martes, 31 de julio de 2018

"¿Qué es eso, profe, el símbolo del diablo?", preguntaba D, el chico de la fila de al medio al fondo, al ver que estaba dibujada en la pizarra la A de anarquía. "¿Por qué dibujó esa A, profe?", preguntaba otra chica más adelante, obnubilada ante el extraño dibujo con plumón entre medio de los apuntes. La A de anarquía se inscribía como ejemplo en el contexto de los símbolos, los íconos y los índices. Ninguno supo dar una respuesta contundente. La aguda forma de la A fue asociada todo el rato a algo negativo. Había ahí una relación implícita entre forma y semántica. Uno solo, que estaba precisamente desordenando y poniendo escasa atención, levantó la mano. Al cederle la palabra dijo que esa inscripción la había visto en alguno que otro muro en las calles cuando protestan. Un compañero suyo le preguntó: "¿Algo así como un grafiti? ¿Serán las iniciales de algún grafitero?". Este cabro de inmediato le respondió: "Que no hueón. Esa A representa algo pero no me acuerdo. Siempre está en las protestas. Y ahí queda hasta el otro día. Todo el centro tapizado con esa A". De ese modo, seguía en su hueveo con el grupo en la parte interior de la sala. D, el cabro del principio, notando que aún nadie se convencía sobre esa A, se paró delante y propuso que la escribieran todos en cada uno de los muros de la sala. Risas desatadas. "No weí", le gritaba el chico del grupo del fondo. Así el curso seguía anotando en sus cuadernos esos y otros símbolos incomprensibles, hasta que la chica silenciosa, en la fila del medio, apuntó hacia un dibujo sobre la muerte personificada que estaba justo arriba de la A, en la sección de alegorías. "¿Eso tenemos que dibujarlo, profesor? No quiero hacerlo. Me da mala vibra". Le respondía que no era necesario, que lo importante era que entendiese por qué ese esqueleto con hábito y guadaña históricamente era asociado con una representación alegórica de la muerte. "Ya lo sé. No hace falta que me lo explique. Sé qué es la muerte", volvía a su inquietud la chica silenciosa. Se le notaba claramente nerviosa, como suele ponerse cuando se presenta algo que no logra asimilar o comprender del todo. El enigmático poder persuasivo y disuasivo de los símbolos se hacía presente, solo hasta que uno de los cabros, disperso al final de la clase, con toda confianza borró los símbolos ya copiados y escribió sobre ellos, en cambio, una serie de iniciales y líneas desordenadas que figuraban alguna suerte de técnica callejera, sobre la misma pizarra como símil de los muros de la ciudad, desplegando un lenguaje icónico del todo indescriptible para el impávido profesor, y a vista y paciencia del resto de los compañeros que se sumaban gozosos al festín gráfico.

Sandy MC

Sandy MC. El único videoclub sobreviviente de Valparaíso, en Pedro Montt esquina Rodríguez, al fondo de un setentero edificio residencial. Recuerdo que en los noventa arrendaba vhs en Magia videoclub, también en Pedro Montt, club del cual mi viejo fue socio durante casi una década. 

Otro videoclub extinto era el Musiteka, que quedaba al final de Salvador Donoso, llegando a Bellavista. Tenía una caseta de lotería y una mini sala de cine. Uno más antiguo todavía era el Axis, en Francia casi al llegar a Colón. Se podían jugar las consolas de la época, Super Nintendo y 64. Tenía un poster gigante de Indiana Jones a un costado de los estantes. 

Cómo olvidar además la empresa Blockbuster, que en sus tiempos quedaba en Bellavista esquina Blanco. De hecho, durante caleta de tiempo ese sitio fue punto de reunión para los porteños, tanto así que sabían inmediatamente donde juntarse al mencionar la palabra Blockbuster como si se tratase de una invocación. 

La prehistoria de los videoclubes en la ciudad. Esa prehistoria volvía a mi mente al pasar por Sandy Mc de improviso. El compadre que atendía, notando que hurgaba entre algunos dvds de culto, alcanzó a advertir que algunos de esos títulos no se vendían: 

-¿Te gusta Alex de la Iglesia?-. 
-He visto sus películas-. 
-Esas lamentablemente no están a la venta. -¿Y por qué las tiene ahí?-. 
-A modo de exhibición-. 
Se refería a los dvds de Acción mutante y de El día de la bestia. 
-Ya están descontinuados. El compadre de Santiago que me los traía se dedicó al negocio del blu ray-. 

Luego de justificar el por qué no vendía esas joyitas, continuó arreglando un reproductor de dvd Ikawa, con una antigüedad estimada de una década. Mientas lo hacía, le pregunté sobre los títulos de Darío Argento. 
-Esos sí se venden-. 
-Pero también son clásicos-. 
-No es nada personal. Es que las de Alex de la Iglesia cuestan más conseguirlas-. 

En mis manos aparecía Inferno. Tras echarle un vistazo a la filmografía de terror, fui a por el espacio de los vhs, escondido detrás de un reducto apartado del local. Se alcanzaban a visualizar cosas como Black Rain, Highlander o El club de los cinco. 

En la parte inferior de un estante envuelto por la sombra, se hallaba una auténtica reliquia: Fitzcarraldo, de Werner Herzog, en vhs. Cinematográfica coincidencia. En la casa esa película era el único vhs que alcance a rescatar de entre un montón de rarezas y antiguedades botadas a su suerte en el edificio donde trabajaba de conserje. Lo había agarrado como quien agarra un objeto con valor sentimental hundido en la basura de la memoria. Se hallaba internado en la selva tal cual como la ópera en medio de la Amazonía. 

La obsesión de Klaus Kinski por instalar un teatro en lo profundo de la selva era idéntica a la obsesión por un arte perdido en lo hondo de la maraña cibernética. Kinski pretendía llevar la música a la selva. El compadre de Sandy Mc pretendía conservar el vhs frente a la inclemencia de la explosión digital. No llevé ningún vhs, pero salía de ese pequeño rincón imbuido de una nueva retromanía. 

