miércoles, 1 de mayo de 2019

"La clave burocrática subyacente es la capacidad para soportar el aburrimiento. Para operar con eficiencia en un entorno que descarta todo lo que es vital y humano. Para respirar, por así decirlo, sin aire. Es la clave de la vida moderna. Si eres inmune al aburrimiento no hay literalmente nada que no puedas conseguir”, mencionaba David Foster Wallace en El rey pálido. Tal vez la definición más certera respecto a la experiencia laboral asumida desde la posmodernidad, recordando aquellas pegas de los empleados públicos del IRS que se pasaban horas y horas revisando manualmente declaraciones de renta, con poca o ninguna ayuda informática, mientras nuestro escritor se detenía en las divagaciones que hacían sus personajes oficinistas sobre sus problemas dermatológicos a la hora de tomar el café. (La reflexión absurda para sacar la vuelta; sacar la vuelta como la vuelta de tuerca al trabajo). De acuerdo a la definición ofrecida por Foster Wallace, entonces ¿qué oficios o trabajos han tenido ustedes que caigan dentro de este espíritu? Pensé en algunas pegas de lo más monótonas y tautológicas. La misma de conserje que llevo ejerciendo de vez en cuando durante algún tiempo. También se me vino a la memoria una pega que realizamos con unos amigos, en la cual había que plantarse en un sitio cercano a una carretera donde fluyera harto tráfico para hacer un conteo de los vehículos que por allí pasaban, de acuerdo a diferentes categorías de análisis. Creo que hace un par de semanas caché a unos cabros en esa misma situación, a la altura de av Marina en Viña. Se habían tomado una pequeña esquina a la altura del puente para desarrollar su labor de hormiga, pacientemente, de manera estoica, a vista y paciencia de los transeúntes que por allí pasaban, corriendo el riesgo de también ser incluidos en esa lista neurótica.
Me llega una cadena wasap de una coordinadora del instituto donde boleteo. Celebra a los trabajadores. Sería genial que, en lugar de pagar con cheque por el trabajo hecho, el pago fuera por medio de una transferencia tan expedita e inmediata como esa misma cadena viral sobre el día del trabajo.