La poeta y abogada se hizo conocida en los medios de su país por un horrible crimen: matar a su madre con más de 60 puñaladas, el año 2005. Se justificó alegando defensa propia. Sin embargo, las pruebas apuntaban a que ella fue la agresora, y tampoco existen evidencias del maltrato que supuestamente la madre le habría ocasionado a su hija, motivo que Llamoja siempre repite para hablar sobre su animadversión hacia ella. La condenaron a 20 años en un principio. Más tarde, le rebajaron la pena a 12. Finalmente, solo cumplió un tercio de esta pena, y salió en libertad en el año 2009. Dicen que tuvo mucho que ver la influencia de su padre, un juez connotado (o sea, en buen chileno, "la sacó barata"). Su hermano nunca estuvo de acuerdo con esta resolución, y esperaba que Giuliana pagase de verdad y se hiciese justicia. El crimen develó la tortuosa relación de la familia Llamoja.
Al salir, Giuliana se dedicó a retomar su vida literaria. Publicó el 2010 un libro llamado "El amor y la Vía Láctea". Hasta fue entrevistada para la televisión por Jaime Baily. Dos años después, el proceso judicial en su contra fue retomado, emitiendo una orden de detención por incumplir requisitos de libertad condicional. Se supone que esa orden quedó sin efecto, y hasta el día de hoy lleva una vida relativamente exitosa dentro del medio literario peruano y, sobre todo, al recibirse de abogada. Su caso es, por decir mucho, curioso, con tintes surrealistas. ¿Cómo se entiende que una parricida confesa haya tenido ese destino tan favorable? Muchos detractores la califican como "la reina de la impunidad y la corrupción judicial peruana". De todos modos, hizo de su historia algo absolutamente novelable.
La literatura, en consonancia con la vida, tiene eso de sarcasmo y humor negro que subvierte el orden lógico de los acontecimientos, dando lugar a historias completamente fuera de guion. A pesar de lo execrable de su crimen, (jamás podría aceptar estar con una parricida) hay algo en Llamoja que atrae, algo inevitable, algo de mujer fatal, un instinto tanático envuelto de belleza y de poesía.
El singular caso de la peruana Giuliana Llamoja se emparenta en algo con el de María Carolina Geel. Si bien las víctimas y las motivaciones fueron distintas, ambas guardan una relación estrecha con la literatura, y ambas, pese a lo infame de su reputación, salieron bien libradas. Llamoja vive feliz de la vida, haciendo de la poesía su pasión y del derecho su vida; y Geel fue incluso indultada por el presidente de su tiempo, a pedido de Gabriela Mistral. ¿Homicidas redimidas? Ante los ojos de la sociedad, es muy posible. La justicia a veces pareciera inclinarse hacia un lado de la balanza. En este caso, una joven matricida jugó sus cartas y ahora es una mujer libre de culpa. ¿Su conciencia estará igualmente libre? No lo podemos saber. Solo ella, en su fuero interno, puede responder eso.
Leamos un poco de sus poemas para comprender su sentir, sin moralina. Con la mirada estética, artística, libre de prejuicios y consideraciones morales.
DeciderEs noctuRnOS
si mi carne no entiende al espíritu
y mi espíritu se resiste a mi carne
SEÑOR
NO ME DEJES SER YO, SINO SÉ TU Y HAZTE HOMBRE.
Dejemos entonces de jugar a la santidad
si puedo dejar de ser mujer
y empezar a ser trigo...
... trigo y entender al ser
que vivo.
SEÑOR
He roto las alas en media estación
Grávidas pululan las golondrinas
Han llegado a tu ventana con un horizonte enmarcado de distintos soles
Sol blanco, sol verde
Blanco blanco verde Verde
pero sol, al fin y al cabo
SEÑOR
No me dejes ser yo sino sé tú y hazte como yo.
Confíname entonces en la pantomima de tu mirada inefable
O échame en tus brazos
Y hagámonos UNO
UNO porque no sólo de pan vivirá el hombre
y en esta viandante cena
que me duele tanto y tanto
el pan que me debes es el que jamás yo he de pedir.