Antes de retirarme, el compadre sugería que también hacía traspasos de formatos entre vhs y dvd, y entre dvd y blu ray, como un viajero del tiempo que transforma los dispositivos con que visualizamos la ficción del mundo. Le decía que quizá para otra ocasión, que por ahora bastaba y sobraba con ese pequeño baño de nostalgia audiovisual. El vhs, como en Videodrome, similaba la retina del ojo de la mente, la retina del ojo de un pasado que solo fue en nuestras especulaciones y maquinaciones cinéfilas más recónditas.
Profesor: personaje que, en lugar de planificar su vida, se dedica a planificar clases.

Diccionario del diablo, 2018.

sábado, 28 de julio de 2018

El hombre más solo del mundo

Medios llaman como "el hombre más solo del mundo" u "hombre del hoyo" al hombre indígena brasileño que vive hace más de veinte años en la región de Tanaru, situada en la Amazonia. La Funai (Fundación Nacional del Indígena de Brasil) lleva todo este tiempo vigilándolo, sin interferir en su vida. Dicen que es con el fin de protegerlo y estudiarlo. Se cree que en 1995 varios granjeros atacaron su tribu originaria, extinguiéndola por completo, por lo que este hombre vendría siendo, por así decirlo, el último de su sangre. "Creo que él está mucho mejor así que si hubiera tenido contacto con alguien", explicaba el jefe del equipo de Funai. 

El video que circula haciendo público un minuto de la existencia de este hombre, recuerda la tónica de los videos investigativos del Discovery Channel. En él se ve al hombre en su habitat natural agarrando a hachazos un árbol. Hay en ese ojo, en esa intención antropológica también un fondo paternalista. Se vigila al hombre cual especimen animal, tratando de comprender el cómo y el por qué de su soledad en medio de la selva, que no es otra cosa que el estado original de cualquiera que haya visto morir su cultura y cuente únicamente con la flora y fauna a su alrededor, solo que este hombre, nunca atravesado por la vena citadina, alcanzó un nivel de adaptación tal que dejó pasmados a sus investigadores y más allá, a los propios observadores detrás del lente del monitor, intuyendo que la soledad es el estado natural de aquello que acaba y pugna por reintegrarse al ritmo de la vida. 

Hay siempre cierta inclinación morbosa por la naturaleza en contraposición al molde de la sociedad. En La Vorágine de José Eustasio Rivera, Arturo Cova y otros personajes se internaban en la selva por motivos indistintos, sufriendo en carne propia las inclemencias del infierno verde. Hombres civilizados siendo devorados física y psicológicamente por fuerzas indomables. Creían haber cambiado la selva, pero la selva los terminó cambiando a ellos. No hay romanticismo en lo natural que no pueda ser liquidado por su condición hostil. 

El buen salvaje rousseuniano era solamente una buena idea filosófica. El hombre más solo del mundo, -adjetivo tendencioso-, por su parte, no es más que el hombre huérfano de origen y enfrentado a su suerte contra las raíces. Su soledad se vende como exotismo, como espectáculo al aire libre, pero en el fondo escandaliza, remueve el esqueleto, la psiquis remota del yo civilizado, proyectándola fuera de sí, en un escenario desprovisto de posesiones y confrontado solo con aquello que lo integra al ecosistema. El ojo que ve al hombre más solo del mundo es un ojo reflejo: se escabulle dentro de su propia selva interior, allí donde cualquiera es un animal sobreviviente.
Cuando venía de Pedro Montt rumbo a Carrera, un compadre venía en dirección opuesta a paso rápido, justo a un lado de una joven que caminaba aún más rápidamente. Se acercó a ella de manera un tanto brusca, pero era para ofrecerle un papel. Parche curita, algún flyer, ni idea. La joven iba nerviosa o acelerada. Saltó sutilmente hacia un lado y se le escuchó decir no gracias de forma seca. Al irse aproximando, se pudo distinguir que lo que ofrecía el compadre eran unos papeles con poemas fotocopiados. Alcanzó a ofrecerlos a un par de transeúntes más, con el ritmo apresurado de hace un momento, sin éxito, tal vez indiferentes ante su imprevisible ademán. Después de eso, me ofreció uno a mí, sin decir mucho, solo balbuceando dentro de su errática promoción la palabra "poesía". Pensé en pasarle algunas chauchas a cambio de ese papel poético, solo para matar la curiosidad. Pero fui tan dubitativo que el compadre interpretó eso como una negativa. Cuando ya me había decidido a comprarle uno de esos poemas fotocopiados, el compadre ya se hallaba a más de una cuadra, continuando con su improvisado mercadeo nocturno. Recuerdo uno de los títulos de un poema, vislumbrado a la rápida. Se llamaba "Extrañeza". Era una especie de soneto bastante irregular. Era tal vez el mismo que le compré a otro loco en un barucho de cumming y que luego le regalé a una cita en un ingenuo intento de ligue trasnochado. El poema era extrañeza.

viernes, 27 de julio de 2018

Rarezas: El demonio que sale en la portada del single de Jump in the fire es casi el mismo que sale en una edición de la novela Cambio de guardia en el infierno de Antonio de Undurraga, editorial Skolar de Madrid. 

#35añosdeKillemall.


Un chico revisa furtivamente el historial de navegación del google chrome en mi computador, después de terminar la clase. Lo hacía para ver si encontraba algo raro. "Mire qué interesante", dice mientras me ve viéndolo registrar el historial, haciéndose el leso. Un compañero a su lado le dice que desista, que no encontrará nada. Otro que obviamente, porque el profe borra el historial de manera oportuna para que ninguno pueda conocer sus navegaciones en línea. Este mismo le alcanzó a mencionar que "si buscas porno, lo siento tendrás que verlo en tu casa". Al cachar que no había ahí nada del otro mundo, solo una seguidilla de búsquedas anodinas, el chico del principio se levantó y dijo que "cuidado con meterse en la deep web, profe". "Ahí no la cuenta", le alcanzó a replicar el otro.

