En una lectura de amigos en Villa Alemana, uno de ellos, llamado el Black Bird, dijo lo siguiente al conversar, después de lo que fue un acto entre leído e improvisado: "No publico. Ni siquiera salgo mucho. Simplemente aparezco y me viro". Faltan más artistas de la desaparición. Que de repente aparezcan sin invitación, por la puerta trasera, haciendo de las suyas, instalando la duda, sembrando la discordia, y se hagan humo como sus palabras y locuras. Ni hablar de calidad, ni tampoco de conocimiento; solo la actitud, las agallas, ese encabronamiento de todo contra todo, endiabladamente malo pero categóricamente vivo, frente a la vanidad legendaria de la obra, de los méritos, de la crítica, brindando por otro pedazo de materia gris vendida a los círculos de siempre y arrojada al sótano de la posteridad.