Has abierto la puerta pero no hallaste a Aleister Crowley
Escarbaste en el lecho de las vastas galerías
El jadeo de las antiguas y cálidas flores mutiladas buscándolo
La angustia ignota de quien va solo a la batalla del contagio con todo placer
Se escondió en el follaje sin tibieza susurrando su hambre
Y el goce de las desdichas que gritan el pecado de la bestia que liquidó el lenguaje
De los cristianos que insisten en murmurar mis defectos
Y reconocer la perfección del vals
Que danzan los cuerpos con un bastón ilegible en su brutal extrañeza
Te conjuran
Tú que perseguiste el sacrificio de las águilas en el fuego de las sábanas
Mírate aterido ebrio tras los sórdidos despojos
Como el soldado que pacta con el enemigo
Entregaste mi túnica mi demencia pronunciada por
El ulular de los lirios torpe cuerpo de actitud temblorosa y
Aquí estoy en
Cada esquina como un monumento
Graznando partituras perversas en la que copa que el
Vino derrama
En las cenizas
Tras el inocente resplandor que ocultan las legiones de
Ángeles coléricos de primitivos mortales condenados
Por el salvaje instrumento de tortura que
Escarba en parentesco de los cuervos y los ídolos que
Han hecho de su ruina un sudario destinado a secar la sangre armoniosa que recorre
El albedrío de los ahogados en las legiones ocultas
Para atravesar el césped destruyo animales nocturnos
Fieras sacrificadas por Aleister Crowley
Escarbaste en el lecho de las vastas galerías
El jadeo de las antiguas y cálidas flores mutiladas buscándolo
La angustia ignota de quien va solo a la batalla del contagio con todo placer
Se escondió en el follaje sin tibieza susurrando su hambre
Y el goce de las desdichas que gritan el pecado de la bestia que liquidó el lenguaje
De los cristianos que insisten en murmurar mis defectos
Y reconocer la perfección del vals
Que danzan los cuerpos con un bastón ilegible en su brutal extrañeza
Te conjuran
Tú que perseguiste el sacrificio de las águilas en el fuego de las sábanas
Mírate aterido ebrio tras los sórdidos despojos
Como el soldado que pacta con el enemigo
Entregaste mi túnica mi demencia pronunciada por
El ulular de los lirios torpe cuerpo de actitud temblorosa y
Aquí estoy en
Cada esquina como un monumento
Graznando partituras perversas en la que copa que el
Vino derrama
En las cenizas
Tras el inocente resplandor que ocultan las legiones de
Ángeles coléricos de primitivos mortales condenados
Por el salvaje instrumento de tortura que
Escarba en parentesco de los cuervos y los ídolos que
Han hecho de su ruina un sudario destinado a secar la sangre armoniosa que recorre
El albedrío de los ahogados en las legiones ocultas
Para atravesar el césped destruyo animales nocturnos
Fieras sacrificadas por Aleister Crowley
Imagino tus dominios
El sendero que persigo
Hoy tomaré tus piernas las hundiré entre las raíces de cualquier árbol e Invocaré tu nombre
Bautizaré a tus hijos y los coronaré con
La baba que expulso en la orilla
Con la rabia que se inocula en la puerta que no terminas de abrir
Trataré de expresar lo que nadie sabe
Las abluciones y los remedios mágicos
Que harán de ti un hombre puro
Y serás todo claridad
Tu origen bárbaro no te traicionará ni las palabras extranjeras que
Pronunciadas por un gélido epitafio nos
Digan that is enough that is enough ya basta ya basta
Es la humedad de la desgracia el invencible relámpago sepultado en el lenguaje
Donde te hallas desnudo y con frío
¡Agitemos la hiedra de las paredes!
Los agujeros de los muros
El sermón de los curas que ahogan niñas para la ceremonia de su iniciación
Y hay una mujer que canta
Cuyo eco madura en la fuerza de cualquier garganta
Con el ruido seductor de la belleza de un trueno en pie y
Una estatua bendecida por las niñas ahogadas por los curas
Con mi dedo rozo tu cráneo Aleister Crowley
La mitra que gobierna nuestra casa devastada por
Aquellas vírgenes más puras que esta grieta
Pero yo te llamo ven a mí y yo te llevaré a todas ellas
Escanciaré vino en su sexo sinfónico
Alistaré sábanas blancas misterios gozosos
Cerraré sus ojos para siempre
No quitaré mi mano
Estaré lista para impedir que profanen el sacrificio de tu eternidad
Y no podrán con mi delirio
Porque es demasiado tarde para arrancarnos los ojos y
Desmembrar esta córnea si intentan capturar mi luz
Mañana tomaré tu cuerpo
Escribiré con tus pies mi rostro mutilado por el tiempo
Y seré más de una en la harina de tus huesos
El sendero que persigo
Hoy tomaré tus piernas las hundiré entre las raíces de cualquier árbol e Invocaré tu nombre
Bautizaré a tus hijos y los coronaré con
La baba que expulso en la orilla
Con la rabia que se inocula en la puerta que no terminas de abrir
Trataré de expresar lo que nadie sabe
Las abluciones y los remedios mágicos
Que harán de ti un hombre puro
Y serás todo claridad
Tu origen bárbaro no te traicionará ni las palabras extranjeras que
Pronunciadas por un gélido epitafio nos
Digan that is enough that is enough ya basta ya basta
Es la humedad de la desgracia el invencible relámpago sepultado en el lenguaje
Donde te hallas desnudo y con frío
¡Agitemos la hiedra de las paredes!
Los agujeros de los muros
El sermón de los curas que ahogan niñas para la ceremonia de su iniciación
Y hay una mujer que canta
Cuyo eco madura en la fuerza de cualquier garganta
Con el ruido seductor de la belleza de un trueno en pie y
Una estatua bendecida por las niñas ahogadas por los curas
Con mi dedo rozo tu cráneo Aleister Crowley
La mitra que gobierna nuestra casa devastada por
Aquellas vírgenes más puras que esta grieta
Pero yo te llamo ven a mí y yo te llevaré a todas ellas
Escanciaré vino en su sexo sinfónico
Alistaré sábanas blancas misterios gozosos
Cerraré sus ojos para siempre
No quitaré mi mano
Estaré lista para impedir que profanen el sacrificio de tu eternidad
Y no podrán con mi delirio
Porque es demasiado tarde para arrancarnos los ojos y
Desmembrar esta córnea si intentan capturar mi luz
Mañana tomaré tu cuerpo
Escribiré con tus pies mi rostro mutilado por el tiempo
Y seré más de una en la harina de tus huesos