jueves, 26 de julio de 2018

Sobre el cyber ataque de los "Shadow Brokers" al Banco de Chile, dicen que no solo fue ahí sino que a otros bancos más. Lo que no publicitan es el mensaje dejado por el supuesto grupo en Twitter: " Tu gobierno paga por espiar, tu gobierno es el objetivo, y tú pagas. El ataque es nuestra firma. Nosotros no perdonamos. Libertad para: -dreex1 -B00du13 -Mr.H -TESTnull". Un caballero en el Mega, afectado por ser cliente del Banco Chile, le mencionó a la prensa que "ya no hay seguridad. No podemos confiar ni en el banco. El día de mañana nuestra plata no va a estar, y ahí vamos a quedar". Se deduce de esto que el ataque de los Shadow Brokers tenía un propósito: no sembrar el caos, sino que propiciar la desconfianza en el orden financiero, porque vuelve al viejo lema de Bertol Brecht: "¿Qué es robar un banco, comparado con fundarlo?". La plata con la que vives y por la que luchas, ¿es realmente tuya?
Científicos italianos descubrieron evidencia de un gran lago salado bajo Marte, que podría albergar un “depósito biológico” de microorganismos. Sostienen que esto podría ser el primer paso para albergar vida en el planeta y próximamente para colonizarlo. El paso de la ciencia ficción a la realidad comprobable, en lo que ataña al planeta rojo, sería un hecho. Aunque esto ha traído, por lo pronto, más consecuencias para el planeta azul. El globo se polariza entre los entusiastas de la ciencia que ven en esto una revelación, un nuevo comienzo para la raza humana, y los más escépticos, que ven en esto el signo de la hipocresía espacial, bajo la motivación altruista, alegando que primero habría que disponer de suficiente agua potable para los propios terrícolas más desposeídos. El dilema político queda planteado: ¿Más agua salada para los marcianos o más agua potable para los terrícolas sedientos? ("Hay más agua en Marte que en Petorca", rezaba un tweet local). Bradbury en sus Crónicas Marcianas ya hacía patente esa inquietud, la inquietud sobre el encuentro con la alteridad y su colisión. Vislumbraba un escenario en que la colonización marciana no fuese sino un reflejo de la colonización americana. Adonde sea que lleve el hombre su radio de influencias estaría presente, tanto ese incontenible deseo prometeico de conocimiento como esa inconsciente voluntad de dominio que sobrepasa los límites cósmicos. Marte era el dios romano de la guerra. Bradbury lo expresaba claramente cuando el Viking 1 aterrizó sobre el planeta rojo: «Hoy hemos llegado a Marte. Hay vida en Marte, y somos nosotros». La vida se identifica con la guerra. En Crónicas marcianas, la guerra la lleva el ser humano.

miércoles, 25 de julio de 2018

"-Profe ¿usted ha probado el éxtasis?", fue la primera pregunta que me hizo la chica revoltosa del puesto de más adelante al volver a clases. La miré serio, negándome a seguirle la corriente, pero entreviendo que su pregunta solo era el típico leseo para romper el hielo, su irreverente forma de extrañamiento. La compañera de al lado, al notar esa mirada suspicaz, respondió sin apuro: "El profe no te dirá nada. Su sola cara lo delata". El silencio de su profesor claramente otorgaba.
En la nota de suicidio de Oksana Shachko, cofundadora del movimiento Femen, decía: "Sois todos unos falsos".


martes, 24 de julio de 2018

Stefan Zweig, exiliado en Brasil, se había suicidado con su esposa ingiriendo un veneno letal. Se aduce que lo hicieron tras ver su "patria espiritual" invadida por los nazis y tras ver a Europa "destruirse a sí misma". Hace poco, en Conchalí, un anciano le disparó en la cabeza a su pareja para luego dispararse él mismo. La pareja vivía sola y ambos padecían cáncer. La anciana había sobrevivido al balazo pero murió luego en el hospital San José. Irónicamente, solo en ese estado pudo salir de la cama en la que permanecía postrada durante años. Según cuentan, el anciano iba a ser llevado a un asilo, por lo que, en un último sacrificio amoroso, pactaron quitarse la vida para permanecer juntos por siempre. El paralelismo no es gratuito. Solo que la única patria espiritual que conocían estos ancianos era la patria del amor, la patria del amor agonizante, invadido por la inclemencia del egoísmo, y lo único que se destruía a sí mismo era el horizonte de sus sentimientos, ultimados, en un heroico pacto de pólvora y sangre. Chile llora de amor.
Imagina un mundo en el que azar fuese la regla del juego. Ahora, imagina un país en el que el bingo fuese el dispositivo democrático. Imagina, solo imagina....
El supuesto caso viral del soltero chino de 31 años, Niu Xiangfeng, que en su intento desesperado por encontrar una esposa ha sido rechazado -según dicen- casi "80000 veces", me recordó a una anécdota que alguna vez comenté sobre Albert Ellis, el psicoterapeuta yanqui que en un intento por superar su timidez con el sexo femenino contaba que de joven se obligó a conversar con más de cien mujeres en el jardín botánico del Bronx durante un mes. Decía que pese a no tener éxito en ninguna cita, perdió en cambio su miedo al rechazo. Mientras que el soltero chino insiste de manera necia en una empresa que a todas luces -merced a su tozudez y desesperación- nunca llegará a buen puerto, el psicoterapeuta yanqui demostró que esa misma técnica errática podría servirle para superar la resignación y la autohumillación. Ambos, fracasados sentimentales, solo que uno hizo de la idea de casarse su cruz, y otro de la idea de emparejarse su estoico experimento. Aunque es muy probable que la exhibición victimista del primero no sea otra cosa que una última medida kamikaze, y la intelectualización del segundo otro proceso velado de la líbido.

