viernes, 19 de agosto de 2016

Para que los chicos del primer ciclo ubicaran algo de poesía chilena contemporánea, se hizo un recorrido acotado desde De Rokha, pasando por Neruda, la mítica rivalidad; luego Huidobro con su creacionismo; posteriormente Parra con antipoesía; algo de Uribe, también Juan Luis Martinez, Lihn, Lira, hasta llegar a Bertoni. De todos ellos, la mayoría ubicaba más a Neruda, obviamente, y a Parra. Siempre hago esa especie de diagnóstico inicial para ver en qué parada están respecto a la poesía hoy. Se leyeron poemas de De Rokha, de Huidobro, y luego de Bertoni, a modo de comparación estilística. A la mayoría le pareció que ninguno de los poemas tenía nada que ver con lo que ellos creían que era la poesía. Con De Rokha se sorprendieron, algunos, con la forma de disponer la escritura en el papel, sin medida, ni verso. "Escribe terrible loco", repetía un alumno. Huidobro, en cambio, les causó derechamente extrañeza, sobre todo con el Altazor, imagenes poéticas demasiado poco convencionales. "La wea rara" dijeron algunos. Sin embargo, con Bertoni pasó algo distinto. Leyeron "De vez en cuando". Una de las alumnas dijo: ¿qué onda el poema?. Otro compañero suyo repitió "el wn caliente", seguido después de risas y hueveo sin parar. Logran identificar el elemento coloquial en el poema, pero aún así, todavía guardan cierta distancia estética respecto a lo que ellos conciben como lenguaje poético. A pesar de decir chuchadas y cuestiones todavía más groseras con ánimo de conversación, no entienden esa premisa actual tan en boga hoy en día -y que resulta a veces contraproducente para enseñar poesía- sobre la antojadiza semejanza entre lenguaje hablado y poético, y eso, desde otro punto de vista, resulta extrañamente positivo. El cabro que se refería al hablante lírico en el poema de Bertoni como caliente, dijo con total coraje que si "ese loco escribió eso, entonces yo también hago poemas todo el tiempo". Lo curioso es que lo decía no tanto con un ánimo de verse representado en el poeta, sino que como una forma irónica de decir que hasta incluso él, que no es poeta, puede escribir algo mucho más -a su juicio- poético. En resumidas cuentas, y por aquella razón tan particular, pegaron mucho más con De Rokha y Huidobro. Quizá sea ese factor de extrañamiento en el lenguaje el que todavía para los cabros represente y signifique lo poético, y no la tan bullada "escuela de la antipoesía".