lunes, 15 de agosto de 2022

Entrevista en Forbes a Julian Assange, año 2010:

"¿Te consideras un partidario del libre mercado?

Totalmente. Tengo diferentes posturas hacia el Capitalismo, pero me encantan los mercados. Habiendo vivido y trabajado en diferentes países, he podido comprobar el formidable dinamismo en, por ejemplo, el sector de la comunicación de Malasia comparado con el americano. En Estados Unidos todo es vertical, integrado y encorsetado. Por eso mismo no tienes un libre mercado ahí. En Malasia tienes un amplio abanico de participantes. Ahí puedes ver los beneficios de ese resultado".

"Te has ganado la reputación de antiestablishment y antiinstitución

No del todo […] No es correcto meterme en ninguna escuela filosófica o económica, porque he aprendido de muchos, y una de ellas es del liberalismo americano (American libertarianism) y mercado liberal (market libertarianism). Por lo tanto, en lo concerniente al mercado, soy liberal (libertarian), pero tengo suficiente experiencia en política e historia para saber que el libre mercado acaba en un monopolio a menos que lo fuerces a ser libre".

"WikiLeaks se diseñó para hacer el Capitalismo más libre y ético".

Este hallazgo periodístico nos deja varias preguntas. Si el propio Assange, hoy perseguido por el Deep state norteamericano, señaló en su momento que él abogaba por un libre mercado, visión de la economía más próxima a la derecha liberal ¿Por qué son los sectores de izquierda, inclusive simpatizantes del socialismo y el comunismo, los que lo apoyan de manera más ferviente? Esto es fácil de responder para quien ya superó la engañosa dialéctica del sistema y, en cambio, se atreve a ver las cosas “fuera de la máquina” para apreciar los valores fundamentales.

Assange representa, a estas alturas, el paradigma del combate contra el imperialismo yanqui, de ahí que es fácil deducir por qué aquellos sectores ven en el periodista otro mártir de la causa, aunque él no sea necesariamente un tipo de izquierdas, sino que sencillamente un “librepensador” consecuente con su labor y con sus principios.

Por otra parte, algunos liberales clásicos o libertarios en la línea de Murray Rothbard han hecho eco de la situación de Assange y lo han enarbolado, más bien, como mártir de la libertad de expresión y de información en una sociedad democrática y republicana.

En el fondo, hay que pensar en Assange como una figura transversal que lima las asperezas políticas y las aparentes disputas teóricas entre distintos sectores, porque apunta a un enemigo común, poderoso, cínico e implacable, y levanta una bandera justa que pocos, en la actualidad, están dispuestos a izar, sin antes desplegar sus propios intereses y agendas y caer presos del juego binario, de la fatal división que tiene a la ciudadanía enfrentada por disputas del todo intrascendentes, que no tocan ni un centímetro el núcleo del poder real.