instante los míos, también descuidados por la exposición al sol, formando un color asimétrico marcado por la ropa. -Hay que cuidarse del caregallo, está brígido-, dijo el cuidador. -Así es, está cada vez más fuerte-, le repliqué. El cuidador se levantó ante la aparición de un nuevo vehículo en un puesto reservado. Volvió a beber otro sorbo de la lata dejada en el puestito, se puso un sombrero y fue a trabajar. Al paso, saludó al caballero de los helados que iba en bicicleta. Ya se conocían. También lo llamó “maestro”. Así discurría el tiempo para el amigo cuidador de autos, entre la playa, el sol, la acera y la calle. Yo, mientras tanto, volví a entrar a la casa, con la Austral en la mano, refugiándome del calor.Tal vez sería una buena idea virar a la playa. Salir un poco del encierro. Tal vez no.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Friedrich Nietzsche. El nihilismo: escritos póstumos (extracto)

Un alma llena y poderosa no sólo se ejercita mediante dolorosas e, incluso, terribles privaciones, carencias, expolios, desprecios; sale de tales infiernos con mayor plenitud y poder; y para decir lo más esencial, con un nuevo crecimiento en la dicha del amor. Creo que quien haya adivinado algo de las más subterráneas condiciones de todo crecimiento en el amor, comprenderá a Dante cuando escribía sobre la puerta de su infierno: «también a mí me creó el eterno amor».

martes, 8 de diciembre de 2020

El ex Markoa

Tras la ida al cementerio, fuimos con la familia a almorzar al restorán de Caleta El Membrillo. Mi madre recordó mientras subía las escaleras que ese lugar antiguamente era una discoteca, llamada Markoa. Y en realidad el espacio del restorán evocaba una perfecta disco ochentera. Sin embargo, ya no eran tiempos para pensar en bailar ni carretear como antes. Nos fuimos a sentar junto a mi hermana chica y la pareja de mi madre, a un asiento cercano al baño. Pedimos entonces el menú, para poder degustar la carta del lugar. Al minuto se acercó a nosotros una mesera de grandes ojos claros color celeste. Estos traslucían mucho más producto del uso de la mascarilla. Ella nos preguntó qué era lo que queríamos. Le pedimos reineta con agregado. El aperitivo en el ex Markoa corría por cuenta de la casa, y consistía en un pisco sour. De ese modo, bebimos esa delicia antes de consumir la entrada del menú. Fue en ese momento que la pareja de mi madre, observando a la mesera a sus espaldas, y luego mirándome a mí con una sonrisa, comenzó a imitar las crónicas que recopilé en mi primer libro. Se refería precisamente a la mesera de ojos claros que había mirado mientras nos atendía. Lógicamente, la mesera permanecía absorta en su trabajo, y yo en lo particular no guardaba mayor interés por ella ni por nadie, pero de pronto la pareja de mi madre comenzó a imaginar una posible crónica, en la cual yo escribía algo sobre esta mesera de mirada atractiva, pasándose rollo respecto a una romantización del encuentro, una idealización de su figura y, por supuesto, la posible concreción de una cita. En suma, me estaba tomando el pelo inventando al paso una crónica con el estilo de escritura de antaño, haciendo referencia a antiguos ligues o coqueteos con señoritas. Yo, entendiendo lo gracioso de la situación, únicamente le seguía el juego para tratar de pasar un buen momento. Mi madre y mi hermana chica, también lectoras del libro, cacharon la onda y también rieron. Habían comprendido el meta texto que la pareja de mi madre había construido al paso para parecer chistoso a costa de mis crónicas con fijación femenina. Lo cierto es que nada de esto, ni el meta texto ni el libro publicado hace un año, tenían ya nada que ver con lo que actualmente escribo, ni mucho menos con la mesera aludida en este nostálgico lugar, pero algo de eso había aún, un resabio tal vez. El lector, la pareja de mi madre, había hecho suyo el significado de mis textos y les había vuelto a dar forma en una situación que yo francamente pasé por alto. Sin querer, había “escrito” una crónica potencial, simulando mi estilo, sin serlo verdaderamente. Quedé con esa idea en la cabeza volando, a medida que bajaba el exquisito pisco sour y degustaba las exquisitas entradas. Las degustaba lentamente, al igual que mi lector, la pareja de mi madre, todavía persistente en su elucubración. Luego de una larga conversa, y habiendo terminado de comer el plato de fondo y de beber el bajativo, pedimos la cuenta de inmediato. De modo que le pedí el favor precisamente a la chica de ojos claros que nos atendió en un principio. Me levanté y la seguí para cancelar en caja. Mi madre, su pareja y mi hermana también hicieron lo suyo. En la caja, la chica me pasó rápidamente la cuenta. La cancelé con tarjeta débito al joven de la entrada, y fue así que nos despedimos del ex Markoa, satisfechos. Al bajar las escaleras de salida, la pareja de mi madre insistía nuevamente con el final de su meta texto, señalando que yo no había intentado nada con la mesera, ni saber su nombre ni pedirle el número. En un afán de ponerle punto final a la broma, le dije que ya pasó la vieja y que el libro publicado había cerrado esa etapa para siempre. Mi madre y mi hermana chica sonrieron. Entendían que era la culminación de la talla pero también que esas palabras repercutían en todos y cada uno de nosotros. Efectivamente, algo en este año se había cerrado con respecto al año anterior, y por eso lo simbólico de haber almorzado en el ex Markoa para reflexionar todo ese asunto allí, y justo después de haber visitado a mi primo al cementerio. El espíritu de los tiempos recurría allí donde abandonamos algo y lo recreamos para invocarlo en el presente, en forma de texto, o de memoria rota.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Juegos de poder



