sábado, 15 de julio de 2023

Verdades como puños en ese desierto salvaje llamado literatura chilena (y poesía, especie aparte): "Esto es lo que aprendí de la literatura chilena. Nada pidas que nada se te dará. No te enfermes que nadie te ayudará. No pidas entrar en ninguna antología que tu nombre siempre se ocultará. No luches que siempre serás vencido. No le des espalda al poder porque el poder lo es todo. No escatimes halagos a los imbéciles, a los dogmáticos, a los mediocres, si no quieres vivir una temporada en el infierno. La vida sigue, aquí, más o menos igual." Roberto Bolaño

"A 50 años del Golpe: Comprender y Justificar." Ricardo Brodsky

"La izquierda de los años sesenta, por su parte, en sus distintas vertientes comunista, socialista y cristiana, compartían la idea de ser representantes de un proyecto ideal de superación del capitalismo. Se concebían a sí mismas como avanzada de una fuerza social conducida por la clase obrera, una vanguardia universal poseedora de un papel predeterminado científicamente sobre la evolución necesaria de la sociedad hacia un fin tan positivo como inevitable. Sintiéndose portadores de esa misión histórica, dueños del pensamiento científico, creían (y algunos lo siguen creyendo) que, si la opinión del pueblo era esquiva, era la prueba de su carencia de conciencia de clase, ignorancia sobre sus “intereses objetivos”, finalmente, de la presencia de una falsa conciencia, de una colonización ideológica por parte de la burguesía. La tarea entonces, cual evangelizadores, era llevar la verdad única al pueblo e impulsar la revolución, aún en contra de sus deseos. La distancia que ese optimismo histórico, esa ideología teleológica imponía sobre la realidad, hacía que la izquierda no solo fuera profundamente voluntarista, sino que actuara prescindiendo de la situación real del país.
(...)
Leer y estudiar el período de la Unidad Popular reconociendo sus errores y falencias que lo llevaron al fracaso, más allá de las esperanzas que el proceso despertó en el mundo popular y de las reacciones furibundas de sus adversarios chilenos y extranjeros, es, a 50 años del golpe, lejos de una traición o del negacionismo, una obligación moral de la izquierda chilena."

"El Retiro" de Roberto Bolaño. Veinte años de su muerte.

Veinte años de la muerte del Detective Salvaje y su paso por Quilpué, la Ciudad del Sol, en los años sesenta, se ha convertido en un mito por sí solo. Con un amigo pasamos por afuera de su antigua casa ubicada en la esquina de calle San Enrique con Independencia. La placa conmemorativa permanecía intacta. No así la casa, ya desvencijada por el tiempo y el abandono, pero que conserva ese "aura de viejo" que solo conservan las cuestiones destinadas a la memoria, o al olvido, que vendría siendo lo mismo.

El paso de Bolaño por Quilpué coincidió con el Mundial del 62. De pronto, el amigo se preguntó: "¿Habrá Bolaño visto jugar a Pelé? Yo no supe responderle en ese momento, pero, en efecto, ¡sí lo había visto! Cabe recordar que el astro brasilero jugó contra Santiago Wanderers en Valparaíso, y Bolaño también habría ido a la cancha en alguna ocasión. Incluso él mismo contó, en una entrevista, que le había atajado un penal a Vavá, uno de los "cracks" de la selección brasilera de esa época. Valpo y Quilpué fueron testigos, sin duda, de un joven Bolaño en su desconocida faceta futbolística, cuando todavía no emigraba a México, no era infrarrealista ni mucho menos se había dejado invadir aún por la "sombra del éxtasis" en su narrativa futura.

Seguimos caminando con el amigo y abandonamos la antigua casa de Bolaño. Continuamos vagando por El Retiro y dimos con una serie de calles muy solitarias y apacibles, muy distintas a los parajes futuros de los desiertos de Sonora. Se respiraba, en esos lados, una paz solo comparable a la vida barrial, intacta pese a la inclemencia de la historia. Tal vez esa sensación pueda ser comparable a la descrita por Jaime Quezada, amigo personal de Bolaño. El escritor nunca más volvió a la Ciudad del Sol, sin embargo, lo tuvo entre sus últimos destinos, en algún minuto de su vida, como quien pretende volver a Ítaca o como quien promete regresar con Cesárea Tinajero, pero nunca más vuelve ni regresa.

"Las veces que Roberto vino a Chile no habló nunca de Quilpué ni fue a Quilpué. Sí a Los Ángeles, sí a Mulchén, y tal vez para no perder la magia sagrada de una casa-lugar donde fue feliz: la infancia. Acaso una intuitiva manera de inmortalidad más allá de su prematura muerte”, declaró un nostálgico Jaime Quezada. También, el director Ricardo House, que dirigió el documental La batalla futura (2016) recordó aquel mítico paso de Bolaño por Quilpué: “El Retiro es un barrio que hace honor a su nombre; conocido por una enorme fábrica de fideos que ahora está en decadencia y por Bolaño." A estas alturas, Quilpué, en específico, el pacífico barrio donde vivió, bien podría ser conocido como el “antiguo pueblo de un infrarrealista”, la “Ciudad del Sol salvaje” o del “Nocturno Retiro”.


Cuadro de Jaime Gómez Villalobos.

Se dice que Leo Radvinksy, pornógrafo y empresario ucraniano-estadounidense (especial atención sobre lo de "pornógrafo"), actual dueño de la empresa OnlyFans, obtuvo, en los últimos dos años, ganancias que superan los 500 millones de dólares. ¿El heteropatriarcado capitalista lo hizo de nuevo?