lunes, 23 de julio de 2018

Lucy Avilés cree a pie juntillas que la incorporación del Jardín de las delicias de El Bosco en libro del Mineduc fue obra del Movilh, esto al notar que un pasaje de arte para tercero básico contenía "flores metidas en partes íntimas", específicamente, en el recto de ciertos personajes. "No queremos que homosexualicen a los niños", se le oía reclamar a la religiosa. Una pataleta ignorante, desde una primera lectura, una pataleta propia de un dogmatismo idiotizante, en donde si Avilés tuviese un poquitito de comprensión lectora se daría cuenta que el significado del cuadro que compone un volumen tripartito tiene una intención moralizante. Se trataba precisamente de graficar de manera pictórica un "falso paraíso" influenciado por la lujuria del mundo físico. Pero el verdadero cuestionamiento no pasa realmente por la limitación cognitiva e intelectual de la mujer religiosa, sino por el propósito del Bosco dentro de un libro pensado para chicos de tercero. Un cabro de esa edad de seguro se preguntará, aún no contaminado por el sesgo ideológico ni confesional, ¿por qué todos desnudos? ¿y por qué todos haciendo tantas cosas raras? La pregunta que cabe hacerse es ¿podrá un profesor explicar a un cabro de tercero, con el Bosco en sus manos, el real contenido de esas imagenes, sin caer en la moralina religiosa ni en la arbitrariedad artística? ¿Qué podría aportar realmente la visión de un culo ensartado de flores o de un cunnilingus al imaginario de un cabro todavía en plena fase de aprendizaje por extrañamiento? Solo cabe afirmar con seguridad una sola cosa: El jardín de las delicias, obra concebida probablemente por encargo con el fin de exponer los pecados, primero leída como proto surrealismo, luego como aberración y finalmente a modo de diversidad plástica, seguirá invicta, ensartando sus flores en el culo de los contemporáneos, violándoles la imaginación, complicándoles la existencia.

sábado, 21 de julio de 2018

Murakami definía en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, la apariencia de los llamados "sarariman", "hombres vestidos con traje y corbata", personificando a la masa impersonal y siniestra que no necesariamente resulta la antagonista de la historia sino que aquella que difiere de los intereses del protagonista. Lo del abogado Jaime Bassa en la comisión de Defensa Nacional recuerda un episodio murakamiano cualquiera. Los pequeños empleados con sus chaquetas y corbatas, no ostentaban su atuendo tanto por un signo de apariencia como de necesidad. El formalismo de la ropa lleva una marca de clase. Bassa al sacarse la chaqueta y no llevar corbata a la sesión, sencillamente demostró que no le hace falta ese formalismo. Su nutrido curriculum lo respalda. La soltura de cuerpo a la que aludía el diputado José Pérez no era otra cosa que una proyección. No concebía que uno "de su misma clase" no llevase su seña de identidad, traducido en ese tan transversal respeto a la institucionalidad. La soltura de cuerpo de Bassa fue su señal de autonomía, su propia forma de infringir las reglas del juego, pero todos sabemos que, en términos protocolares, y para cualquier clase de instancia solemne, ajena al individuo, el hábito sí hace al monje.

jueves, 19 de julio de 2018

Metaforismos


En una entrevista a Jodorowsky, sobre el lanzamiento de su libro Ojo de oro, se le preguntaba sobre el contenido, consistente básicamente en un compendio de sus tweets. Decía que no eran simplemente tweets, sino que "metaforismos", un nombre un tanto pretencioso para englobar cada una de las frases que él subía a la red social bajo el lema de la Re-evolución poética y la Conciencia al poder. El cuestionamiento principal al libro era sobre el por qué publicar un compendio de "metaforismos" y si las entradas de twitter podían considerarse o no literarias. Jodorowsky respondía que a él no le interesaba si el conjunto de esos tweets podía o no llamarse literatura, sino que le interesaba el carácter dialógico y colectivo que este adquiría, digamos, cierta trascendencia del yo hacia un nosotros, expresado en ese montón de frases escritas en tercera persona plural. Según él, cada frase suya caía en seiscientos mil cerebros y no había ahí derecho de autor, ni siquiera propiedad intelectual. Era como sembrar en terrenos ajenos. Con lo cual nada quedaba ahí, todo se daba y redundaba en el "fin del ego" (término del cual Jodo parece estar obsesionado). 

La entrevistadora, aún no captando del todo la idea, le volvió a preguntar por qué creía acaso que hablar de uno mismo no era algo literario. Señalaba que era porque casi todos los grandes poetas fueron autorreferentes, porque la literatura (casi toda) tenía "olor a ombligo", entonces había ahí otra clase de literatura actual gracias al twitter que vendría siendo una literatura sin yo, una "literatura del nosotros". Ante la réplica, se le insistió con una última pregunta. Sobre por qué decidió hacer finalmente ese libro, si la virtud de twitter era que se generase diálogo, y el publicar un libro ya implicaba un nombre propio, un autoría. Jodorowsky volvía a su punto anterior, impenetrable, respondiendo que no le importaba que lo retwitearan, que todo lo hacía simplemente por el hecho de dar sin preocuparse por recibir algo a cambio. Apelaba a la cantidad de tiempo invertido en los tweets, de manera gratuita, en un brillante gesto de altruismo. 

Después de eso, la entrevista tomó otro ribete. La pregunta, sin embargo, continúa dando vuelta ¿los tweets (o si me apuran, los posteos) pueden llegar a tener siquiera alguna remota cualidad literaria, o solo depende de si son publicados por un escritor o un personaje de renombre? ¿existirá realmente algo así como una "literatura del nosotros" o era solo otro de los tantos argumentos que usaba Jodorowsky para justificar lo injustificable y enrollarlo todo dentro de una madeja discursiva? De la forma que sea, hay textos y textos. Como decía el propio Jodo, la palabra final la tendrán los otros. Solo un ojo clínico o una masa lectora podrían empujar a un twitttero o a un facebookero a querer publicar lo que sus seguidores día a día comentan. Una cosa muy posmoderna, en todo caso. Lo que no quiso aceptar Jodo -virtud a su carácter mediático- es que en ese acto no hay tanto un dar desinteresado, sino que también un recibir oculto tras la imagen del psicomago o del gran literato. Pero convengamos en que ninguna de estas cosas a la larga importa, si el conjunto de la humanidad virtual puede, aparte de imbuirse de sabiduría en línea, leer en papel ese ambicioso conjunto de tweets psicomágicos o metaforismos, que, aunque las cifras económicas digan lo contrario, tienen el carácter de ser gratuitos. 