Viendo Juegos de poder, impecable serie chilena del año pasado, no puedo evitar pensar en el candidato a presidente Mariano Beltrán (interpretado por Alvaro Rudolphy) como una cruza entre Carlos Larraín y Sebastián Piñera, aunque más tirado para este último. La premisa de la serie toma de la realidad, teniendo como referencia el accidente vehicular con resultado de muerte protagonizado por el hijo de Larraín, del cual salió prácticamente impune, con una pena irrisoria comparada con la gravedad del hecho, dando cuenta del clima de impunidad que se vive en un país donde la justicia realmente parece dividida entre la que pueden comprar los ricos y la que padecen los pobres. 

En la serie, si bien la premisa parte inspirada en el caso Larraín, toma una deriva desde la trama que puede emparentarse mucho más con la figura de la corrupción política, en este caso, de la mano del candidato a presidente, moviendo influencias y haciendo todo lo posible por ocultar el crimen para no empañar su carrera presidencial. “Cuando esconder la verdad es la única elección”. El slogan de la serie sintetiza el modus operandi no solo de Beltrán, sino que de toda la clase política cuando ve amenazado su nicho o su interés. 

Un personaje de la serie, la madre de uno de los jóvenes fallecidos en el accidente, recuerdo que habló con el personaje de Beltrán y le dijo: “hay que ser realmente suicida para querer ser presidente, hoy por hoy, con todo lo que eso conlleva”. Por no decir, hay que ser realmente idiota o estúpido, o ciego de poder, lo que es lo mismo. Efectivamente, Beltrán lo arriesga todo, incluida su honra, la seguridad de su familia, su imagen para con los otros, con tal de mantenerse en las encuestas y persistir en el poder, aunque eso le signifique pasar por encima de las leyes y de los límites morales. Pero no hay verdad que pueda permanecer escondida demasiado tiempo, por mucho que se pretenda jugar a Dios. 

