sábado, 11 de marzo de 2023

Qué lugar tendría tu poesía (poema)

Y dime, querida ¿Qué lugar tendría tu poesía en un futuro dominado por la inteligencia artificial?

¿Seguirías resistiendo el arquetipo de la musa, cuando ya no haga falta su inspiración?

¿Serían tus versos capaces de atravesar el desierto de lo real?

¿Podría su ritmo interno, su carne, su dolor, sortear el algoritmo, sin automatizar la palabra, error eterno del sistema?
En Reino Unido, en la comunidad de Birmingham, una mujer llamada Isabel Vaughan Spruce fue arrestada por la policía bajo sospecha de encontrarse rezando frente a una clínica abortista. Y la mujer ni siquiera estaba rezando a viva voz ¡lo hacía en su mente! La autoridad local, en efecto, tenía la orden de prohibir que la gente rezara u ofreciera asesoramiento a futuras madres, pero Isabel solo estaba parada en una esquina, cerca de la clínica, sin decir ninguna palabra ni levantando ninguna clase de propaganda religiosa.

-¿Por qué está aquí hoy?-, le dijo un oficial a Isabel.

–Físicamente, estoy parada aquí-, le contestó ella.

-¿Por qué aquí, de tantos lugares? Sé que no vives aquí-, continuó el oficial. -¿Estás rezando?

-Puede que esté rezando en mi cabeza-, respondió Isabel.

-Está bien, entonces está bajo arresto por sospecha de incumplimiento de la orden de protección del espacio público-, afirmó el oficial, con suma severidad.

Tras su arresto, Isabel, directora de la ONG 40 Días por la Vida, señaló que: “nadie debería ser criminalizado por pensar, por rezar en un espacio público”. Este caso demuestra el carácter arbitrario de la legislación en Inglaterra: llegar al extremo de establecer medidas de censura alrededor de centros de aborto. “Si un arresto por oración silenciosa no es un caso de ‘crimen de pensamiento’ orwelliano, entonces no sé qué lo es”, aseguraron en el portal británico de libre información, Spiked. Y es que esto ya no va tanto sobre el tema de los derechos reproductivos, que no son otra cosa que la agenda abortista impulsada por las elites. No. Se trata de la amenaza a la libertad de conciencia y a su libre expresión en la vida social.

¿Será que esta nueva relectura del “crimental” del universo de Orwell en 1984, ahora ataque de soslayo a los creyentes provida, convertidos en una auténtica “resistencia” ante la excusa de la protección a los llamados derechos reproductivos, para avanzar hacia un pensamiento único y un poder político cada vez más draconiano y globalista?

La respuesta nos la podría dar la ficción distópica, pero nos la da la propia realidad: todos podemos ser Isabel. Todos podemos ser Winston Smith. Pensar podría, de hecho, ser un delito. El último reducto de libertad, tu consciencia, podría ser, al mismo tiempo, el crimen y el imputado, el día de mañana. Se está cumpliendo el sueño húmedo de los totalitarios: entrar en tus pensamientos, establecer la policía de la mente, entrar en tus palabras y en tus oraciones. Piensa, porque pronto será una actividad ilícita en sí misma. Reza porque pronto el objeto de tu rezo, lo trascendente, será proscrito ad aeternum.