Habiendo terminado la entrevista, se le pidió a Jodorowsky que leyese algunas de sus creaciones, para regocijo de la humanidad virtual. "Deléitenos, maestro", decía la entrevistadora, entusiasta. Lo que alcanzó a leer Jodo, y que quedó impreso en la edición a papel de la entrevista, era escueto y decía más o menos así: -Más importante de que te amen es que tú ames. -El único medio de conocer al ser humano es a través de sus límites. -Triunfar es aprender a fracasar.

miércoles, 18 de julio de 2018

"Chile es Santiago, aunque se niegue. Venir acá es como que te lleven de artista invitado a una película que ya no es tuya", comentaba un cliente de Rewind en Viña, tal vez refiriéndose por analogía al mercado de los discos y vinilos. Y, por extensión, al mercado completo.

martes, 17 de julio de 2018

El nuevo doodle de san Google conmemora el nacimiento del belga George Lemaitre, apodado el "padre del Big Bang". Era, aparte de astrónomo, un sacerdote católico. Estudió conjuntamente a Tomás de Aquino y a Einstein. De esa amalgama se deduce que pudo plantear la hipótesis de que la existencia de un universo creado no necesita un comienzo fijo en el tiempo. Años más tarde, se propuso modelar lo que serían las primeras nociones sobre la "explosión del átomo primigenio". Los miembros de la Royal Astronomical Society habrían encontrado inaceptable que Lemaitre pretendiese aunar ciencia y fe. El sacerdote y científico se defendía argumentando que "el comienzo del mundo pudo haber ocurrido un poco antes del comienzo del espacio y el tiempo (a raíz de un solo quantum)”. Einstein había revisado sus explicaciones sobre el origen del universo y la probabilidad de que este se siguiese expandiendo indefinidamente. Sostuvo que los fundamentos de Lemaitre justificaban a su manera la idea de que la Creación podría ser identificada perfectamente como una gran explosión aún en curso. El universo, entonces, para Lemaitre, no era solo una creación, era además la consecuencia de una gran explosión. Todo habría provenido, para el sacerdote, desde ese punto cero. Todo sería producto de ese estallido. La vida entera tendría la marca de ese estallido. Gracias a esos aportes, la teoría del big bang se expandió rápidamente como una de las teorías más aceptadas. Lemaitre, sin apenas concebirlo, había alcanzado ese punto en que las fronteras desaparecen, para dar lugar a un conocimiento aproximado del cosmos desde la razón y la creencia mística. Una superación del dogma confesional y, a su vez, del positivismo decimonónico. Todo se expande, así lo demostró Lemaitre. Todo comienza, y sin duda, todo explota. Así lo demuestra también Google, adoptando la lógica del big bang informativo.
Merced a nuestros tiempos locos, usted no diga "transición a la democracia", usted diga " transición a la deconstrucción derridiana".

lunes, 16 de julio de 2018

La irrupción de las Pussy Riot en la final del mundo ayer consistía en una performance contra la violencia policial llamada “El oficial de policía ingresa al juego”. Conmemoraba la muerte del poeta ruso Dmitri Prigov, dicen las Pussy Riot, y pretendía exigir la libertad de los presos políticos rusos y denunciar las detenciones arbitrarias del gobierno de Putin. Una de las líneas de su manifiesto dice lo siguiente: "El Policía Celestial es el organizador del hermoso carnaval de la copa del mundo, el policía terrenal tiene miedo de la celebración. El Policía Celestial vela cuidadosamente por obedecer las reglas del juego, el policía terrenal entra en el juego y no se preocupa por las reglas". En el momento que las performistas fueron perseguidas, una de ellas intercambió una palmada con un estupefacto Mbappé. Cabe señalar que la invasión al campo de juego ocurrió justo durante un contragolpe clave. El croata Luka Modric era quien llevaba la pelota por la banda izquierda.

sábado, 14 de julio de 2018

Asado en la casa de abajo al frente. Por la ventana del dormitorio se cuela el olor a carne. Entra hasta el humo de cigarrillo de los comensales que no paran de echar la talla y brindar por no se sabe qué motivo. Suenan temas aleatorios. Desde Los Prisioneros a Sonora de Llegar. La juerga sucede tan cerca de la pieza que de hecho pareciese que fuese aquí mismo, en el depa. Incluso hasta hago el ademán de asomarme y un loquito levanta una lata hacia arriba como queriendo socializar su vacile. En cuanto cierro la ventana y vuelvo de la cocina, la música desaparece. Todos se habían fondeado, y solo una joven afuera, junto a la parrilla, leía unos mensajes en su celular, fumándose el último pucho para también guardarse pronto. El único vestigio de la junta sigue siendo el olor a asado que vino para quedarse, y la sensación de estar siempre dentro pero a la vez en otra parte. Sin pensarlo tanto, con esos dos elementos, una Escudo guardada en el refri y un dvd de The Verve voy armando mi propio momento de dispersión. Si es que así se le puede llamar. En un acto reflejo, voy vacilando solo a raíz de los ecos aún latentes de la juerga de afuera. Kafka decía: "No es necesario que salgas de tu casa, quédate en tu lugar y escucha... El mundo llegará a ti para hacerse desenmascarar". Ya que no se fue a la fiesta, la fiesta vino a uno, de rebote, no de lleno. Sus cenizas y su ausencia, su réplica, van marcando la tónica del panorama nocturno. Entonces me doy por satisfecho, cuento los minutos para medianoche, e, inescrutablemente, me quedo raja, siguiéndole el rastro a la mosca que busca desesperadamente escapar al exterior, hacia la noche infinita.

