miércoles, 9 de agosto de 2023

Siguen las creaciones de algunos alumnos para la antología en el taller de literatura. Un estudiante hizo un "soneto existencialista". Este fue su texto. Lo encontré notable:

Mar de dudas


Estoy varado en un mar de dudas

Pensando quién soy yo en la vida

Solo, me he caído desde la más alta cima

Sin volver a subir a la punta.


Cuando asalta la enigmática pregunta

Tan inabarcable como eterna

El hombre ya no encuentra respuesta

Y solo le queda rumiar la amargura.


Inalcanzable como el secreto del corazón

Imposible como el más intrincado laberinto

El sentido del hombre vuelve a su hondonada.


Acaso sin un destino para su visión

Acaso sin un consuelo en lo más íntimo

Su amor por la vida acaba invocando la nada.


La nada en la que sigo varando

Como si hubiese habido una salida

Y una luz al horizonte, esperándote.
Se me acaba de ocurrir la idea de una fundación. Se llamará Fundación "poesía viva": donde los versos aumentan las arcas. Espero así dirigir fondos a cuestiones poéticas y con eso recuperar mi reputación y mi espacio en el medio literario.

Los mandamientos de la era atómica, según Günther Anders

Tu primer pensamiento al despertar ha de ser "átomo". Pues no has de comenzar el día con la ilusión de que aquello que te rodea es un mundo estable. Lo que te rodea es más bien lo que mañana mismo puede ser pasado, algo simplemente sido; y nosotros, tú y yo y nuestros semejantes, somos aún más efímeros que todos aquellos que hasta ayer mismo habían sido considerados como seres efímeros. Pues este nuestro carácter efímero no sólo significa que somos seres mortales; ni que se nos pueda dar muerte. Esto también fue así en el pasado. Significa, más bien, que se nos puede matar totalmente, en tanto que "humanidad". Y "humanidad" no sólo significa la humanidad actual, aquella que se extiende por las regiones de nuestro mundo; sino también aquella que se extiende por las regiones de nuestro tiempo: si se da muerte a la humanidad actual, con ella desaparecerá también la que ha sido; y la futura. De ahí que el umbral ante el que nos hallamos lleve la inscripción "Nada habrá sido"; y, una vez atravesado, se lee: "El tiempo fue un episodio". Pero el tiempo puede convertirse en un episodio situado no entre dos eternidades, como nuestros antepasados esperaban, sino entre dos nadas: entre nada de lo que nadie recuerda que ha sido, como si no hubiese sido jamás; y la nada de lo que jamás será. Y puesto que no habrá nadie para distinguir entre estas dos nadas, éstas acabarán convirtiéndose en una única nada. Ésta es, pues, la forma absolutamente nueva, la forma apocalíptica, de la transitoriedad, nuestra transitoriedad, comparada con la cual todo lo que hasta hoy se había llamado "transitoriedad" se ha tornado una bagatela. Para que esto no se te pase por alto, tu primer pensamiento al despertar ha de ser: "átomo".


Fotografía de Yosuka Yamahata.

* Aniversario de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, los días 6 y 9 de agosto, respectivamente, de 1945.