miércoles, 10 de junio de 2020

Apunte sobre La genealogía de la moral en taller de Nietzsche

"De haber surgido el cristianismo en una sociedad minera, en vez de pastores y pescadores, quizá se hablaría de picar las almas, de trabajarlas a garrotazos en lugar de salir a pescarlas o de seguir al pastor que guía el rebaño".

Créditos a Francisco Beltrán, creador del símil.
Se informó hace poco que Johnny Rotten está entregado al cuidado de su señora con Alzheimer, y está pasando por un momento particularmente duro en el contexto de la pandemia. Lo expresa de la siguiente manera: "No ha habido nada de dinero, así que estoy jodidamente furioso. Nada de esto, déjame decirte, no me importa cuánto de comunista creas que eres, nada de esto funciona sin un euro en el banco”. Esta noticia íntima sobre la vida de Johnny Rotten resulta reveladora, por la sencilla razón de que se condice con el estilo de vida que ha estado llevando de un tiempo a esta parte, desde la separación de los Sex Pistols a fines de los setenta hasta sus tiempos de mayor vigencia musical con Public Image Ltd. En el fondo, Johnny Rotten siempre fue el líder adaptado, el que no renunció a la fama, el que hizo de su nombre su propio proyecto comercial, el que siempre entendió el punk más como una postura artística rompe esquemas que como un estilo de vida encaminado hacia la autodestrucción, tal cual lo había comprendido y encarnado su otrora compañero, su contraparte: Sid Vicious. Podría establecerse un cara y sello entre Johnny y Sid en base no solo a su relación con el punk y la industria de la música, sino que a su relación con el amor. Es cosa de recordar la muerte de Nancy en extrañísimas circunstancias, teniendo al propio Sid como posible culpable o cómplice. Y luego, su prematura muerte. Puro ruido, pura pulsión tanática. En cambio, tenemos en Rotten incluso una historia digna de cándido sentimiento romántico, de acuerdo a la forma con que ha logrado llevar a buen puerto su relación con Nora Foster. Puro Eros. Pura pulsión de vida. En definitiva, solo hay dos tipos de punk: a la manera de Johnny Rotten o a la manera de Sid Vicious. Y, por consiguiente, hay solo dos posibilidades de amar: a lo Johnny o a lo Sid. Entre cada una de ellas media un continuo lleno de desenfreno, pero también de ilusión.