martes, 23 de marzo de 2021

Una colega antes de entrar a clase iba vestida con una túnica desechable anti covid, un protector facial y mascarilla. Estaba buscando con urgencia el libro de clases en la sala de profesores. “Pareciera que va a una zona radiactiva”, le dije. “Y no es chiste”, respondió ella. “Lo que pasa es que donde vivo yo hay puros abuelitos, y tú sabes que son más propensos a tener el bicho. Además, los chicos con los que trabajo son asintomáticos, así que hay mayor el riesgo de que se puedan contagiar sin siquiera saberlo”. Dicho esto, se apresuró a ir hacia una de las salas habilitadas para clases mixtas. Apenas se despidió. Al salir, justo después de dejar la sala de profes, un fumigador pasó detrás suyo, sanitizando el acceso, como si hubiese querido descontaminar a propósito la estela de su presencia.