miércoles, 11 de enero de 2023

Tras el triunfo de la “Cocina por Chile” ¿Qué hacer? Algunos descargos y consideraciones

Tras el triunfo del Acuerdo por Chile se confirmó, una vez más, que la clásica división izquierda y derecha se ha vuelto cada vez más superficial, y el andamiaje histórico que la sostenía se ve relativizado por la nueva contingencia y, en específico, por los intereses particulares del mundo político. Sin embargo, las reacciones de cierta izquierda y de cierta derecha no se hicieron esperar. Pamela Jiles, diputada humanista, ha argumentado, durante una sesión de comisión, que el Acuerdo “traiciona” el mandato de la gente, algo similar a lo que dijo el diputado republicano Gonzalo De la Carrera, en un punto de prensa, después de saberse el resultado de la “cocina”.

Ambos coinciden, finalmente, en que los políticos se han coludido para levantar un acuerdo antidemocrático y a espaldas de la ciudadanía, lo cual lleva a reflexionar acerca de la profunda crisis institucional que no hace más que acentuarse bajo este verdadero “pacto de traición”. Con sumo cinismo, ahora, los políticos pretenden garantizar un proceso constituyente transversal, y los disidentes a la política (o, al menos, a la “oficial”) reavivan su repudio a este “Golpe de Estado”, a esta vil transgresión a la soberanía y a la democracia.

A la luz de los hechos, ya no se sabe, ni siquiera, si todavía existe algo como la “izquierda” y la “derecha”, y tampoco queda claro quiénes son los protagonistas y los antagonistas de esta historia. Lo único seguro es que la lectura de los acontecimientos históricos que llevaron a Chile a este punto nos puede sumergir en un aparente bucle sin salida. Pero resulta más asertivo fijar la mirada en el presente y hacerse, en cambio, las preguntas adecuadas. ¿Tiene sentido seguir pensando la política en los mismos términos que hace tres años? ¿Será posible que los problemas de fondo que aquejan nuestro Chile y el actual estado de cosas sean tan complejos que superen nuestras preconcepciones de la realidad? Asimismo ¿Será factible aprovechar la coyuntura para hacer un profunda autocrítica y cambiar algunos paradigmas mentales y espirituales con los cuales hemos venido funcionando?

Me refiero concretamente a un cambio en la valoración de la política como práctica y como discurso. Superar partidismos, ideologismos y, por supuesto, caudillismos, con el fin de ir al quid del asunto, y ese asunto consiste en una realidad país atravesada por muchísimas variables que requieren de una mayor comprensión y un esfuerzo adicional. En lo personal, me aventuro a decir que una de esas variables –de carácter geopolítico- posiciona a Chile como un agente decisivo en el panorama internacional. Inmediatamente, habrá que pensar en el papel que juega Chile acá, cuál sería la función de los políticos en esa trama y cuál sería, en consecuencia, el sentido de la “resistencia” contra este orden de cosas. He aquí, a mi juicio, algunos puntos de partida sobre los cuales jugar algunas cartas, en aras de una visión a futuro y un probable plan de acción.