jueves, 12 de julio de 2018

Luis Urzúa, uno de los 33 mineros, se pronuncia sobre el encierro en una cueva de los chicos tailandeses integrantes del equipo de fútbol Los jabalíes salvajes, a cargo del entrenador y ex monje budista Ekapol Chantawong. Sostiene que lo peor no ocurre dentro, sino que afuera después de haber salido, con el ruido mediático y las secuelas psicológicas de tan extrema experiencia. Sus palabras son las siguientes: "Cedimos todos los derechos sobre lo ocurrido a abogados y productores. Hoy por hoy no podemos ni siquiera vender una chapita de los 33, mucho menos escribir un libro ni protagonizar una película". Aunque parezca inverosímil, el reclamo de Urzúa ocurre en un contexto particularmente delicado para la libertad de información y los resquicios legales que restringen su circulación bajo la excusa de la propiedad intelectual. "No era para hacernos ricos, pero era para tener una vida tranquila" repite Urzúa en referencia a la tan bullada película 'Los 33', dirigida por Patricia Riggen, protagonizada por Antonio Banderas, e inspirada en el libro "En la oscuridad", del periodista Héctor Tobar. Por supuesto, ni la película ni el libro le han generado dividendos a sus propios personajes. Resulta ridículo que las propias víctimas devenidas luego en mártires y "héroes nacionales" no puedan, como legítimos protagonistas de su drama, ser soberanos de su propia historia. Llamarlo ignominia, absurdo, contrasentido, es poco. Pero es así como funciona la lógica contractual de la imagen en un escenario en el cual todo, absolutamente todo cuenta con un precio. Un precio, claro está, privado, restringido para los sujetos de derecho, sujetos únicamente a su contingencia y miseria cotidiana. El pago de Chile. Por otro lado, el proceso de blanqueamiento de imagen para el entrenador Chantawong alcanza un ribete similar, solo que todavía sin la odiosa explotación mediática de por medio, sin ese ojo orwelliano que indaga en el ente del espectáculo como quien indaga en un rentable recurso natural. Se ha generado, eso sí, un círculo de protección en torno a las principales figuras: los 12 "jabalíes salvajes". La transmutación épica exige un alto sacrificio a cambio de la celebridad. Así lo evidencia la última iniciativa del gobierno de Tailandia: transformar la cueva del encierro en un museo de exhibición. La glorificación de la tragedia, contrapuesta a la espectacularización de la misma, tan propia de nuestra idiosincracia.
Aniquilación en el Ex teatro Velarde (no aniquilación literal, Aniquilación, la película de Alex Garland). Hubo por los menos dos cuestiones en las que no había caído en cuenta:
1.- Un loquito que antes trabajaba en el equipo de cine Insomnia me hizo recordar la asociación de la idea del Área X con la Zona de Stalker. La utilización del espacio mutante y radiactivo constituía un homenaje subrepticio a esa zona prohibida que se supone cumplía los deseos de sus visitantes (con evidentes reminiscencias a Chernobyl). Adentrarse en aquel espacio, sin embargo, no suponía, como en la película de Tarkovski, el hallazgo de un lugar secreto y milagroso, sino que la exploración de un territorio sitiado por algo venido del espacio, un algo digno de alucinación, extraño por grotesco. Mientras que el viaje a la Zona implicaba un aciago autodescubrimiento y una revelación de la vanidad de nuestras ambiciones, el viaje al Área X, por su parte, conducía a las protagonistas al encuentro con la aberración de lo desconocido aflorando desde adentro y desde todos lados.
2.- La llegada de Denis Villeneuve y esta película, Aniquilación de Alex Garland, son a menudo encumbradas por la crítica como "nuevos clásicos de la sci fi". Pese a esto, difieren en la perspectiva. La de Villeneuve insiste en la posibilidad de comunicación e incluso de conciliación con el otro alienígena. La de Garland, en cambio, plantea el extrañamiento absoluto del hombre confrontado con la otredad cósmica, que rebasa y literalmente aniquila su sentido y racionalidad. De esa perspectiva se deduce la siguiente idea: la vida humana como una extravagancia genética; la otredad del ente o la criatura espacial como una amenaza al sistema humano. En este punto cinematográfico, Garland es un fiel lector de Carpenter. Y, en otro plano, remite también a la tradición de misántropos literarios como Lovecraft. Garland encarna, a su manera, ese espíritu nihilista. Todo encuentro con la otredad no sería otra cosa que un encuentro con la verdadera verdad: la aniquilación del ser.
El gesto de Mick Jagger luego del partido contra Croacia lo dijo todo: I can't get no satisfaction...

miércoles, 11 de julio de 2018

Intuyo nueva serie de Netflix. "El bombón asesino". Basado en la vida y obra de Nahir Galarza.

martes, 10 de julio de 2018

Al whatsapp llegan propuestas temáticas de estado: 

1.- Escribir sobre el entrenador Chantawong, acusado de negligencia al quedar atrapado con un grupo de adolescentes en una cueva de Tailandia. 

2.- David Lynch como el nuevo gurú de la Meditación Trascendental. 

3.- El aniversario de los "Chacarilla boys" y su asociación con la película The Wicker man de Robin Hardy. 

Usted elija la suya, o proponga otra....
Según fuentes del INE, en Chile la llamada "clase media" se describe de la siguiente manera: Clase media baja (la más desposeída), clase media media, (la de mayor porcentaje) y clase media alta (la de los aspiracionales). Ésta última sería la que se opone a la construcción de la "vivienda social" en Las Condes. Rotonda Atenas se llama la zona en donde Lavín pretende implantar su nuevo proyecto inmobiliario. El lugar es circundado por la Avenida Grecia. Curiosamente, para la perspectiva griega clásica, todo aquel extranjero que viniese desde afuera de la polis y no hablase su idioma o no comulgase con sus costumbres era considerado "bárbaro". (no así el esclavo, que ni siquiera, aun dentro de la jurisdicción política, era concebido como ciudadano. Ser ciudadano era en ese tiempo ser-en-la-ciudad). De hecho, por si fuera poco, uno de los vecinos líderes de la protesta contra las viviendas sociales, aseveró que traer gente de otros sectores a su barrio "es como traer un trozo del coliseo de Roma, el traer gladiadores, porque se van a adueñar de las calles, vamos a tener ropas tendidas por todos lados". La simetría de aquella explicación histórica con la protesta del vecino, demuestra que siglos de desarrollo urbanístico solo han servido para acentuar las brechas humanas y remarcar el límite geográfico espacial entre quintiles. El umbral entre un territorio u otro, su apropiación, no responde a otra cosa que a la voluntad de pertenecer, ligada íntimamente a la de ser. Las zonas cero, los sitios marginales, las fronteras inhóspitas, están ahí por algo. En la medida que ponemos límites al otro, al límite de nuestro espacio, en la medida que definimos ese espacio en contraposición a ese otro, dividimos un trozo de la totalidad para asimilarlo a nuestra necesidad de pertenencia. El espacio es ideológico. La clase media, por su parte, no es más que otro mito para explicar la necesidad de división socioeconómica.

