lunes, 16 de enero de 2017

Se dice de Isaac Newton, padre de la física moderna, maestro de la gravedad universal, que llevó una vida plenamente dedicada al desarrollo de la ciencia, y también, paralelamente, a la alquimia. Incluso llegando al extremo del desinterés por los placeres materiales. Algo parecido se dice respecto de Nikola Tesla, uno de los pioneros de la energía eléctrica y la radio comunicación. La leyenda cuenta que durante las extenuantes sesiones de investigación y experimentación en su laboratorio, la única compañía que recibía era la de las palomas, aparte de la visita amistosa de algunas personalidades como el escritor Mark Twain. Ambos, Newton y Tesla, más allá de su posible afinidad física teórica en el tiempo, eran en el fondo científicos completamente abocados a su solitaria actividad. Incólumes en el reino de su inteligencia superior. Jamás vencidos por la inclemencia de la realidad. Ninguno de los dos, por supuesto, se casó.