sábado, 15 de septiembre de 2018

El Sabino. El Sabino apoyado contra un poste y mirando fijamente hacia la pileta de la plaza de la victoria. Estuvo fácil más de cinco minutos en esa misma posición, ensimismado con su visión imperturbable. En los años que lo llevo conociendo, recorriendo las calles de valpo y hablando amistosamente con cuanto transeúnte se cruce en el camino, nunca lo había visto en esa parada tan contemplativa, tan introspectiva.
"¿Y cuándo se va a pegar su zapateo?", le decía una señora a un viejujo sentado solo en la picá, comiéndose una cazuela. "Lo único que me zapatea es el corazón", respondió. "¿Cómo así? ¿Anda enamorado?", volvió a preguntar la señora. "No, no es amor, es un soplo", le replicó el viejujo, cuando acababa de sorber lo último del caldillo con ahínco. Se palmoteaba el pecho en señal de indicarle a la señora cómo estaba afectado del cucharón.... "de ser amor ya hubiese partido hace rato", terminó agregando. La señora con su compañera sonrieron. Dejaron al viejo tranquilo terminarse la cazuela, y siguieron cuchicheando como si nada.