lunes, 9 de julio de 2018

Celebran en los medios el que una profesora de Lota haya adaptado a una prueba el juego del Pasalabras que se hizo popular en el programa de Chilevisión. Lo hacen como si la idea en cuestión hubiese sido inventada por ellos, y como si el hecho de que haya sido usado con fines educativos convirtiese inmediatamente a los responsables del programa en brillantes agentes de la cultura. Estrategia informativa, trabajo sutil de ingeniería social, para demostrar que la tele también puede estimular los órganos de la inteligencia, no solo los bajos astrales. Muchas veces, para salvaguardar los embrollos didácticos, se hace necesario recurrir a todo tipo de tácticas a veces poco ortodoxas, contando por supuesto con nuestros queridos mass media como recurso inagotable de material. Aquí los memes, los videos de youtube y los trending topic han funcionado para estar al día con los intereses de los cabros. No se cuestiona el mérito de la profesora, claro está, sino que la utilización mediática del juego para atraer de manera sagaz a otra clase de telespectador, un telespectador que se regocija en la acumulación lúdica de conocimientos como íntimo capital cultural. El mensaje subrepticio que queda aquí es el siguiente: nuestro programa no solo entretiene, también promueve la educación. La profesora no solo ayuda indirectamente a elevar el rating de nuestro programa, sino que también se esmera en volver el aprendizaje algo entretenido. El juego como trampolín educativo. El conocimiento vuelto materia de concurso. La TV erigida nuevamente como ente cultural y hasta pedagógico, siempre y cuando eso le ayude a seguir en sintonía disimulando su propia decadencia.

domingo, 8 de julio de 2018

He reflexionado lo siguiente: el riesgo de hacerse de un nombre famoso y exponerse luego a la masa (sea de la forma que sea) es el riesgo de vender a muy alto precio la intimidad y la vida personal. Lo que es de suyo privado y lo público se confunden. Se rompe el tenue límite que dividía ambos mundos antes de lograr reconocimiento. Cualquier acción por nimia que sea se vuelve susceptible de aparecer en boca de todos y convertirse en suceso viral. Cualquier consecuencia de una acción, por ende, figurará en la balanza moral de la doxa mediática. El nombre del sujeto famoso puede en cualquier momento pasar de la máxima gloria a la peor ignominia, merced a la contraargumentación ideológica de turno. El sujeto famoso, así, va calibrando sus pasos y sus palabras como quien avanza sobre un campo minado de prejuicios. Desde el momento que se hizo de un nombre conocido, ya vendió su alma al diablo de la opinión, ya no conocerá del todo la paz, al menos que sacrifique su imagen y su ego para la posteridad. Qué serenidad y qué libertad puede hallarse, en cambio, en el anonimato, pese a su mala fama. En el siempre subvalorado anonimato, llamado mediocridad por los exitistas de siempre. Robert Walser tenía razón. Pessoa tenía razón. La reputación siempre es una carga. Se precisa deshacerse de ella, deshacerse del nombre para realmente ser alguien. "No soy nada. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada. Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo".

sábado, 7 de julio de 2018

El fundador de Beatlemanía, Mario Olguín, contaba ayer, en un concierto en el ex teatro Velarde, que la primera vez que decidió armar la banda fue cuando vio la película Help en el mismo teatro a fines de los años ochenta. "Fue una revelación. Nunca había visto a los Beatles a color. Era equivalente a verlos en vivo". En ese entonces Olguín, oriundo de Quilpué, era profesor en la Universidad de Chile. Mientras seguía recordando, dijo que cuando vio Help, algo le hizo clic. "Era o armar la banda y perseguir el éxito o seguir haciendo clases". Desde la galera, antes de comenzar el próximo tema, se oía decir: "aguanten los profes". Unos cuantos aplausos abajo y arriba. Pero cuando otro loco del público gritó "aguante los beatles", la ovación fue, a todas luces, unánime. El tema que sonó después era "You re gonna lose that girl", el mismo que sonó en la película vista por el propio Olguín treinta años atrás, a modo de revival. El feeling también era el mismo. Un amigo de Quilpué decía, al notar la masiva concurrencia al show, que la música de los Beatles era quizá la única que conseguía ese efecto transgeneracional. Estábamos de acuerdo en que Beatlemania no eran, como se suele creer, una simple banda tributo, sino que "un puente entre los de Liverpool y las nuevas generaciones". Con esa idea en mente, salíamos por la puerta trasera, antes del último bis. Al terminar el show, una bruma inundaba la plazoleta del centro, una bruma en la que se confundían las parejas con sus idilios amorosos, los abuelos con sus recuerdos melómanos, y los chicos con su ritmo juvenil.

viernes, 6 de julio de 2018

En Chile no puede haber un día del rock chileno simplemente porque en Chile no hay algo llamado "rock chileno". Fin de la historia. Con esto no quiero decir que no haya rock, que no haya bandas que toquen en formato rock, (claro que las hay, muchas geniales, otras muchas mediocres) sino que las bandas que acá nacen y se desarrollan se desmarcan de lo homogéneo de la etiqueta. Y qué bueno que así sea.
Siempre me imaginé a Super Taldo como un traductor incomprendido. En la mítica entrevista de Bernando de la Maza, si uno hila fino y escarba entre medio de las chuchadas y groserías involuntarias de Agustín Arenas, se puede apreciar su afición por la escritura. Confesaba tener una compulsión enfermiza por escribir, "papel que fuese lo llenaba de texto". Para él, según su testimonio, copiar argumentos de películas era una manera de darle una dirección, algún equilibrio a su discurso, a su mente. En medio de exabruptos daba a conocer incluso su proyecto de novela, llamada precisamente Super Taldo, un seudónimo para hablar de Hugo Montaldo, su personaje principal, "famoso en el mundo entero como extirpador de malhechores y delincuentes". Soñaba con una escritura que reflotase a una suerte de héroe. Su síndrome no era tan solo una condición, era un campo de batalla. Fuera de hueveo, sería genial dar remotamente con algún manuscrito de Agustín Arenas. Sin llegar a leerlo, uno ya puede elucubrar más o menos la forma y el fondo de esas hojas desprolijas, llenas de garabatos pero también, a su vez, llenas de genio. ¿Cómo combatir el exabrupto y pese a eso seguir escribiendo? Preguntas que se le podrían haber hecho a Super Taldo, pero que en realidad se le podrían hacer a cualquier escritor. Meterse en el oficio no es otra cosa que combatir las imperfecciones del propio lenguaje. Hacer suyo el garabato, encarnarlo, para luego sublimarlo.