A medida que Beltrán trata de esconder aquel crimen a toda costa y trabaja paralelamente para llevar a buen puerto su candidatura, salen a flote los secretos de la familia y de todo su entorno, las verdades ocultas que van minando poco a poco su trayectoria asfaltada de mentiras. Inevitable ver en Beltrán la representación de Piñera. Todos saben de sobra la fragilidad con que ha visto expuesta su reputación política en un escenario particularmente convulso. Su fama todos la conocen, sobre todo los de su círculo. Sin embargo, solo él puede sopesar los límites de su conciencia. Hasta dónde ha podido llegar y hasta dónde puede seguir llegando para poder mantenerse a flote en el gobierno, contra todo pronóstico, antes de que se fagocite a sí mismo. 

Cabe recordar los dichos de Platón en Gorgias, en relación a la condena de su maestro, Sócrates: “Es preferible sufrir una injusticia que cometerla”. El día que Beltrán antepuso su interés a la justicia, cayó presa de su propio juego perverso. Esta misma premisa puede ser aplicada a nuestros líderes políticos, tratando de salvaguardar la poca dignidad que les resta mediante la calibración de las demandas ciudadanas. “¿Cómo calibrar el propio interés sin que eso devenga en una injusticia para el interés del prójimo?”, esa es la pregunta que posiblemente deban hacerse, con la almohada como consejera. Pese a todo, nunca habrá una respuesta definitiva, porque la vieja política, en el fondo, siempre estará secuestrada por el poder. Y el poder por sí solo no puede prometer otra cosa que su perpetuación infinita.

domingo, 6 de diciembre de 2020

Primer cuadro: con 15 años escuchando Megadeth, Motley Crue, Slayer, Metallica a toda pala, tarde noche en la casa, antes de que llegara mi madre del trabajo y me pidiera por favor bajar la música. En ese tiempo uno jugaba con la adrenalina de escuchar metal a todo lo que da arriesgando ser penqueado por los vecinos. Precisamente parte del placer de la escucha recaía en el riesgo de ser penqueado por ellos y por tu madre. 

Segundo cuadro: con 32 años escuchando Megadeth, Motley Crue, Slayer, Metallica a toda pala, pasada la madrugada, esta vez en una casa que arriendo yo solo. Sueño de adolescencia desbloqueado. Continúo jugando con la adrenalina de escuchar metal a todo lo que da arriesgando ser penqueado por los vecinos, pero algo me dice que ya no es hora ni es edad para eso y pongo la música a un volumen moderado, aunque el placer de la escucha con el riesgo de ser penqueado permanece, solo que reprimido. Vacilo para mi solo, finalmente. En eso consistía madurar: reservarse un placer privado sin interferir con el mundo.

sábado, 5 de diciembre de 2020

El Calita

En el cementerio, luego de visitar a un primo, nos habló un caballero cuidador de autos llamado “El Calita", mientras buscábamos espacio para estacionar el auto. Le buscó conversa al chofer. Básicamente pedía poder custodiar el auto a cambio de unos cuantos pesos. La regateaba señalando que él trabajaba desde hace casi cincuenta años afuera del cementerio, en diversas labores, entre ellas la de cuidar los vehículos de los visitantes y la de lavarlos cuando se diera la oportunidad. Según decía, vivía prácticamente de la caridad y no tenía, por ende, un sueldo fijo. El Calita no dio mayores detalles sobre su pasado, pero profundizó en los aspectos de su vida que pudieran inspirar compasión para obtener la ganancia del día. El chofer le asentía a ratos, a medida que El Calita continuaba regateando, inspirado en la naturaleza de su propia historia.

De repente, y no recuerdo en qué instante, sale a colación una frase respecto al temor. El Calita repitió, en ese momento, enfático, que más valía temerle a los vivos que a los muertos, porque los muertos no podían defenderse. Esa frase al parecer la dijo cuando señaló que también rondaba de noche el cementerio, cuando ya no quedaba nadie y la atmósfera silenciosa y lúgubre lo inundaba todo.

