jueves, 10 de agosto de 2017

Una alumna en la calle al ir saliendo del instituto -¿Profe por qué faltó el Martes?-. Le respondía al paso que era porque estaba resfriado, justo en el momento en que ella iba rumbo al instituto. Curiosamente, había faltado hoy. Le pregunté de vuelta que por qué. Dijo que por motivos personales. Luego se animó a explayarse, y señaló que fue porque se marchó de casa de su madre. -La salida fue en mala, así que ahora ando buscando dónde vivir. Necesito trabajar. Necesito pega-. Decía eso, mientras volvía al instituto, fuera del horario de clases, a pagar la cuota de la mensualidad. Dijo que vendría mañana, aunque no prometía nada. Lo afirmaba con una naturalidad que hasta provocaba envidia. Le sobraban motivos para desertar. Incluso motivos para ausentarse de todo. Sin embargo, no parecía preocuparse demasiado por nada. A lo lejos se veía cómo contaba los billetes bajo la lluvia, los billetes mojados que seguramente juntó de forma estoica, mientras me disponía a sacar del bolsillo el último pañuelo elite comprado en la mañana en el kiosco de la esquina.