miércoles, 23 de marzo de 2016

Hoy en la mañana durante la clase de nivelación de lenguaje para Gastronomía, un alumno de repente bromea sobre el hecho de que su hermano quiere estudiar pedagogía el próximo año. "-Le dije que no estudiara eso. Que mejor estudiara cualquier otra cosa. Algo que le dé de comer. Gastronomía, por ejemplo-". El alumno comienza a reír. Algunos atrás también. Me mira como propiciando la indirecta. Como si en algún momento me fuera a ofender, y darle una cháchara solemne sobre por qué estudiar pedagogía es una opción viable. Pastelero a sus pasteles. Lejos de lo que creerían, me reí con ellos. Les celebré la talla. Y seguí dictando...

Asado hereje

La Fundación Sociedad Atea de Chile llama nuevamente a "asado hereje" para este fin de semana. Al parecer esta vez no es puramente el carrete carnívoro con la excusa de la rebeldía, sino que tiene como motivo la derogación de la enseñanza obligatoria de religión en las aulas. Me considero escéptico respecto a la forma de validarse del chileno ateo frente a la religión. Pareciera que todo se resume en funar cada semana santa solo por el ánimo de hacerlo. ¿Contra qué se rebela comiendo carne? ¿Qué es lo que en cada mordida está queriendo despedazar? ¿La iglesia católica? ¿La religión como tal? ¿La abstinencia? ¿Dios? Mete en el mismo saco la discusión contra la institución ecleciástica, las costumbres relacionadas con la tradición cristiana y la crítica a la creencia espiritual o metafísica en un ser superior. No sabe separar el polvo de la paja. Reduce en cambio la discusión a categoría de gesto ridículo. Prefiere comerse un bistec en Viernes Santo porque eso se siente cool a debatir por qué diablos se sigue celebrando un evento que ya ha perdido el vigor original que antes tenía.