A esas alturas, a pesar de lo incomprensible de sus dichos, El Calita ya se había ganado los pesos que esperaba. Entonces el chofer le dio unas monedas para poder almorzar. Luego se dirigió a mí, en el asiento trasero, y volvió a repetir la historia del temor. No tenía el suficiente sencillo, así que tuve que negarle la propina. De todas formas, El Calita se fue agradecido, aprontándose a comprar algo para comer y continuar con la laboriosa jornada bajo el sol.

Los visitantes comenzaban a poblar poco a poco el cementerio, cerrado e imperturbable durante toda la cuarentena. Al entrar, de cierto modo, estábamos perturbando la calma de los muertos descansando para siempre, aunque fuese con la mejor de las intenciones. Había que tenernos miedo a los vivos, sencillamente porque nuestros muertos no pueden defenderse de nada. Una paz incorregible, sin embargo, los protegía de la inclemencia de la vida. Eso, según se dice, El Calita ya lo sabía de sobra. Él, como un vivo más, igual que nosotros, podía dar fe respecto al temor infundado hacia los muertos. Definitivamente, los vivos, por la sencilla razón de serlo, podíamos ser capaces de todo o de nada. Teníamos todo el camino por delante, y a lo sumo, el final, esperándonos paciente.

jueves, 3 de diciembre de 2020

Friedrich Nietzsche. El nihilismo: escritos póstumos (extracto)

Profunda repugnancia a reposar de una vez por todas en cualquier visión general del mundo; hechizo de la manera de pensar contrapuesta; no dejarse robar el aliciente de lo que tiene carácter enigmático.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Esta vida de mierda resulta a veces tan arbitraria y tan injusta, de partida, por el simple hecho de no elegir nacer. Ni mucho menos con este cuerpo, esta forma, estas circunstancias. Creo que todo sería distinto si se pudiera, como en un videojuego, elegir las condiciones vitales y materiales de existencia previas en las cuales caerías al mundo sin remedio (y que se pudiese volver al punto inicial en caso de desgracia). Pero no. El azar, el instinto de perpetuación biológica y la lotería genética así lo quisieron, y son irreversibles. Quisieron que cayese en este mundo, con estas variables, con estas coordenadas, con este árbol genealógico, con este diminuto rol dentro de la maquinaria general, ciñéndote a un marco de acción demasiado acotado. Libertad, como dicen, vendría siendo, a fin de cuentas, únicamente el poder de decidir respecto de ese marco. Libertad para explorarlo, para superarlo o para abandonarlo.

martes, 1 de diciembre de 2020

Maestros de la sospecha (Paul Ricoeur) en tiempos de pandemia.

Lectura nietzscheana: El coronavirus es la señal patológica de la decadencia y el nihilismo de nuestra época. La voluntad de poder nos quiere hoy, más que nunca, fortalecidos en cuerpo, mente y espíritu. El superhombre al cual aspiramos hará de la enfermedad su fortaleza, en miras a la superación del último hombre y encarnará en sí al niño, que es puro devenir y recreación. 

Lectura marxista: El coronavirus ha sido la nueva excusa para la perpetuación del sistema capitalista y la nueva justificación de los dueños de los medios de producción para la explotación del hombre por el hombre. El proyecto revolucionario nos quiere hoy, más inmunes y sanos que nunca, dispuestos a dar la batalla para superar la lucha de clases y levantar la sociedad comunista. 

Lectura freudiana: El coronavirus ha generado mellas en la salud mental de la civilización, y ha despertado en nosotros, como una caja de pandora, miedos, inseguridades y aprensiones peligrosas que se creían escondidas en nuestro inconciente más profundo. 

Es preciso recobrar el centro de nuestra personalidad, tomando el control sobre nuestras pulsiones más enfermas y equilibrando nuestros deseos íntimos y personales con el super yo, la conciencia moral. 

¿Qué hubieran reflexionado otros autores o intelectuales en torno al coronavirus, considerando sus líneas de pensamiento? 

Desafío de fin de año covid.