domingo, 10 de marzo de 2024

Me van a disculpar, pero, continuando con el tópico del momento: Tras su muerte, fue convocado un homenaje a Akira Toriyama en la Plaza Baquedano. Durante el transcurso de la tarde, se podía apreciar a una multitud de fanáticos de Dragon Ball alzando los brazos con las manos bien abiertas. En el lugar que pertenecía al General Baquedano, un sujeto levantó un cuadro gigante de Gokú haciendo una Genkidama. Debajo del pilar, otro hombre, vestido de Vegeta, flameaba de manera enérgica la bandera chilena. No se veían banderas negras. Dato no menor. Entre los asistentes, uno propuso, de forma inaudita, que la Plaza fuera renombrada "Plaza Toriyama". El vacío que dejó el centro neurálgico de las movilizaciones ahora se había repletado de un ki abrumador, una performance en sintonía con el tenor de los tiempos, unos tiempos saturados de caos e historia, desencantados por su propia fuerza centrífuga, necesitados de liderazgos fuertes. ¿Será que un personaje de ficción hiper popular y transversal se volvió, finalmente, un símbolo de la unión? ¿Será que ese personaje ficcional consiguió lo que no consiguió ni la izquierda ni la derecha unidas: una improvisada pero tentativa unidad nacional?
Siguiendo el tópico del momento: Al ver Dragon Ball Z, mi padre recuerdo que dijo que Gokú le parecía "la respuesta oriental" a Superman. Según su lectura con tintes políticos, Gokú sería la contraparte del superhéroe norteamericano. Esta interpretación podría tener sentido si nos centramos en algunas cosas puntuales: tanto Gokú como Superman son extraterrestres, ambos llegaron a la Tierra luego de la destrucción de su planeta y de su raza, ambos acaban siendo salvadores de la humanidad. Sin embargo, la comparación llega hasta aquí, únicamente aludiendo, tal vez, a la saga Saiyajin (¿el equivalente a los kriptonianos?). La verdad es que Akira Toriyama nunca se refirió de manera explícita a Superman como inspiración, es más, lo niega diciendo que "Gokú no tiene un estilo de vida similar a Superman. Literalmente ni siquiera cercano.". Si nos remontamos a la verdadera inspiración, que sí es oficial, hay que aludir a la leyenda china del Rey Mono, en la que su personaje principal era Sun Wukong. La historia primera de Dragon Ball, aquella en que Gokú es un niño y vive aventuras en busca de las siete esferas, guarda una reminiscencia con la leyenda, más en la línea de la fantasía épica (en concreto, la novela épica y de carácter mitológico Viaje al Oeste) que en la posterior historia shonen centrada casi exclusivamente en la batalla contra enemigos cada vez más poderosos. Podría afirmarse, sin lugar a dudas, que la primera entrega de Dragon Ball sí dio una importancia gravitante al guion y la trama por esta misma razón, por ser eminentemente una historia épica de aventuras.