viernes, 20 de enero de 2017

Gombrowicz veía en el contradecirse un movimiento genuinamente más creativo que el apego a una lógica implacable. En el diario y en la novela desplegaba un universo de ficción que le abría paso a la ironía, al desencanto, a la vulgaridad, pero también a la constatación de un trasfondo trágico. La radiografía de un espíritu paradójico. Es el legado que hereda del dadaísmo, padrino de la revuelta del lenguaje contra la literatura institucional. En eso reflexiono luego de haber hojeado a la rápida, en la feria del libro, una de las novelas desconocidas del autor, titulada "Pornografía". Según contaba el estudio de esa edición, el nombre había sido cambiado luego por "La seducción", mucho más sugerente y menos explícito. Inauditamente, el título acabó gustándole al propio Gombrowicz, siendo que en su juventud la obra versaba precisamente sobre una sátira política, a todas luces, pornográfica. Una anécdota similar consabida le ocurrió a Bolaño con su antigua "Tormenta de mierda", modificada luego, por razones editoriales, y gracias a un amigo mexicano, como "Nocturno de Chile", nombre mucho más poético y menos escatológico. Ambos, Gombrowicz y Bolaño, eligieron el título descafeinado de sus obras, en el fondo, por una necesidad lectora, si se quiere, económica, más que por un cambio de su esencia, siempre sarcástica y paradojal. Un fenómeno que podría tacharse de políticamente correcto en realidad ocurría por motivos estético-narrativos. La contradicción entre las intenciones del escritor y las expectativas del lector siempre resulta vital. En términos narrativos es el caldo de cultivo para relecturas, tachaduras, omisiones. El Gombrowicz y el Bolaño inéditos, permanecían, de ese modo, igualmente feroces, inclasificables, para el exigente y voraz predio literario, porque, como el propio Gombrowicz señalaba, en su Testamento: "la contradicción, que supone la muerte del filósofo, es la vida del artista".

La broma infinita

Intento dar con La broma infinita de David Foster Wallace en la feria del libro de Viña. En un puesto tienen en cambio su biografía: "Todas las historias de amor son historias de fantasmas". Tentador título pero paso. Prosigo hacia el siguiente stand en busca de la próxima referencia intertextual, de la próxima coincidencia tragicómica.