domingo, 4 de julio de 2021

¿Qué está pasando exactamente fuera del ex Congreso durante el día de la instalación de la Convención Constituyente? ¿Por qué la Lista del Pueblo convocó una marcha y ahora hay mambo frente a la Convención? ¿Buscan "fiscalizar" a los constituyentes? ¿Proclamarse ellos la auténtica "voz del pueblo"? ¿No se supone que ambos bloques quieren lo mismo? ¿No se supone que hay cuarentena los fines de semana? Al parecer se repite la misma dinámica de la Revolución Francesa. Por favor, que alguien me aclare el panorama, porque no entiendo nada.
La carrera del poder por las vacunas en el mundo ha desatado una verdadera “Nueva Guerra Fría”. Cuba no quiso ser menos, y con la fama de su sistema de salud pública produjo dos vacunas propias: la Abdala y la Soberana. Estas fueron enviadas a su República hermana, Venezuela. “Una nueva esperanza para Latinoamérica” sostienen algunos medios, expectantes. “¿interferirán en la geopolítica?”, se preguntan otros tantos, más escépticos. Doctores como José Moya ya enarbolan una “bandera bolivariana sanitaria”, al afirmar que países con capacidad de producir vacunas como Brasil, Argentina, México y Cuba pueden “trabajar juntos, coordinar esfuerzos, hacer transferencia tecnológica, anteponiendo así la solidaridad del panamericanismo”. Ojo, vacunas imperialistas, les llegó competencia. Parece que ya no se puede ser lo suficientemente revolucionario si no se está inyectado con la vacuna comunista.
El otro día una chica se me acercó a la altura de la Estación Viña. Era volante del Partido UPA, Unión Patriótica. Me entregó un papelito con la leyenda “Chile despertó. Ganó el apruebo popular. Debemos seguir luchando”. Me dijo que estaban levantando la candidatura presidencial del profesor Eduardo Artés. “Él ya se tiró para el año 2017, pero esta vez se trata de Refundar Chile con la clase obrera al centro” comentó, buscando adherir mi firma. “Oye, dime ¿y qué diferencias tienen con Jadue, por ejemplo? Él también propone algo parecido”, le pregunté de vuelta, a ver si podía resolver esta disputa. “Básicamente, nuestras diferencias con Jadue tienen que ver con la forma más que con el fondo. Verás, Jadue ha abordado el tema del royalty minero y la nacionalización de los recursos naturales, eso está bien, pero creemos que ha descuidado el tema de las fábricas e industrias nacionales. Además se ha puesto el parche antes de la herida al decir que no vendrá una ola estatizadora. Creemos que con Artés se conseguirá la refundación necesaria y no la “cocina” de Noviembre”. Quedé cavilando por unos segundos los argumentos de la chica, porque seguía sin poder asimilar del todo la diferencia de Jadue con Artés, quizá solo con respecto al mayor nivel de protagonismo político del primero. Sin embargo, como repetía la chica, las cosas de fondo son prácticamente las mismas. Únicamente, para ella, Artés representaría la vía efectiva hacia una Patria Nueva, Soberana, Plurinacional, democrática y con justicia social, de perspectiva Socialista. En ese momento de cavilación, iba a preguntarle a la chica respecto a la opinión de Artés sobre Norcorea, pero preferí seguir. “¿Y cuántas firmas les faltan?”, le consulté. “Ocho mil para inscribir la candidatura”, respondió. “Uf, suerte entonces. Los simpatizantes de Jadue podrían darles una mano”, dije, haciéndome el chistoso. “No sé ahí. Preferimos seguir con Artés”, replicó la chica, convencida.
¿Cuál sería la diferencia sustantiva entre Jadue y Artés, como para establecerse en candidaturas independientes, y no como un puro bloque?