miércoles, 4 de julio de 2018

Las calles del centro, vacías, melancólicas, heladas, después de la lluvia. Así deberían estar siempre.
Me he estado acordando harto del episodio Hated in the nation de la tercera temporada de Black Mirror, últimamente. ¿Qué pasaría si el día de mañana, ciertos personajes que se han vuelto trending topic, luego de una masiva funa virtual y de la viralización de un hashtag de odio o repudio en su contra, amaneciesen muertos, despedazados por un enjambre de abejas metálicas hackeadas y manipuladas por un oscuro Mr Robot, que pretende dar una lección moral a medio país a raíz de su llamado "juego de las consecuencias"?. El episodio, aunque exagerado, no resulta tan inverosímil, e invita, desde la perspectiva del hacker, a repensar el fenómeno de los haters vía redes sociales. Estos serían víctimas y, a la vez, cómplices del macabro juego de las consecuencias. La treta en el capítulo invita a reflexionar lo siguiente: en qué medida Internet se volvería un campo de batalla entre un bando moral y otro; en qué medida se estaría dispuesto a adherir a cierta trinchera con tal de ganar un espacio dentro de la opinión mediática, aunque eso implique destruir a su paso unas cuantas reputaciones. La conclusión en el episodio, eso sí, es totalmente inesperada: los pequeños sicarios metálicos acaban también con cada una de las personas que se manifestaron virtualmente en contra de los sujetos que en un principio fueron funados por tal o cual motivo. Como un titiritero maligno, este Mr Robot oscuro lleva aún más lejos su juego de las consecuencias. Plantea que el odio se vuelva contra los propios usuarios, en una suerte de karma que no discrimina a nadie. El precio que se paga por tamaño ajusticiamiento es mayúsculo. Para este hacker, no habría real equilibrio en esa justicia, sino que un indefinido choque de fuerzas, de voluntades que rompen el límite del otro hasta que alguna de ellas ceda en algún punto. La ética no sería otra cosa que esa frontera orgánica entre la integridad y la aniquilación, mediada por el siempre incesante trato con ese otro, a veces abierto al mundo, a veces cerrado por intransigencia.
Soñé que estaba detenido. No recuerdo el contexto. La sensación era la de no saber la causa. Extrañamente rejas adentro no había nadie que vigilara. Incluso hasta se podía salir. Así lo hice. En una esquina había dos efectivos. Algo me decía que pese a esa libertad no podía salir arrancando. La afirmación psicológica de alguna condena kafkiana. Avancé más allá y en un paseo había una chica de onda rastafari. Era de noche. Estaba contando unos billetes entre medio de unas cartas. Pese a la oscuridad, el tránsito alrededor no cesaba. De un momento a otro, nos encontramos conversando. Decía cosas ininteligibles, o tal vez cosas anodinas, mundanales, para prolongar el hilo de la conversación. La cuestión es que no logré retener ninguna de las palabras compartidas esa noche. Solo reaparece de tanto en tanto su cabellera de rastas, negra azabache, algo azumagada, confundiéndose con el tono de la atmósfera. A medida que esa escena muda avanzaba, la sensación en el corazón de la calle era la de algún motín o redada policial. El aire estaba convulso. A lo lejos, desde el lugar donde salía, se formaba una niebla. Algo me decía que debía volver. Estaba detenido en teoría, pero no en la práctica. Los efectivos no parecían darse cuenta, demasiado enfrascados en su inercia. Entonces caminé de vuelta por el paseo. Su forma era similar a la de plaza Italia. No quería volver, pero algo me impelía a regresar. Algún mandato onírico, alguna señal. Todo permanecía oscuro, con la salvedad de que al regresar al sitio cero de la detención, el zafarrancho de la ciudad iba disminuyendo progresivamente, hasta volver a la quietud parsimoniosa del principio. Desaparecían también los efectivos. Solo quedaban la entrada del calabozo y la bruma de la calle que inundaba su contorno. Ninguna otra cosa ocurrió. El momento de la indecisión, tan impreciso como inenarrable, significó a su vez el final del sueño.

domingo, 1 de julio de 2018

Imaginacción

Imaginacción es el nombre de la agencia comunicacional encargada de asesorar a empresas y personas del medio público que pasan por episodios críticos. Fue fundada por el ex ministro de Aylwin, Enrique Correa, y funciona con la mayor confidencialidad posible, prestándole ropa y lavándole la imagen a medio mundo. Por medio mundo entiéndase miembros de las Fuerzas Armadas, sacerdotes católicos, ex ministros en investigación e incluso personajes televisivos como Herval Abreu. A la parrilla se suma ahora Nicolás López, acusado de acosos sexuales por un gran número de actrices que en su momento trabajaron con él. La respuesta de la agencia frente a los medios fue rotunda: declararon que todas las denuncias en contra de López fueron sacadas de contexto. Todo parece indicar que ninguna de las partes implicadas va a ceder en su versión de lo ocurrido. Y para eso está precisamente Imaginacción, para dar la cara por los sujetos envueltos en la madeja de sus propios intereses. Requerida como agencia mercenaria, invocada como deus ex machina, es el lobby secreto de nuestro pequeño universo mediático. Su nombre no puede ser otra cosa que un oxímoron, una contradicción simbólica.