sábado, 14 de enero de 2017

Individualistas tendiendo a lo Salvaje

El atentado explosivo contra el presidente de Codelco, Landerretche. Lo más impresionante es que el grupo en cuestión se manifiesta no solo por una cuestión de clase o de economía, como podría pensarse, sino que habla "en nombre de todo lo salvaje y desconocido" y "en contra de toda la civilización". Serían, de esa forma, algo así como anarco-primitivistas. "¿Acaso pensaron que los llantos de los montes ultrajados por sus maquinarias no serian escuchados por nosotros?, ¿acaso pensaron que no escucharíamos los gritos de espanto de los árboles?", dicen de forma vehemente, y con tono poético, en una declaración pública. El escenario que plantea la supuesta agrupación se parece quizá al que alguna vez planteó Tyler Durden, otro célebre enemigo del sistema, en El club de la lucha. Decía imaginar la vuelta a un mundo pre industrial, inclusive, pre civilizado, en el que solo se viesen, a lo lejos, unas figuras humanas secando tiras de carne de venado en el asfalto de alguna autopista abandonada. Un mundo solo posible mediante una tabula rasa del caótico orden anterior.

La máquina de follar

Junto a un stand de la Feria del libro de Viña, ayer, hojeando libros de Anagrama, una chica se aproxima y saca un libro de Bukowski. Miro de reojo la portada, procurando que no se de cuenta. Era "La máquina de follar". Lo curioso es que sí se da cuenta. En el mismo momento, saco la famosa novela de John Kennedy Toole, La conjura de los necios. Al percatarse de que lo hago, mira de costado, directamente hacia las hojas que en ese instante revisaba. Luego, al verla de vuelta, sonríe levemente y prosigue. Ninguno de los dos dice nada, bajo esas dos cínicas miradas. Luego ella vuelve disimuladamente hacia su Bukowski. El tiempo pasa. Me decido a comprar La conjura. En el momento que lo hago, revisa otros libros, deja a un lado La máquina, y finalmente se marcha. En un acto reflejo entonces, casi automático, hojeo La máquina, la misma que ella vitrineaba, casi acariciándola. Se deja leer en un pequeño fragmento: "Tuve la sensación de que podía caer dentro de aquellos ojos...".