sábado, 3 de diciembre de 2016

Imaginó de pronto que Stephen Hawking era invitado a dar un discurso de aliento para el show de la Teletón. El científico, en lugar de referirse a la discapacidad y a su trasfondo de superación, dio un escueto mensaje de advertencia sobre la situación insostenible del mundo. Este solamente decía: “Vivimos en el momento más peligroso para la humanidad". Ante un público y una audiencia estupefacta que no entendía nada, Don Francisco exigía una explicación sobre sus dichos. Hawking se limitaba a agregar: "La automatización de las fábricas y la inteligencia artificial acabarán con la clase media". Atónitos con el tono apocalíptico del científico, los ejecutivos del show exigían que rematara con una conclusión optimista. La profecía casi bíblica de nuestro hombre de ciencia desentonaba con el ambiente sensiblero general, sin dejar de sonar lúcido (y precisamente por eso). Ante la presión de los medios de comunicación, a Hawking no le quedó otra que subrayar lo siguiente: "Por eso debemos trabajar unidos como especie, para que este no sea el fin de nuestra historia". Una vez que acababa, un público ensordecido comenzaba a aplaudir, algunos con claras muestras de afectación, junto a nuestros impostados personajes televisivos. Sin embargo, nadie parecía entender todavía aquellas rimbombantes palabras de emergencia. Nadie quería, en el fondo, aceptar que todos, independiente de su condición, debían prepararse para un final inminente. La palabra humanidad se perdía, de ese modo, entre la masa caritativa, sin ánimo de reflexión.