El derecho a la palabra es un mínimo civilizatorio. El mínimo de los mínimos. Sin embargo, en toda palabra hay también una latente barbarie, movida por el orgullo y la pasión.
jueves, 6 de marzo de 2025
Soy de la idea de que cualquiera de los candidatos presidenciales en competencia va a perpetuar el mismo orden de cosas. Al igual que su contraparte política. No habrá nada que puedan hacer más allá de sus respectivas agendas. Seguir creyendo en el sistema eleccionario y su fraude, después de toda el agua que ha corrido bajo el puente, sigue siendo una fatal necedad.
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