sábado, 21 de marzo de 2015

En una lectura de amigos en Villa Alemana, uno de ellos, llamado el Black Bird, dijo lo siguiente al conversar, después de lo que fue un acto entre leído e improvisado: "No publico. Ni siquiera salgo mucho. Simplemente aparezco y me viro". Faltan más artistas de la desaparición. Que de repente aparezcan sin invitación, por la puerta trasera, haciendo de las suyas, instalando la duda, sembrando la discordia, y se hagan humo como sus palabras y locuras. Ni hablar de calidad, ni tampoco de conocimiento; solo la actitud, las agallas, ese encabronamiento de todo contra todo, endiabladamente malo pero categóricamente vivo, frente a la vanidad legendaria de la obra, de los méritos, de la crítica, brindando por otro pedazo de materia gris vendida a los círculos de siempre y arrojada al sótano de la posteridad.